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BURGUESITOS, BURGUESITOS

Una floja actuación en España pone en entredicho el coraje de los escarabajos.

13 de junio de 1988

Pocos aficionados colombianos desearán recordar la Vuelta a España 1988. Lo que debía ser una lucha a muerte por parte de los ciclistas colombianos para defender el título alcanzado el año pasado por Lucho Herrera, acabó convirtiendose en una de las presentaciones más desteñidas en la historia de las participaciones en esa prueba. La única excepción corrió a cargo del boyacense Fabio Parra, jefe de la escuadra española Kelme quien, gracias a la acertada dirección técnica de Rafael Carrasco y a su probado coraje, logró estar entre los primeros de la carrera y pelear seriamente el liderato en la etapa del pasado viernes, última montañosa, cuando atacó en el último premio de primera categoría y alcanzó a ser líder transitorio. Al cierre de la presente edición, Parra estaba quinto en la general a 6 segundos del lider, Anselmo Fuerte. Aún faltaban dos etapas, una de ellas contra-reloj sobre 29 kilómetros, en la que se esperaba un ataque a fondo del irlandés Sean Kelly, favorito para alzarse con el triunfo final, quien de lograrlo, ganaría por primera vez en su vida una de las tres grandes pruebas por etapas del mundo (el Giro de Italia, el Tour de Francia y la Vuelta a España).

Para los colombianos la decepción fue total. La principal carta, Luis Herrera, justificó su pobre actuación con la disculpa de estarse preparando para el Tour, su gran objetivo. Lo cierto es que, teniendo en cuenta que se trataba del campeón reinante, Herrera debió esforzarse mucho más haber llegado mejor preparado y, por lo menos, haber peleado la montaña.
No se trata tampoco de que estuviera obligado a ganar, pero sí se esperaba que, por lo menos, hubiera terminado con una diferencia no superior a los 5 minutos con respecto al vencedor, y ubicado entre los 10 primeros de la general. Por otra parte, si Lucho no tenía intenciones de pelear a fondo la Vuelta, debió colaborarle a sus compañeros para que alguno de ellos tomara el liderazgo en la escuadra y buscara una buena ubicación. Pero ni Herrera ni ninguno de sus compañeros quisieron esforzarse, corrieron de mala gana, se mostraron desmotivados y, tal vez como consecuencia de los buenos sueldos que ganan, de la atención que se les brinda y del cariño que el público ha volcado en ellos, lucieron totalmente aburguesados.

"Muy bueno sería que Herrera fijara en corredores como Kelly quien no sólo corre desde comienzo de lemporada para prepararse sino que lucha por ganar todas las prueba en que compite", comentó un conocedor la semana pasada. Además tanto corredor como técnico debieron pensar en que está muy lejano el día en que Herrera gane el Tour--para la que se necesita un corredor de condiciones excelsas en todos los terrenos-y debieron concentrarse en la Vuelta, con un trazado mucho más apto para los escaladores y en la que había el compromiso serio de defender el titulo del 87.

En las toldas de los otros dos equipos colombianos las cosas no fueron menos dramáticas. Postobón que ganó el título por equipos el año pasado, este año terminó desvertebrado. Al igual que el Café de Colombia perdió 6 de sus 10 integrantes. Pacho Rodríguez, el lider del equipo, se retiró contra la voluntad del técnico y del médico de la escuadra, al parecer porque no quería seguir sufriendo. Y en el deporte, quien quiera triunfar tiene que sufrir. La escuadra de Pony Malta, que por primera vez competia en Europa, sufrió fuertes bajas desde un comienzo, cuando varios de sus integrantes fueron descalificados por llegar fuera del tiempo reglamentario.
Y para colmo de males, Manuel Ignacio Gutierrez, su director técnico, salió con unas destempladas declaraciones a la prensa cuando afirmó que a su equipo no le importaba tanto la carrera como la propaganda que se le hiciera al patrocirlador, sin tener en cuenta que la mejor-publicidad es una buena actuación.

El desastre del ciclismo colombiano en la Vuelta a España fue tal, que se está pensando en contratar en un futuro próximo, rodadores europeos para que ayuden a los escaladores en las etapas llanas, una medida que debió tomarse hace mucho tiempo cuando se comprobó que técnicamente los colombianos no están preparados para ese tipo de esfuerzos. Por el momento, queda claro que habrá que tomar medidas drásticas para mejorar el rendimiento y la motivación de los ciclistas, especialmente por parte de los patrocinadores, que deben estar pensando si se justifica invertir millones de dólares en un grupo de corredores que, de las decenas de pruebas en las que participan, escogen sólo una para justificar la inversión. --