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CAMISETAS MILLONARIAS

Las principales marcas de ropa e implementos deportivos del mundo libran una batalla sin cuartel por vestir a las selecciones de fútbol participantes en Francia 98.

22 de junio de 1998

Hace dos semanas la Selección Colombia de fútbol cambió. No fue una variación en el estilo de juego o el reemplazo de alguna de sus estrellas. El cambio fue más superficial, de maquillaje,pero no por eso menos importante. El equipo estrenó un nuevo uniforme con el que asistirá a Francia 98.
El asunto puede sonar ligero. Pero la realidad es que la trascendencia va mucho más allá de ser una simple transformación estética o un cambio en el diseño y materiales de los elementos deportivos que emplearán el 'Bolillo' Gómez y sus muchachos. La razón fundamental es sencilla: por utilizar el nuevo uniforme la Federación Colombiana de Fútbol (FCF) recibirá un millón de dólares anuales durante los próximos ocho años por parte de la multinacional estadounidense Reebok, que será hasta 2006 la proveedora oficial de la indumentaria de la Selección. De esta forma Colombia entra a ser parte de un selecto grupo de equipos a los que una marca deportiva les paga para que luzcan sus implementos deportivos. Hasta la firma de ese contrato la selección colombiana era una de las pocas que no recibía algún dividendo económico por portar una camiseta de su patrocinador.
El mundial disparó la guerra que existe desde hace varios años entre las grandes marcas de implementos deportivos. Compañías como Adidas, Nike, Kelme o Puma llevan mucho tiempo en una verdadera cacería de selecciones para patrocinar (ver recuadro). Al fin de cuentas todas estas multinacionales saben que el fútbol es el deporte que más ingresos les puede generar, y mucho más durante un mundial.
De acuerdo con una investigación del diario El País, de España, en toda Europa el mercadeo de productos deportivos de fútbol mueve cada año alrededor de 200 billones de dólares. En enero del año pasado Nike firmó un contrato de patrocinio por 10 años con la selección brasileña por un valor de 400 millones de dólares. Es decir, que la Federación Brasileña de Fútbol se embolsará 40 millones de dólares anuales simplemente porque su seleccionado utilice las prendas de Nike. Esa transacción convirtió la camiseta de Brasil en la más cara del mundo. Le siguen las de Alemania y Argentina, por las que Adidas cancela cada año cerca de 20 millones de dólares a sus respectivas federaciones.
A la hora de establecer el valor de las camisetas de cada una de las selecciones se tienen en cuenta factores como historia, títulos, figuras y categoría de los equipos. De allí la diferencia que existe entre los valores de los conjuntos que han sido campeones mundiales o tienen grandes posibilidades de trascender en competencias importantes, con aquellos que hasta ahora están se están consolidando.
Lo cierto del caso es que esta guerra de las camisetas ha dejado en claro que en el fútbol la pinta definitivamente no es lo de menos.