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Reacción de los jugadores de River Plate al perder su puesto en la Primera División en el torneo de fútbol argentino ante el Belgrano. | Foto: AP/Natacha Pisarenko

FÚTBOL ARGENTINO

Canchas hostiles, menos dinero y otras reglas para River

El técnico Juan José López renunció un día después de consumado el descenso y la dirigencia de River anunció en el sitio web del club que designaba al hasta ahora mediocampista Matías Almeyda, apenas retirado, como nuevo entrenador.

27 de junio de 2011

River Plate probablemente ya no pueda ufanarse de su apodo "millonario" ni de su paladar por el buen juego y deberá acostumbrarse a visitar estadios hostiles sin el apoyo de sus hinchas en la segunda división de Argentina a partir de la próxima temporada.

Al menos jugará el clásico ante Boca... pero Boca Unidos de Corrientes.

River, el equipo más ganador del fútbol argentino con 33 títulos, perdió la categoría por primera vez en su historia tras empatar el domingo 1-1 ante Belgrano de Córdoba, que en el duelo de ida por la Promoción había ganado 2-0.

Mientras, las autoridades de seguridad y de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) analizaban aplicar duras sanciones contra River por los episodios de violencia protagonizados por sus hinchas en el estadio Monumental y por las amenazas contra el árbitro Sergio Pezzotta.

Uno de los dos grandes del fútbol argentino junto a Boca Juniors deberá reponerse rápido del golpe y adaptarse pronto a las nuevas "reglas de juego" que lo esperan en la segunda división si quiere que la estadía allí sea breve.

Por empezar, sus ingresos serán considerablemente menores.

River percibía hasta el domingo 30 millones de pesos (7,5 millones de dólares) en concepto de derechos de televisión por temporada. A partir de ahora recibirá sólo 4 millones de pesos (un millón de dólares). Además, puede ser que los auspiciantes no estén dispuestos a desembolsar los mismos montos con el equipo descendido.

Esto le traerá consecuencias en la conformación del plantel y le costará financiar una estructura gigantesca de más de 1.000 empleados, otros deportes, una escuela y una universidad, y hacer frente a una millonaria deuda que nadie se atreve a precisar.

"Es muy difícil que pueda volver rápidamente", vaticinó el técnico Ricardo Caruso Lombardi, una opinión muy consultada por estas horas debido a su amplia experiencia con equipos de segunda categoría. "Deben reorganizar el club en todos los sentidos y empezar a familiarizarse con la B, que es un mundo desconocido para River".

En la segunda división, los hinchas visitantes no pueden concurrir a los partidos. Esta prohibición se impuso años atrás a causa de los reiterados hechos de violencia.

Muchas de las canchas que visitará —algunas tan lejanas como la de Guillermo Brown de Puerto Madryn, en la Patagonia— no tienen nada que ver con las que está acostumbrado a recorrer en primera. Algunas tienen capacidad reducida —la de Deportivo Merlo alberga apenas 7.500 espectadores_, campos de juego en condiciones deplorables o están ubicadas en zonas peligrosas.

River probablemente no podrá jugar en su estadio en las primeras fechas del campeonato de ascenso que arranca en agosto. La cancha fue clausurada a causa de los violentos desmanes tras el partido con Belgrano. El comité de seguridad deportiva resolvería en las próximas horas por cuántos partidos seguirá en esa condición.

Como si esto fuera poco, el cuadro riverplatense se expone a sufrir la quita de puntos por parte del tribunal de disciplina de AFA, luego de que el árbitro denunció en su informe que en el entretiempo del partido con Belgrano una decena de hinchas de River ingresaron a su vestuario y lo amenazaron de muerte.

"Tuvo un amenaza en el entretiempo del partido. Entre 10 y 15 personas fueron al vestuario, una de ellas dijo que si River descendía se iban muertos y luego se retiraron. No había policías. Era una zona liberada. Sergio trató de calmarlos pero le volvieron a repetir la amenaza y se fueron", relató a radio La Red Guillermo Marconi, jefe del sindicato de árbitros al que está afiliado Pezzotta.

"Tendrán que armar un plantel con jugadores que conozcan el ascenso, porque no todos pueden jugar en la B", aconsejó Caruso Lombardi, quien acaba de descender con Quilmes y era mencionado como un candidato para el banco de River.

El técnico advirtió que también deberá cambiar la forma de jugar, que en River estuvo históricamente emparentada al fútbol vistoso.

"Si jugaste lindo pero no ganaste la gente te quiere matar", dijo Caruso Lombardi y mencionó "la velocidad del juego y el roce constante" como dos características del campeonato de segunda división.

Pocos de los actuales jugadores seguirán en el club. Al arquero Juan Pablo Carrizo y al delantero Mariano Pavone se les venció el contrato y es probable que el equipo se desprenda de algunas promesas de las divisiones inferiores, como el volante Erik Lamela, para contar con efectivo.

River tiene a la vista otros ejemplos de clubes históricos de la primera división, como Rosario Central o Ferrocarril Oeste, a los cuales les cuesta regresar.

El torneo de la segunda división, conocido como Nacional B, tiene otro formato: en vez de dos torneos por temporada (Apertura y Clausura) se juegan dos ruedas. Los equipos que terminan en el primer y segundo lugar en la tabla general ascienden, mientras que el tercero y el cuarto disputan la Promoción ante rivales de la máxima categoría.

AP