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BRASIL 2014

Celebrar sin agredir… ¿será mucho pedir?

¿Es tan difícil pensar en que cuando todos tiramos para el mismo lado podemos celebrar en paz?

Eduardo Arias
19 de junio de 2014

Las más de 3.000 riñas que dejaron en solo Bogotá un saldo de 10 muertos y 15 heridos en la tarde y la noche del triunfo de la Selección Colombia ante Grecia no hablan precisamente de que Bogotá sea la Atenas Suramericana, a menos que el sobrenombre se refiera a las guerras Médicas o a algún otro episodio bélico de la Antigüedad.

No entiendo por qué unas elecciones que dividieron al país como las del pasado 15 de junio transcurrieron en absoluta normalidad y perfecta calma, mientras que el partido de fútbol “que unía a los colombianos” haya provocado semejante saldo de víctimas.

A raíz de los incidentes provocados por hinchas del Club Los Millonarios con motivo de la celebración de una año más de vida del equipo, la Alcaldía Mayor decidió promulgar la Ley Seca durante las horas previas y posteriores al juego entre Colombia y Costa de Marfil.

Todos sabemos que la Ley Seca es, ante todo, un protocolo que cumplen quienes venden licor de manera legal. Así que mañana, así haya Ley Seca, muchos hinchas verán el partido ante los Elefantes acompañados de alguna bebida alcohólica que hayan conseguido antes y que consumirán en lugares privados, así como en la vía pública si se da un resultado que invite al festejo.

Celebrar es muy bonito. Es muy divertido. Y más en una ciudad sin carnaval y que carga con la fama de ser fría, gris y cariacontecida. Pero si la celebración se transforma en matonería, la cosa se vuelve preocupante, y la Selección Colombia y el fútbol mismo comienzan a perder todo su sentido.

Ante todo es importante mantener la calma. Si Colombia gana, debe tenerse en cuenta que lo haría ante un rival que, aunque su camiseta tenga el color de las cajas de detergente Top, “no es del otro mundo”. De hecho, no entendí ese desafuero tras la victoria ante Grecia, un rival más bien limitado al que ganarle era como lo obvio. He llegado a pensar que parte de ese desafuero estaba relacionado con la tensión que generaba aquel sábado 14 de junio la jornada electoral del día siguiente.

Esta vez, al menos, el partido se juega con la certeza de un presidente reelecto y el país disfruta del Mundial, ahora sí, y desde el lunes pasado, de una manera relajada.

De darse el triunfo Colombia asegurará en un 95 por ciento a la siguiente ronda. Esto podría confirmarse a las 7 de la noche si Grecia y Japón empatan, o si Grecia derrota a Japón. Así que, a celebrar la clasificación a octavos de final, sin perder de vista que esta fase aún está muy lejos de la gran final, y que los posibles rivales saldrán de una lista conformada por Uruguay, Costa Rica, Italia e Inglaterra. Nada fácil, por cierto.

Y si Colombia empata o pierde, debe tenerse en cuenta que los tres puntos obtenidos ante Grecia y los tres goles a favor le permitirían a Colombia enfrentar a Japón urgida de un triunfo, pero sin exceso de angustia. En síntesis, ganar hoy no significa la gloria (esta todavía está a por lo menos tres partidos de distancia) y perder tampoco será un desastre.

Celebre tranquilo, sin importunar o agredir a quienes no quieran hacerlo. Mantenga la calma y la cordura, así Colombia gane, empate o pierda.