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El dragón que podría cambiar el fútbol mundial

China tiene la capacidad económica y la ambición para construir la liga más fuerte del planeta. Esta expansión modificaría la geopolítica del balón.

8 de febrero de 2016

Jackson Martínez resultó ser la punta del iceberg, en medio de una silenciosa disputa de poder. La inversión por 42 millones de euros que pagó el Guangzhou Evergrande al Atlético de Madrid fue como quitarle un pelo a un león. El dragón asiático irrumpió en el negocio del fútbol hace 16 años y ya pasó la fase de reconocimiento. Ahora, van por la expansión.

Las cifras son escalofriantes. De acuerdo con estadísticas de Transfermarkt, en el reciente mercado de pases la Superliga china invirtió 267,82 millones de euros, más que ninguna otra liga en el mundo, para contratar figuras de la talla de Jackson Martínez, Fredy Guarín, Ramires, Gervinho, Alex Teixeira o Demba Ba. La liga china superó, incluso, a la poderosa Premier League de Inglaterra, que en su periodo de fichajes invernales invirtió 247,29 millones de euros.

Los equipos no se detuvieron. Después de que el Jiangsu Suning pagará 50 millones de euros por Alex Teixeira, al argentino Ezequiel Lavezzi, sorprendió a todos después de fichar por el Shanghai Shenhua que pagará una cantidad cercana a los 10 millones de euros al PSG, equipo con el que finalizaba contrato en junio. Y el rumor es que antes de que finalice la temporada de transferencias el próximo 24 de marzo, llegará Radamel Falcao García.

Pero el dato más sorprendente es que la China League One, que viene siendo la segunda división, quedó en cuarto lugar en el ranquin de inversiones en este mercado, con 49,10 millones de euros gastados. Superaron a la liga española, a la liga francesa y sobre todo a la potente liga alemana. Ni hablar de países de este continente, donde las cifras ni siquiera son comparables.

Al inicio de esta temporada, cinco de los diez traspasos más costosos pertenecen a la liga china. Sin embargo, y aun con las nuevas estrellas que vienen a darle relevancia, aún tiene un largo camino por delante. Una cifra que avala esto es que el valor del mercado de toda la liga china es inferior al de, por ejemplo, equipos como el Atlético de Madrid o el Liverpool.

Pero la evolución de la liga china avanza a pasos agigantados. En el 2013, la inversión total en materia de transferencias rondó los 25 millones de euros. Para el 2015 fueron 90 millones y este año, quizá, llegue a 400 millones de euros. En este mercado de invierno, los chinos movilizaron 260 jugadores, siendo el país asiático con mayor actividad de trasferencias del semestre y el noveno en todo el mundo.

China tiene predilección por los jugadores brasileños. La primera división china tiene hoy un promedio de 5,4 jugadores extranjeros por cada club. En la corta historia de la Superliga han jugado más de 150 brasileños, 22 de ellos en la última campaña. Para este año, competición china tendrá la presencia de 86 extranjeros, 35 de ellos suramericanos, la gran mayoría brasileños, pues los chinos le han puesto especial atención al fútbol carioca.

La concurrencia a los estadios chinos también aumentó meteóricamente. En 10 años, la liga china duplicó su promedio de asistencia. El nuevo equipo de Jackson, por ejemplo, en el 2008 registraba promedios de asistencia por menos de 20.000 espectadores y, en el 2015, tuvo un promedio de 45.889 espectadores.

Hoy en día, la liga china registra un promedio de asistencia que por muy poco casi iguala el de la liga italiana. El gran crecimiento que ha tenido el balompié en el gigante asiático se debe, entre otras cosas, al impulso que le ha dado Xi Jinping, secretario general del Comité Central del Partido Comunista de China desde el 2012 y presidente de la República desde el 2013.

El dirigente asiático comenzó una cruzada para hacer que su país tome relevancia en el mundo futbolístico. Una de sus decisiones más sonadas fue la de haber implantado al balompié como deporte en las escuelas. También, se alió con el ídolo brasileño Ronaldo para fundar unas 30 escuelas de fútbol en el país más poblado del mundo.

Preocupación

Pero la irrupción del dragón chino en la geopolítica del fútbol no tiene contentos a los clubes más importantes de Europa. Literalmente, los chinos se están robando las superestrellas. Las negociaciones no se hacen entre clubes, los empresarios contactan directamente al jugador, ofrecen una cifra astronómica por su suelto y no tiene inconvenientes para pagar las cláusulas de recesión al equipo dueño de los derechos deportivos.

Equipos de la talla del Chelsea o el Corinthians se enteraron de que perdían a jugadores titulares 30 minutos antes de que se firmarán los contratos. Más allá de la descortesía, el mensaje es que “el dragón está en pie de guerra” y quiere apoderarse de los mejores talentos para fortalecer su fútbol. Y su predilección por jugadores latinos y africanos, afanados por asegurar el futuro de su familia, hace que el nivel deportivo de las competiciones suramericanas y europeas decaiga.

Precisamente, el futuro de los jugadores jóvenes es la principal preocupación. A mediano plazo, los chinos dimensionarán que los deportistas de entre 20 y 27 años están en el mejor momento de su carrera y tratarán de seducirlos con cifras astronómicas.

Jorge Barraza, en una columna para el periódico El Tiempo, expresó con precisión que, “más que una oportunidad, el nuevo mercado reviste un enorme riesgo para Suramérica, por ser gigantesco y archimillonario. Lejos de pensar que podemos venderle jugadores, hay que reflexionar en cómo quedarán nuestros torneos, ya diezmados, si cada año China se lleva 30 o 40 buenos profesionales”.

El siguiente reto de los magnates chinos será atraer a los televidentes. La mediatización del fútbol mundial está basada en los derechos de transmisión y los chinos tienen claro ese panorama. Pero su debilidad, además de la su liga reciente, son los horarios que estarían a contramano de mercados como el europeo y el latinoamericano. Por ahora, se conforman con llevarse a los mejores jugadores.