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FÚTBOL COLOMBIANO

Choque esos cinco

Elevados promedios de edad, estadios sin terminar, derrotas en combo de los históricos y un creciente interés en la indumentaria de los equipos marcaron el comienzo de una nueva edición de la Liga Postobón.

Federico Arango Cammaert*
8 de febrero de 2011

Gerontoliga. El torneo colombiano aumentó sin pudor su promedio de edad. Esto se debe en gran parte a que cada vez son más los jóvenes jugadores que emigran con apenas mostrar dos o tres chispazos de talento. Así, los planteles de los clubes colombianos son una mezcla de dos generaciones, una muy joven que aspira a pronto aterrizar en México, Argentina o Europa, y una generación ad portas de la tercera edad que hoy es la responsable de surtir de talento y esperanza a equipos y afición. Veteranos de todo el mundo no tardarán en poner sus ojos en una liga que pronto se podrá llamar “Años dorados” o mejor, “Goles dorados”.

Sillas musicales. Parece como si existiera un computador con un algoritmo que regulara la rotación de futbolistas entre equipos. Ya no funcionan viejas normas no escritas en esta materia; por ejemplo, la de que los jóvenes que se destacaban en equipos chicos pasaban al año siguiente a los equipos de media tabla para arriba. Hoy, futbolistas que fracasan en equipos chicos, que son suplentes toda una temporada en equipos eliminados de las finales al semestre siguiente por obra y gracia de sus representantes, encuentran cabida en la línea titular de los clubes en teoría grandes.

Mucha polisombra. Habrá que ver qué tantos beneficios trae el Mundial Sub20 al torneo profesional, porque el costo que han tenido que pagar los equipos ha sido muy alto con el cierre de parte o de la totalidad de sus estadios por largos períodos. América y Pereira son, lejos, los más perjudicados. Los dos al borde de la quiebra y sin un estadio que llenar para paliar sus dificultades financieras. Ya un artículo dio algunas pistas sobre cifras mundialistas que no cuadran. (Ver artículo

Espejito espejito. Parece que los chicos, los que no tienen presión, los que pueden mantener una base de jugadores, son los que mejor se han adaptado a los torneos cortos. Y qué mejor prueba que la derrota en esta primera fecha de Nacional, Cali, Junior, Medellín y Millonarios, todos históricos, todos muy remozados, a manos de equipos de menor alcurnia. A los hinchas de los equipos tradicionales, para consolarse, les va a tocar mirar la tabla con espejito.

Adelante con la moda. “Millonarios tiene más camiseta que gambeta”, dijeron muchos hinchas a la salida del Campín luego de la derrota contra el Huila. Sobre este tema llama la atención la relación inversa entre logros deportivos e interés por la confección deportiva. Cuando el equipo azul –y el rojo, y el verde– ganaban títulos, a nadie le importaba si la camiseta era confeccionada en Taiwán o en el 7 de agosto o si el diseñador había optado por el azul rey o el turquí. Hoy, en plenas vacas flacas, los hinchas buscan en los textiles las alegrías esquivas en la cancha.

* Periodista cultural de SEMANA, coautor del libro Bestiario del balón.