Home

Deportes

Artículo

COLOMBIA 86: Q.E.P.D.

Una iniciativa que nació hace 12 años, murió con los últimos goles en España.

31 de enero de 1983

Luego de doce años de agonía murió el mundial Colombia 86. Las maquinaciones de la FIFA y la indecisión colombiana así lo determinaron. Se esgrimieron argumentos a favor y en contra, se abrieron debates y encendidas polémicas y aún antes de que Colombia protocolizara formalmente un "no", la muerte se había decretado con los últimos goles del mundial de España. En una cena en un lujoso y discreto restaurante madrileño, el presidente de la Federación Norteamericana de Fútbol, Gene Edwards, el ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger, el presidente y el vicepresidente de la FIFA, Joao Havelange y Herman Neuberger respectivamente, y el presidente del Club Cosmos, equipo y empresa futbolera estadounidense donde tiene sólidos intereses Havelange, al calor de los vinos y los exquisitos platos, estudiaron un plan para que los Estados Unidos se hicieran a la sede que Colombia había pedido en 1974.
Por otra parte, Belisario Betancur, entonces presidente electo, ni apoyaba decididamente ni combatía el mundial. Era otro de los estertores.
En 1970, México realizó uno de los campeonatos mundiales más recordados de la historia. Dos años antes este país había sido la sede de unos juegos olímpicos llenos de colorido y el balance de ambos eventos había sido positivo para los mexicanos. En aquel entonces parecía sencillo hacer un mundial. Por eso Alfonso Senior se entusiasmó con la idea y obtuvo la autorización del entonces presidente de la República, Carlos Lleras Restrepo para solicitar la sede del 86 para Colombia. Faltaban escasas semanas para el inicio de la administración Pastrana.
Una vez terminado el mundial Alemania 74, se reunió en Munich el congreso de la FIFA. En aquellos días, su presidente el flemático inglés Sir Stanley Rous, apoyó el proyecto de Senior. La sede le fue asignada a Colombia, pero la FIFA estaba preocupada entonces por el mundial Argentina 78. En esos cuatro años, la inestabilidad política argentina y el advenimiento de la dictadura de Videla en medio de una crisis económica muy fuerte pusieron en peligro el Mundial del 78. En Europa lo querían boicotear en nombre de los derechos humanos, pero al final se impuso la imagen de Videla, un general que mostraba la televisión vestido de civil, celebrando los goles argentinos como cualquier hincha amable y gentil. Esos cuatro años pasaron en balde en Colombia. A excepción de las bien intencionadas y efímeras escuelas de fútbol que se instalaron en los parques para preparar las futuras estrellas del 86, no se hizo nada. Un programa de televisión llamado "Mirando al 86" era la única referencia cotidiana que recordaba el compromiso adquirido por Senior, mientras se comenzaban a organizar los enemigos del mundial.
Terminado el mundial 78, que le sirvió al gobierno argentino para mejorar por dos años su imagen internacional, se inició en Colombia la era de los debates. Los enemigos del mundial repitieron mil veces el argumento de que había otras necesidades prioritarias, matizado con referencias al caracter multinacional y empresarial de la FIFA. Los amigos del mundial, en cambio, hablaban de las capacidades del pueblo colombiano para hacerle frente a los grandes retos y de la necesidad de exportar otra imagen de Colombia. De las pocas opiniones sensatas que se oyeron entre el pitazo final de Argentina 78 y la inauguración de España 82, puede rescatarse la de Daniel Samper en el programa El Juicio. "Si Colombia queda de último, pero el mundial deja infraestructuras para que el pueblo pueda practicar el fútbol, vale la pena. Si Colombia queda campeón pero después del mundial sólo quedan obras suntuarias no vale la pena". Argumentos polarizados en uno y otro sentido, cifras contradictorias quedaron en el balance. Luego, los enemigos del mundial se convirtieron en los profetas de la desgracia cuando se creó la Corporación Colombia 86. El apoyo de la empresa privada, encabezada por el grupo Grancolombiano, parecía cerrar la discusión y el mundial Colombia 86 parecía un hecho cumplido.
Pero la FIFA tenía otros planes. Las condiciones impuestas garantizaban la imposibilidad de que Colombia pudiera asumir la celebración del mundial. Una zancadilla que parecía mandada hacer por los enemigos del evento. El final de la aventura que inició Senior hace más de doce años no pudo ser más lánguido. Las exigencias de la FIFA y la presión de Estados Unidos y Brasil para quedarse con la sede acabaron con las pretensiones de Colombia. El discurso de Belisario, simple y directo, le puso punto final a una discusión que ninguno de los gobiernos anteriores definió y que, a estas alturas, era imposible encarar con una mediana posibilidad de éxito.
El mundial 86 está en peligro. México y Canadá no parecen estar en condiciones de realizarlo. Havelange, el número uno de la FIFA, no quiere que su país Brasil sea la sede. Y en Estados Unidos están pensando en los Olímpicos de Los Angeles 84, como para creer que sean ellos los organizadores del próximo mundial.-