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Colombia pide pista

Por primera vez desde que se inició la eliminatoria suramericana la selección tendría derecho a jugar el repechaje. Pero conservar ese quinto lugar no va a ser nada fácil. Mucho menos alcanzar el cuarto.

12 de junio de 2005

Reynaldo Rueda, el técnico de la Selección Colombia, tiene motivos para celebrar. Cuando tomó el equipo, tras el fracaso de Francisco Maturana, sabía que las posibilidades de 'quemarse' eran muy altas: Colombia sólo había sumado un punto de 12 posibles en los primeros cuatro juegos de la eliminatoria y estaba a cinco del quinto puesto, el que ofrece la posibilidad de clasificar al Mundial a través de un repechaje. Durante año y medio la selección nadó contra la corriente para acercarse a Alemania 2006. El desgaste rindió frutos. En sólo dos fechas Colombia pasó de ser un equipo agonizante a estar más vivo que nunca.

Frente a Perú y Ecuador en casa -curiosamente los dos partidos en los que se perdió la clasificación a Corea y Japón 2002- todo funcionó. El ataque, la gran falencia de toda la eliminatoria, por fin fue explosivo. Una de las claves fue el gran nivel de Tressor Moreno, el volante del Once Caldas a quien Rueda conoce desde su época de técnico de las selecciones juveniles. No sólo cumplió con su función de enganche sino que, cuando hizo falta, se puso el disfraz de goleador. Aunque su físico flaqueó en el segundo tiempo contra Ecuador fue, de lejos, la figura de los dos encuentros.



Jugar con dos atacantes fue otro gran acierto. Los delanteros por fin anotaron goles y Juan Pablo Ángel dejó de ser el sacrificado 'llanero solitario' para asociarse con su compañero de turno. Hasta el partido con Perú Sergio Herrera era el único atacante que había marcado en la 'era Rueda' (en el 5-0 frente a Uruguay) pero en los dos partidos anotaron Ángel, Luis Gabriel Rey, Edixon Perea y Martín Arzuaga.

En el medio campo, al mejor estilo de la época en que la base de la selección era el Atlético Nacional de principios de los 90, Rueda echó mano de las 'pequeñas sociedades' que ya existen en los equipos profesionales y de paso demostró que no hace falta jugar en un club europeo para dar la talla en la selección. Al lado de Moreno estuvieron John Viáfara y Elkin Soto, todos del Once Caldas. Y la defensa colombiana, a pesar de la ausencia del capitán Iván Ramiro Córdoba, se consolidó como la mejor de las eliminatorias.

El balance habla por sí mismo: el equipo logró seis puntos, anotó ocho goles, no recibió ninguno y ascendió al quinto puesto de la tabla.

No hay duda. En sólo cuatro días Colombia enderezó su camino. Pero el destino final, un cupo al Mundial de Alemania 2006, todavía está distante. A la selección se le volvió costumbre entrar al césped con la presión de ganar y esa obligación continúa latente. Todo está por decirse en las últimas tres fechas de las eliminatorias, en las cuales Rueda y sus dirigidos enfrentarán a Uruguay, Chile y Paraguay, es decir, sus más directos rivales.

Se trata de tres finales, con el agravante de que dos de ellas (ante Uruguay y Paraguay) se juegan en Montevideo y Asunción. Sin embargo enfrentar a los rivales directos ofrece la posibilidad de no depender de terceros que, como demostró Argentina en la última eliminatoria, nunca son confiables.

El escenario ideal es enfrentar el último partido contra Paraguay con el repechaje en el bolsillo y la posibilidad de lograr el cupo directo. A esta misma altura del camino a Japón y Corea la selección estaba en el sexto puesto, del cual nunca salio, y en las últimas tres fechas consiguió siete puntos (empate en Montevideo y triunfos en Bogotá y Asunción). Con ese mismo botín Colombia estaría más que asegurada en Alemania...