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Joseph Blatter. | Foto: AFP

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¿Cómo será el mandato de Blatter después del ‘FIFAGate’?

Gobiernos, patrocinadores, medios e hinchas cuestionan la autoridad de Joseph Blatter, que seguirá al mando de la FIFA. ¿Limpiará la corrupción enquistada allí?

29 de mayo de 2015

Ni siquiera el escándalo más grande en la historia de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) pudo tumbar a su presidente, el suizo Joseph Blatter, reelegido en una polémica votación para que maneje los destinos de la entidad hasta el 2019.

Paradójicamente, la promesa de campaña de Blatter resultó ser el cambio: “la renovación de la FIFA”. Desde que explotó el ‘FIFAGate’, el jefe máximo de la entidad se declaró “consternado” y prometió que bajo su mandato “el fútbol volverá a la senda de la honestidad”, sin siquiera referirse a la caída de tres de sus más cercanos colaboradores.

Por ahora el enemigo más peligroso que tiene el nuevo mandato de Blatter es el FBI. Recientemente se conoció que el organismo de seguridad tiene en su poder nuevos documentos, que comprometerían el nombre del dirigente, y varios periodistas expertos en el tema han señalado que “podría caer pronto”.

En las 109 páginas de denuncia que presentó el Departamento de Justicia de los Estados Unidos no aparece el nombre del suizo. Sin embargo, sí están señalados sus más cercanos colaboradores, por lo que las sospechas de una posible participación en los actos de corrupción no han sido descartadas por la Fiscalía estadounidense.

De ahí que la elección de este viernes cobraba tanta relevancia. Una cosa es detener a un expresidente de la FIFA y otra completamente diferente es encausar al presidente de una de las compañías más rentables y poderosas del planeta. Por ahora, las autoridades gringas no se pronuncian ante la polémica elección.

Todos contra ‘Sepp’

Pero, sin duda, este nuevo cuatrienio no será más de lo mismo. Horas antes de la reelección, el propio presidente de la UEFA, Michele Platini, había “sugerido” que dimitiera del cargo. En el mismo sentido se pronunció la Conmebol (vinculada a los casos de corrupción) para que, según ellos, amainara la tormenta.

Igualmente se manifestaron nada más y nada menos que los dos mandatarios más influyentes de Europa: David Cameron, primer ministro del Reino Unido, y la canciller alemana, Ángela Merkel. Ambos consideraron que era “inviable que Blatter siga al frente de la FIFA como si nada". "Debe haber un cambio”, declaró Cameron en rueda prensa. Pero Blatter, caradura como siempre, desoyó a los mandatarios.

Las presiones también llegan desde las empresas que ponen el dinero para que el multimillonario negocio del fútbol se mantenga. Marcas como Adidas y Hyundai, que ya desembolsaron grandes cantidades de dinero para patrocinar el Mundial de Rusia 2018, comenzaron a empujar para que “haya cambios de fondo en la FIFA”, a riesgo de revaluar los patrocinios. Lo que sería un golpe al corazón del negocio del fútbol.

Hasta la ONU se pronunció en contra de los intereses de Blatter. El organismo, que es menos poderoso que la propia FIFA, solicitó que se evaluara toda la estructura que rodea un deporte tan masivo e influyente como el fútbol. La cuarta era del hegemónico Blatter arranca con oposición dentro y fuera de la entidad, y aun así el suizo se declaró fuerte y a la altura del reto.

¿Cómo lo logró?

La pregunta que se hacen millones de aficionados alrededor del mundo es: ¿cómo hizo un personaje como Blatter para seguir al mando de uno de los conglomerados más poderosos del mundo después de tamaño cataclismo? La respuesta se resume en una palabra: democracia, en su más estricta acepción. La FIFA tiene 209 afiliados y cada voto vale por uno, sin importar si proviene de las Islas Feroe o de la poderosa Alemania.

La forma como Blatter construyó su imperio de poder la llamó “la democratización del balón”. Destinó miles de millones de dólares para federaciones en los rincones más apartados del mundo, les entregó sedes para campeonatos mundiales de todas las categorías y, como si fuera poco, ayudó a la construcción de infraestructura de primera calidad en países remotos y desposeídos.

A fuerza de favores y contribuciones, Blatter construyó su trono. Durante su gestión convirtió a la FIFA en una máquina de producir dinero: sólo para la edición del Mundial de Brasil 2014 la entidad recibió más de 2.000 millones de dólares por concepto de derechos de televisión, comercialización y patrocinios. Tamaños capitales atraen y el suizo siempre supo cómo destinarlos a cambio de respaldos en los momentos justos.

Blatter le entregó un Mundial a los asiáticos en 2002 (Corea y Japón), otro a los africanos en 2010 (Sudáfrica) y otro a los suramericanos en 2014 (Brasil). Desde el primer momento dimensionó que en las democracias el voto alemán vale tanto como el de Zambia o Belice, de esta forma logró reelegirse ya tres veces, y logró repetir la obra este viernes.

"Algunos dirán que llevo mucho tiempo. Pero qué es el tiempo, el tiempo es eterno. Y yo siento que el tiempo que llevo en la FIFA ha sido muy corto", disparó Joseph Blatter después de ser reelegido. El suizo, de 79 años, es el dirigente deportivo que más tiempo lleva al frente de una federación internacional de primera fila, la de fútbol (FIFA), para la que fue reelegido este viernes hasta 2019.

Blatter llegó a lo más alto del organismo en 1998, en reemplazo del brasileño Joao Havelange, y cuando termine este nuevo proceso tendrá 83 años, 21 de ellos como presidente de la FIFA. Veremos si puede completar su hegemónico mandato, o si las autoridades estadounidenses logran frenar el camino de este misterioso y a la vez todopoderoso hombre del fútbol.