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Con sabor colombiano

Por segundo año consecutivo los colombianos Orlando Cabrera y Édgar Rentería llegan a la postemporada de las Grandes Ligas. A ellos no les basta estar en las finales.

22 de noviembre de 2005

A comienzos de año, Édgar Rentería era el campocorto sobre el que se fijaban todos los ojos. Como agente libre, después de seis años como el mejor short de la Liga Nacional con los Cardenales de San Luis, firmó un multimillonario contrato por más de 70 millones de dólares con los campeones de 2004, los Medias Rojas de Boston. El 'Niño' de Barranquilla, campeón en 1997 con los Marlins de la Florida, llegó a suplir al cartagenero Orlando Cabrera, quien en muy poco tiempo se echó a la exigente afición de Boston al bolsillo y ayudó con su guante a mejorar la defensiva de los patirrojos y, de paso, a coronarse como los mejores, tras una sequía de 84 años sin títulos mundiales, conocida como 'la Maldición del Bambino'. Cabrera, por su parte, aprovechó el anillo de campeón y también firmó un jugoso contrato con los Angelinos de Los Ángeles. A los dos colombianos los contrataron no sólo por ser de los mejores en su posición, sino también para que ayudaran a sus equipos a ganar la Serie Mundial de béisbol. En una liga como la Americana, en donde predominan los batazos, los colombianos fueron los peloteros más disputados. Con jugadores como ellos, los técnicos saben que se pueden ganar campeonatos. De hecho, peloteros como Miguel Tejada (Atléticos de Oakland) y Derek Jeter (Yankees de Nueva York), entre otros, se conocen más por su poder al bate que por su manilla. Pero el panorama para los colombianos ha estado marcado por los contrastes. Por una parte, a Édgar Rentería parece que le afectó un poco el cambio de equipo. De cometer 11 errores en la temporada pasada, acumuló 30 pifias en 153 partidos con su nuevo equipo. A pesar de esto, cabalgó buena parte de la temporada como el mejor en la división este de la Liga Americana y se ganó el derecho a la postemporada como mejor segundo de la división, empatado con sus eternos rivales, los Yankees de Nueva York. Para el especialista colombiano Mike Schmulson la tarea de Rentería fue meritoria porque, si bien cometió muchos errores, sus 100 carreras anotadas y 70 impulsadas y un promedio al bate de 276 ayudaron a consolidar a Boston entre los cuatro mejores equipos de la liga Americana. Además, su poder ofensivo sirvió para que compañeros como David Ortiz y Manny Ramírez empujaran más de 300 carreras. Otro factor que empañó un poco al colombiano fue el mal momento que vive su cuerpo de lanzadores. "El 'staff' de 'pitchers' es uno de los peores de las grandes ligas, sus relevos pasan de cinco carreras limpias(número de carreras permitidas por cada nueve 'innings') por eso a Boston se le escaparon 25 victorias", comenta Schmulson. Este año ha sido accidentado para sus lanzadores. Por un lado, Matt Clements nunca encontró la forma, a pesar de ganar 13 partidos. Dave Wells tampoco fue el salvador, a pesar de su pasado victorioso en los Yankees, y Curt Schilling, después de la operación de su tobillo, ganó 10 partidos menos que el año pasado. Por eso los Medias Rojas dependen demasiado de su ofensiva, encabezada por Johnny Damon, Rentería, Ramírez y Ortiz. Pero cuando se trata de series cortas como las finales, la defensiva ha sido su punto débil. Las estadísticas muestran que son el cuarto peor equipo en este departamento, algo que se puede convertir en un lastre si se quiere ganar por segundo año consecutivo el anillo de campeón mundial. Un ejemplo de la forma como desperdician los juegos quedó en evidencia en el segundo partido de la serie divisional. Esa noche ganaban 4 a 1 a los Medias Blancas en el Celular Field de Chicago, pero por un error del segunda base Tonny Graffanino, el partido terminó 5 a 4. Al cierre de esta edición, Rentería era uno de los mejores de su equipo a la ofensiva los Medias Rojas, con un promedio 333. Sin embargo, tenían que ganar en su patio los próximos dos partidos para poder disputar un quinto encuentro y definir la serie. "Todo dependerá de nuestros lanzadores y nosotros tendremos que ayudarlos defensivamente porque ofensivamente estamos tranquilos", dijo al portal de Major League Baseball el catcher Jason Varitek. La otra cara de Cabrera En el segundo partido de la serie divisional contra los Yankees de Nueva York, el cartagenero demostró que no sólo sabe con la manilla. Su equipo, los Angelinos de Los Ángeles, empataba a dos carreras, y un batazo oportuno hizo que su equipo aumentara el marcador 4 a 2 y, de paso, equilibrara la serie 1 a 1. Al final, los Angelinos ganaron 5 a 3 y el cartagenero fue catalogado como la figura del partido. Con una novena de menos estrellas que los Medias Rojas, su anterior equipo, Cabrera ayudó a coronarse campeón de la división oeste de la Liga Americana, con un récord de 95 ganados y 67 perdidos, el segundo mejor registro en toda su historia, con siete juegos por encima de los Atléticos de Oakland. Para Cabrera, el año fue muy bueno a la defensiva, sólo cometió ocho errores y entre los comentaristas se proyecta como el seguro ganador del guante de oro de la Liga Americana, distinción que premia a los mejores jugadores defensivos en cada posición, por encima de jugadores como Derek Jeter y el mismo Édgar Rentería. A Cabrera le ha tocado asumir el reto de ocupar las posiciones de jugadores que han sido ídolos de las aficiones de Boston y Los Ángeles, como Nomar García Parra y David Eckstein. Y, sin duda, con su carácter y oportunismo ha logrado borrar sus figuras de la mente de los fanáticos e imponer su estilo de juego. La temporada regular terminó con un promedio de 257, con ocho jonrones, 70 carreras anotadas y 57 carreras impulsadas. En esta postemporada, el cartagenero batea 250 con dos carreras impulsadas, sin errores. Pese a que no son los favoritos, los Angelinos no han desentonado frente a los poderosos Yankees, que cuentan en su novena con peloteros de la talla de Alex Rodríguez, Hideki Matzui, Jason Giambi y Bernie Williams, y una de las mejores rotaciones de pitcheo encabezada por Randy Jonson, Shawn Chacon, Alan Embree, Mike Mussina y el estelar lanzador cerrador Mariano Rivera. Con esta nómina de lujo, los Yankees no sólo quieren llegar a las finales, sino coronarse como campeones después de la épica remontada del año pasado de los Medias Rojas de Boston, en la que Cabrera fue protagonista. La clave de los Angelinos está en combinar el trabajo en equipo de jugadores como Vladimir Guerrero, Garret Anderson, Darin Erstad y Bengie Molina, que los llevaron a la postemporada con cierta comodidad. El punto débil de este equipo es su rotación de pitcheo. A pesar de tener a Bartolo Colón como líder en partidos ganados, con 21, ni Jim Lackey, ni Paul Byrd ni Ervin Santana le otorgan la seguridad al equipo para pensar en ganar una nueva serie mundial. Pero mientras el mánager Mike Scioscia tenga a Cabrera en su alineación, estará seguro de que suequipo será un rival duro de vencer. En Colombia, mientras tanto, la afición continúa siguiéndoles la pista a estos dos colombianos que han llenado las expectativas de sus equipos, de los fanáticos y que ya han aprendido lo que significa ganar. Y quieren seguir haciéndolo.