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CUESTA ARRIBA

A pesar de ganar la montaña, el Giro dejo dudas sobre las condiciones de Herrera.

10 de julio de 1989

A estas alturas del año, cuando acaba de terminar el Giro de Italia, los colombianos no saben si reir o llorar. Reír por el triunfo de Luis Herrera en dos etapas y por el título de la montaña, o llorar por un triunfo en la general individual que estuvo al alcance de la mano y que se fue en un abrír y cerrar de ojos . Luego del brillante comienzo de temporada, con Fabio Parra peleando codo a codo la Vuelta a España frente a Pedro Delgado, el mejor ciclista del mundo en estos momentos, lo del Giro no es más que una decepción.
Desde su partida para Italia, Herrera se mostró incómodo con este compromiso y así lo hízo saber en sus declaraciones a la prensa colombiana, cuando dijo que iba por cumplir con los patrocinadores. Sin embargo, en la segunda etapa atacó y llegó en un segundo lugar que alimentó las esperanzas de los aficíonados. El Giro tenía la dosis de montaña suficiente como para que un escalador se sintiera en su salsa y los corredores europeos tomaron las precauciones del caso para frenar al escarabajo colombiano. A pesar de eso, con emplearse a fondo en sólo tres etapas Herrera tuvo suficiente para llevarse el título de mejor escalador de la prueba, importante galardón, pero insuficiente cuando se está a más de nueve minutos del líder en la clasificación general y se quiere pelear la carrera.
No se trata de que Herrera, o cualquier otro ciclista colombiano, tenga que ganar todas las pruebas en que participe, pero sí de que las pelee de cerca. Níngún colombiano se sintió defraudado con el segundo puesto de Parra en la pasada ronda española, pues se vio a un corredor que se defendió en todos los terrenos, que sorteó a toda suerte de adversarios, que se sobrepuso al frío y que atacó hasta ultimo momento. Además Parra mostró inmensos progresos en pruebas como las contra el reloj y nuevos argumentos tácticos. No en vano se fue para Europa a aprender los secretos del mejor ciclismo profesional del mundo. Y entre las cosas que aprendió hay una muy importante: subir bien no es suficiente para estar entre los mejores y ganar las pruebas de mayor relevancia.
Las cifras hablan por sí solas. En el Giro que acaba de terminar, Herrerra logró descontar un total de 2:49 minutos a los líderes de la competencia en las etapas de montaña, discriminados así: 4 segundos en la etapa que terminó en el Etna, en la que arribó de segundo; 1 minuto en la que ganó el 2 de junio, que concluyó en tres cimas de Lavaredo; 1 :45 minutos sobre el líder Laurent Fignon en la cronoescalada que ganó el pasado 7 de junio y solo 35 segundos sobre Andrew Hampsten, otro de los favoritos.
La contraparte está en el tiempo que perdió en las contrarreloj y en otras etapas de línea. Herrera cedió, en sólo dos fracciones, 4:48 minutos, discriminados así: 1:32 minutos en la etapa contrarreloj por equipos, mucho menos de lo acostumbrado, gracias a la ayuda de los rodadores europeos que contrató su equipo; 3:16 minutos en la etapa contrarreloj individual plana que se corrió el 30 de mayo. A lo anterior habría que agregar los 7:26 minutos que perdió el 3 de junio por culpa del mal tiempo, una etapa montañosa en la que pudo haber dado guerra pero, paradójicamente, en la que resignó cualquier posibilidad de ponerse la malla rosa. En total perdió 12:16 minutos, de los cuales sólo pudo recuperar 2:50 en los ascensos.
Y es que los ciclistas colombianos luego de casi una década continua de competir en Europa, siguen cometiendo errores y conservando creencias que debieron revaluar hace rato. Por ejemplo, sólo hasta ahora se está tomando conciencia de que los pedalistas deben correr durante todo el año (una "para" prolongada afecta su preparación), que deben prepararse más en Europa para aprender a afrontar el frío intenso, la nieve, los vientos. También, que para ser un campeón por todo lo alto no es suficiente saber escalar: hay que aprender a correr en solitario, ser un buen contrarrelojero, saber bajar, en fin, ser un todoterreno. La prueba está en "Perico" Delgado, en sus comienzos un buen escalador y nada más, quien debió sacrificarse bastante para aprender a manejar todas las modalidades, hasta llegar a ser el mejor del mundo. Otra prueba está en Fabio Parra, el mejor de Colombia en el momento.
Por todo lo anterior, y con las reservas que pudo haber dejado a su paso por el ciclismo colombiano, hay que tomar en serio las palabras de Rafael Geminiani cuando el pasado lunes dijo en una entrevista a El Tiempo: "Mientras se quiera mantener a esos corredores rodeados por una corte que los aisla del aprendizaje y los vivan encerrando en sus propios tabues, será muy difícil pensar que progresarán".