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DE GOLEADOR A CORONEL

A cambio de un alto rango militar Luboslav Penev, el reconocido futbolista búlgaro, abandonó <BR>sin previo aviso su club en España para dirigir el equipo del ejército de su país.

13 de septiembre de 1999

Hace dos semanas Luboslav Penev estaba recluido en un hotel de Zurich, Suiza, preparando
la pretemporada con su equipo, el Celta de Vigo. Tras regresar de un entrenamiento el jugador le dijo al
entrenador del club, Víctor Fernández, que acababa de recibir una comunicación por fax en la que el ejército
de su país le informaba que debía presentarse inmediatamente. Unas horas más tarde y sin dar mayores
explicaciones salió de la concentración rumbo a Bulgaria. A pesar de estar a las puertas del inicio de la
temporada de fútbol en España, de tener firmado un contrato hasta junio del próximo año con el Celta y de
que su manager tenía bastante adelantadas las negociaciones para prolongar hasta 2001 la permanencia del
futbolista en el club ibérico, durante varios días nadie dio razón de Penev hasta que la semana pasada su
misteriosa desaparición quedó aclarada.Penev decidió abandonar para siempre a su club para aceptar el
cargo de presidente del CSKA de Sofía, el equipo del ejército de su país, que milita en la primera división del
fútbol búlgaro y del cual salió hace 10 años rumbo al balompié español. La decisión sorprendió a más de
uno, especialmente a los directivos del Celta, quienes indignados por la actitud del jugador le están
reclamando 1,5 millones de dólares como compensación al incumplimiento del contrato. A Penev esa
situación lo tiene sin cuidado ya que, aparte de dejar botado a su club, decidió abandonar definitivamente su
brillante carrera dentro de las canchas.En el Valencia, su primer club cuando llegó a España, fue un ídolo
por su instinto goleador y acrecentó su leyenda cuando afrontó con gran entereza un diagnóstico de cáncer
testicular y, tras ser operado, regresó al fútbol. Ese club, sin embargo, le dio por acabado y lo traspasó al
Atlético de Madrid, con el que ganó una Liga y se convirtió en un héroe. De allí pasó al modesto Compostela,
en el que se consagró como uno de los artilleros de la liga y desde la pasada temporada militaba en el
Celta, en el cual se ganó el cariño de la afición. Pero todo esto quedó atrás.Como si aún estuvieran en la
época de los regímenes comunistas, en los que oficialmente no existía el deporte profesional, pero sobre
todo por la imposibilidad de ofrecerle algún tipo de remuneración económica, el gobierno búlgaro decidió
retribuir la decisión de Penev con honores militares. Y aunque nada se sabe de sus méritos castrenses el
jugador tiene desde la semana pasada el rango de coronel del ejército. A Penev el asunto del dinero no le
preocupa. Las inversiones que había hecho en Bulgaria, asociado a su íntimo amigo Hristo Stoichkov, le
garantizan los recursos suficientes para trabajar sin sueldo. Su país es uno de los que ha sufrido más
dolorosamente las consecuencias políticas y económicas del colapso comunista y el gobierno quiere
relanzar el deporte recurriendo a los más famosos y adinerados futbolistas. Todo a cambio de honores
militares. Junto a Penev, en el CSKA también trabajarán como directivos otras dos glorias nacionales: Emil
Kostadinov y Zlatko Letchkov, ambos con el rango de coroneles. El asunto de emplear a sus estrellas
deportivas para distraer a la gente de la crisis es tan serio que el polémico Stoichkov es el más firme candidato
para ocupar el cargo de ministro de Deportes. Por ahora sólo el tiempo dirá si los honores militares les
brindan las satisfacciones de la gloria deportiva. nPenev pagará 1,5 millones de dólares de multa