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Esta será de ahora en adelante la nueva indumentaria de Juan Pablo Montoya en la categoría Nascar. Su auto se identificará con el número 42.

automovilismo

De regreso a los óvalos

Juan Pablo Montoya abandona la Fórmula 1 y vuelve a Estados Unidos. Estas son algunas de las razones que lo llevaron a tomar esa decisión.

15 de julio de 2006

Hace cinco años Colombia veía cómo Juan Pablo Montoya se despedía de las pistas norteamericanas, abandonaba la Fórmula Cart y se iba a Europa para sentarse a bordo de un Fórmula 1. Pero después de disputar 97 carreras, haber subido 29 veces al podio, hacer 13 poles y ganar siete grandes premios, el futuro del piloto colombiano en la máxima categoría ha terminado. Regresa a los óvalos norteamericanos al lado de su antiguo jefe, Chip Ganassi, para ocupar la silla 42 en los autos de la categoría Nascar.

Nascar son las iniciales en inglés de National Association for Stock Car Auto Racing (Asociación Nacional de Carreras de Autos de Serie) y representa actualmente la más grande organización de competiciones de coches de serie del mundo, tanto por sus variadas categorías como por su cantidad de espectadores. La particularidad de sus competiciones se basa, principalmente, en que corren en óvalos autos tipo turismo de serie, es decir, automóviles cuyo diseño es el de un carro salido de fábrica. Los autos son fabricados por especialistas con base en las especificaciones que detalla Nascar y los motores los proveen los grandes fabricantes, con lo cual se asegura un nivel de competencia parejo para todos los participantes.

Hasta su retiro, hace una semana, Juan Pablo Montoya fue uno de los cuatro mejores pilotos de la Fórmula 1 al lado de Fernando Alonso, Michael Schumacher y Kimi Raikkonen. Personajes como él siempre demuestran carácter, fortaleza y ganas de ganar. Y nadie hizo más beneficio de esas características del colombiano que la misma Fórmula 1. Fue el primero en perderle el respeto a Schumacher, entonces rey indiscutible del circuito, lo que les volvió a poner emoción a unas carreras dominadas por la frialdad del piloto alemán. El problema de Montoya nunca fue el talento. Pero el ambiente de la Fórmula 1 no le favoreció.

El entorno de la máxima categoría es diferente al de cualquiera de las categorías que se corren en Estados Unidos. Montoya es un piloto que necesita nuevos retos cada vez que sale a la pista y los autos de la Fórmula 1 cada día les quitan esa capacidad a todos los pilotos en la grilla. La categoría cada día es más predecible, ganan uno o dos pilotos al año, tres como mucho, pero no hay una gran competitividad. Y para completar, McLaren no les pudo dar a sus pilotos este año un auto que pudiera pelear por el campeonato.

La llegada a McLaren en 2005, después tres años en Williams, creó nuevas expectativas sobre lo que Montoya podía hacer en la Fórmula 1. Se pronosticaban mucho éxitos, pero las cosas fueron diferentes. Acompañar a Kimi Raikkonen en el mismo equipo era un nuevo reto que al parecer no pudo superar. Raikkonen casi siempre había sido superior a Montoya, había ganado en un año la misma cantidad de carreras que ganó el colombiano en tres en el equipo Williams. Para completar, el auto nunca estuvo a la altura del estilo de manejo de Montoya. Un bólido de Fórmula 1 se puede ajustar al piloto, pero llega a un punto donde el auto definitivamente no da más. Y aunque Montoya trató este año de acomodarse al auto, éste siempre fue muy difícil de conducir. El McLaren es un auto muy arisco para Montoya y muy cómodo para Kimi, así no esté diseñado exclusivamente para el finlandés. Esto se debe a que muchos factores del diseño de este monoplaza se ajustan más al estilo de Raikkonen.

Cuando McLaren anunció que contrataría a Fernando Alonso, número uno del circuito, hizo la situación aun más tensa para el colombiano que se vio por fuera de su equipo. En Ferrari no había espacio él. Y Giancarlo Fisichella, quien acaba de firmar nuevamente para Renault, afirmó que su próximo compañero era un finlandés. Ferrari, Renault y McLaren son las escuderías más fuertes de la actualidad. Entonces...¿Qué le quedaba a Montoya?

Irse a una escudería de segunda categoría no era la mejor opción. Si se trata de estar en la mitad del grupo por tres o cuatro años más, es preferible mirar un panorama más competitivo donde el talento pueda brillar. Y esa fue la reflexión de Montoya, que no se cansa de manifestar que está feliz con su decisión. Sin embargo, al colombiano no lo olvidarán fácilmente en el circuito. Se le recordará como el mejor piloto para realizar sobrepasos. Un talento que hacía juego con su estilo de manejo y su forma de ser.

Chip Ganassi conoce a Montoya desde cuando inició su carrera y sabe lo que el colombiano puede hacer a bordo de sus autos. Y para los seguidores del colombiano será emocionante volver a ver a Montoya en un superóvalo de lado a lado hasta la última curva. La carrera de Juan Pablo ahora es a largo plazo.

Pero, por otro lado, es una lástima que Montoya abandone la categoría reina en el deporte a motor. En términos de fútbol, es como dejar la liga italiana y enrolarse en un equipo de la liga mexicana, la que más paga en el continente. No es malo, es sólo algo diferente. Para muchos, incluido el propio Montoya, será un reto excitante. El glamour podrá haber quedado atrás, pero los yates, los principados y el jet set no ayudan a nadie a ganar. Seguramente Juan Pablo ofrecerá grandes momentos ahora en Nascar, como lo hizo en la Cart y también en la Fórmula 1.