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'Disco fever'

El 'ultimate' logró convertir al 'frisbee' en un implemento deportivo tan importante como el balón o el bate. Este deporte, mezcla de fútbol, 'rugby' y fútbol americano, toma gran fuerza en Colombia.

5 de mayo de 2003

Desde que se lo inventaron el frisbee ha sido para casi todo el mundo un simple pasatiempo, un juego de parque, de playa, que cualquiera puede practicar con los amigos, los hijos y el perro. Sin embargo desde hace algunos años el frisbee (nombre genérico que adoptó este disco de plástico a partir de la marca de un fabricante) es el elemento principal de un deporte llamado ultimate, que alcanza en algunos países del mundo tanta popularidad como el mismo fútbol y ahora empieza a hacer de las suyas en Colombia. Originario de Nueva Jersey, Estados Unidos, el ultimate llegó a Colombia a comienzos de los 90 gracias a un estadounidense que se encontraba de intercambio en la Universidad de los Andes. Al ver la popularidad que tenía el disco en el país lo propuso como una actividad complementaria en la universidad y reunió a unas personas interesadas en practicarlo. Hoy, una década después, cerca de 2.000 personas lo practican en Colombia; hay aproximadamente 30 equipos oficiales y miles de personas que lo juegan por afición en playas y parques. Entre el futbol y el 'rugby' En 1968 cuando la práctica tradicional del disco se transformó en un deporte de campo, se le adicionaron reglas y elementos del fútbol, el fútbol americano y el rugby, pero se excluyeron todos los aspectos de contacto y violencia física de estos deportes. Se juega en un campo de 70 metros de largo por 30 de ancho, lo que permite practicarlo en canchas de fútbol y de polo. Dos equipos de siete personas y un disco, ojalá profesional, es lo único que se necesita para que se dé el saque inicial. El juego consiste en hacer la mayor cantidad de goles mediante pases entre los integrantes del mismo equipo sin que el disco caiga al piso. Los jugadores no pueden correr con él en la mano y tienen un tiempo límite de 10 segundos para realizar el pase. El gol se marca cuando algún equipo logra llegar a la línea donde comienza el campo del equipo rival, o el endzone, como se le denomina en el ultimate (una especie de touch down en el fútbol americano). Cuando el disco cae al piso el equipo contrario inicia su ataque desde ese lugar. No hay límite de tiempo ni de cambios por equipo y el partido termina cuando alguno de los dos rivales logra marcar 17 goles. Una de las características más singulares de este deporte es la primacía del juego limpio. En partidos oficiales un veedor resuelve los conflictos cuando los equipos no logran ponerse de acuerdo. "El despliegue físico que se necesita para practicar el 'ultimate' es muy exigente. Es un deporte que no tiene pausas y en el cual, además, se ejercitan todas las partes del cuerpo", dice Daniel Galindo, quien perteneció al equipo Strange Blue de la Universidad de Cambidge, Gran Bretaña. Y es que el ultimate es un deporte que necesita mucha preparación física, mucha habilidad y resistencia pues un partido puede llegar a durar hasta entre dos y tres horas. El ultimate es un deporte que ya practican 800.000 personas en el mundo. La World Flying Disc Federation (Wfdf) es la confederación a la cual están afiliadas todas las ligas del mundo y es la encargada de realizar cada año un torneo con las ligas afiliadas y cada dos años un campeonato mundial. La Wfdf, que desempeña un papel similar al de la Fifa en el fútbol, es la encargada de establecer las reglas oficiales no sólo del ultimate sino también del discgolf, el gotts y otros deportes que se juegan con el disco. Suecia, Suiza, Noruega, Japón y Estados Unidos son los países en donde más se practica. Allí tienen programas gubernamentales que financian y fomentan este deporte desde temprana edad. En las playas de España, Japón, Brasil y California, también se juegan importantes torneos. A la colombiana Después de la convocatoria realizada en la Universidad de los Andes, en 1993, un equipo conformado por estudiantes y profesionales colombianos viajó a Estados Unidos para participar en el Campeonato Mundial de Clubes en Madison, Wisconsin, en el cual ocupó el puesto 11 entre 12. El esfuerzo y la fiebre de los jugadores colombianos continuó y la fuerte acogida en el país sirvió para que, desde hace cuatro años, se realicen además de los campeonatos internos de las ciudades dos campeonatos nacionales oficiales por año y encuentros regionales que han ayudado a mejorar el nivel. La mayoría de los seguidores del ultimate son universitarios. La Universidad Pedagógica Nacional lo ha validado como una de las disciplinas en las cuales se desarrollan trabajos de grado y especializaciones. En otras universidades se dicta el deporte como electiva y a nivel de selección y se adelantan conversaciones para que empiece a ser parte de los torneos de la Asociación Colombiana de Universidades, Ascún. Varias ONG, como la Corporación Macondo, la Corporación Observatorio para la Paz y Alianza Educativa, lo utilizan como una herramienta pedagógica. Les enseñan el deporte a guerrilleros reinsertados y a niños sin hogar como un medio de desarrollo de la actividad física y la solución de conflictos. Las escuelas de ultimate colombianas, al igual que los clubes que lo practican (entre ellos Kuatwa de Medellín, Euforia, Disco Stv y Mamuts de Bogotá) se prepararán durante el mes de mayo para realizar las gestiones para que Coldeportes y el Idrd los certifique como una liga oficial y así poder representar a Colombia en el exterior. El nivel que ha alcanzado el ultimate en el país no tiene nada que envidiarle al de afuera. Las exhibiciones que se han hecho en los parques Simón Bolívar y El Salitre y los campeonatos que se han realizado lo demuestran día a día. Una buena oportunidad para verificarlo será el Mundial de Finlandia de 2004.