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EL ADIOS DE LA CHECA

Con el retiro de Martina Navratilova del tenis profesional se va la última de las leyendas del deporte blanco.

19 de diciembre de 1994

LA DERROTA EN el master femenino de Nueva York marcó el final de una carrera llena de éxitos para Martina Navratilova. La ex número uno del tenis mundial, con 38 años, le dijo adiós a las voleas, reveses y torneos millonarios en los que compitió durante más de dos décadas.

Esta polémica mujer, que hizo noticia dentro y fuera de las canchas, sorprendió al mundo deportivo desde 1969 cuando, con escasos 13 años, ganó su primer torneo internacional en Alemania Occidental. Desde aquella ocasión reflejó en su potente servicio con el brazo izquierdo una fuerza atlética inusual que, posiblemente, fué el medio por el cual canalizó una inestabilidad emocional, que comenzó cuando tenia 9 años con el suicidio de su padre y se prolongó a lo largo de su vida con tórridos romances con mujeres.

Durante los años 1972, 73, 74 y 75 se proclamó campeona nacional de su país, Checoslovaquia, y se consagró en 1978 al ganar el primero de sus nueve Wimbledon. En su ciudad natal, Reunice, cerca de Praga, este triunfo no pasó de una reseña de tres líneas en los periódicos locales. Ese desaire motivó la renuncia de Martina a su nacionalidad y la adopción de la estadounidense el 21 de julio de 1981.

En el otoño de su vida profesional Martina Navratilova abrazó el sueño americano, logrando amasar una fortuna de más de 20 millones de dólares conseguidos en 1.438 partidos ganados y cerca de 70 millones en ganancias publicitarias.

La década de los 80 fué la de mayores logros. Durante este período ganó 112 partidos de los 164 títulos individuales que la llevaron a ser considerada como la número uno del tenis mundial y una de las más grandes de la historia. En los 90, antes de su retiro, llevaba acumulados 21 torneos.

EL FIN DE UNA ERA
Con su jubilación no sólo se fué la tenista que más trofeos se ha llevado en la historia del deporte blanco (incluidos los hombres). Con ella se marchó una era de esplendor. Martina hizo parte de un grupo de tenistas que durante más de 20 años escribió con letras doradas las páginas del deporte blanco. De este grupo ya habían colgado los tenis Chris Evert, Bjorn Borg, Jimmy Connors y John McEnroe. Sólo faltaba Martina para cerrar un capítulo glorioso de un deporte que para muchos ha perdido su encanto en manos de la exagerada comercialización. Tanto, que hay quienes dicen que con la checa se ha ido la última exponente del verdadero tenis.

Pero los cambios generacionales son inevitables, y esto quedó demostrado durante el partido que Navratilova perdió con Gabriela Sabatini, 14 años menor.

Ahora las nuevas raquetas, lideradas por la propia Sabatini, Pete Sampras, Andre Agassi, Boris Becker y Steffi Graf, todos ellos más calculadores que apasionados, tienen el difícil reto de devolver a las canchas el espectáculo de las mejores épocas de Martina, cuando a la hora de jugar mandaba más el corazón que el bolsillo.-