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El año del ‘Tigre’

‘Tiger’ Woods comienza con pie derecho la que puede ser la mejor de sus temporadas., 41294

20 de marzo de 2000

El efecto intimidatorio de ‘Tiger’ Woods se ha multiplicado en las últimas siete semanas. Cuando apareció hace tres años en el circuito profesional provocó ante todo una gran sorpresa: un negro en la mansión de un

deporte elitista como el golf. Muy poco tiempo después le llovieron los adjetivos, atribuidos por algunos escépticos a una campaña por conseguir adeptos al golf dentro de la población negra. Sin embargo, en el último mes y medio, sus estadísticas no sólo le han otorgado una legitimidad arrolladora sino que lo han consolidado como el único deportista a nivel mundial capaz de ejercer un dominio absoluto en su disciplina.

Hasta la semana pasada, cuando perdió su primer torneo de la Asociación

de Golfistas Profesionales

—PGA— en seis meses, Woods llevaba seis victorias seguidas, con las que consiguió empatar al legendario Ben Hogan, quien en 1948 estableció la segunda mejor racha de triunfos en la historia de este deporte, aunque muy lejos de los 11 seguidos que ganó Byron Nelson en 1945. Pero ese impresionante registro no es la única razón por la que ‘Tiger’ así pierda, continúe dando de qué hablar. Ha jugado 46 torneos consecutivos, en los que avanzó a la segunda mitad, la sexta racha más prolongada de la historia.Y de los 73 torneos que ha disputado ha terminado 46 veces entre los 10 primeros, un porcentaje del 63 por ciento. Pero lo más impactante de todo no es lo que ya ha logrado, sino lo que aún puede lograr.

Hace tres años ‘Tiger’ Woods se mostró como jugador único a los 21 años, se convirtió en el más joven ganador del Masters, en el hombre que ‘destrozó’ el campo de Augusta, en el jugador que sacó 12 golpes al segundo en un torneo de Grand Slam. El‘ Tiger’ del 97 era una fuerza bruta. Lanzaba la bola más lejos que nadie y de eso se aprovechó. Con el putt era el más valiente de todos y eso lo capitalizó. Pero también era un jugador errático. No controlaba la bola. En un campo como el de Augusta, con tramos tan anchos como canchas de fútbol, su juego salvaje no sufrió penalización. Pero sí en los demás campos, los de roughs selváticos, los de las pasillos estrechos. Su impresionante talento necesitaba madurar.

Han pasado tres años desde entonces. Tres años de trabajo, siempre al lado de su profesor, Butch Harmon. Tres años de paciencia, de búsqueda de una perfección que hoy parece haber encontrado. Escarmentado por algunas malas rachas de las últimas temporadas, ‘El Tigre’ decidió estudiar concienzudamente su agenda. Ha dosificado su calendario, lo que le ha permitido rendir al máximo en cada prueba. Con esto Woods no sólo ha acertado deportivamente. También ha visto engordar su cuenta bancaria y ha comprobado que no por jugar más se gana más dinero (ver recuadros).

El estadounidense domina el mundo del golf por la increíble calidad de su juego. El ‘Tiger’ Woods modelo 2000 es capaz de hacer lo que nadie antes se había atrevido a intentar. Por ejemplo, hace punchies con la madera tres. Los demás, los mortales, sólo lo intentan con hierros, palos más manejables. Ha sido tan aplastante el reciente dominio de Woods que muchos no dudan en afirmar que con su forma de jugar está reescribiendo todas las reglas del golf.

Esa verdad, que se hizo palpable en las últimas siete semanas, podría convertir en realidad el pronóstico que hizo Jack Nicklaus hace dos años cuando vaticinó que Woods se convertiría en el mejor jugador de todos los tiempos. Ese galardón pertenece todavía al mismo Nicklaus. Pero después de ver cómo Woods arrasa con todos sus rivales Nicklaus comentó: “Este muchacho juega un juego que no conozco”. Y si Nicklaus es el Pelé del golf, Woods es el joven Maradona. Con la desaparición de Michael Jordan del baloncesto profesional no hay ningún deporte, al menos ninguno de importancia mundial, en el que un individuo ejerza un dominio tan absoluto como Woods en el golf. La corona de Nicklaus tambalea y prueba de ello es lo que piensan aquellos que viven el show por fuera del green.

Los apostadores lo respaldan ampliamente para lograr lo inalcanzable en este año: conseguir el Grand Slam, el sueño de ganar los cuatro mayores torneos en una sola temporada. Algo que nadie ha logrado hasta ahora. La prestigiosa casa londinense de apuestas William Hill lo tiene como favorito 5-2 para ganar el Torneo de Maestros de Estados Unidos y 3-1 para los otros tres grandes torneos. Estos márgenes tan pequeños ni siquiera se dan en la ronda final de cualquier evento golfístico.

Lo más extraordinario del caso es que el golf es un deporte en el que resulta par-

ticularmente difícil establecer una superioridad neta sobre los rivales, porque es el único deporte en el cual los mejores jugadores pierden más partidos de los que ganan. La intensidad de concentración que requiere el golf, el factor sicólogico, pesan de una manera especial. Por eso ocurre con frecuencia que un jugador gana un torneo una semana y a la siguiente ni siquiera entra en la lista de los 40 mejores. Y ese hecho justamente es lo que hace importantes las seis victorias en línea de Woods. Al fin de cuentas el golf tuvo que esperar más de cuatro décadas para que alguien pudiera conseguir semejante hazaña, en una época en la que este deporte es mucho más competitivo que hace 40 años. La gran pregunta que ahora queda es simple: ¿Quién podrá detener a ‘Tiger’?