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EL CABALLERO REPITE

Michael Schumacher ganó su segundo campeonato mundial de Fórmula Uno, pero el éxito se debe a que prácticamente no tuvo rivales.

27 de noviembre de 1995

POR SEGUNDO AÑO consecutivo en el pequeño poblado alemán de Kerpen estuvieron de fiesta por el mismo motivo: Michael Schumacher. Bebieron, gritaron y ondearon banderas cuando se entéraron de que el hombre más importante en toda la historia del pueblo había ganado su segundo campeonato mundial de Fórmula Uno. Esta vez no tuvieron que esperar hasta la última carrera de 'Schumi' ni hacer fuerza para que Damon Hill no logrará alcanzarlo; en esta ocasión festejaron, también, que Michael ganara sobrado.
El año anterior, cuando logró su primer título, para muchos empañado por las dudas (ver SEMANA #657), el campeonato lo definió en la última competencia con tan sólo un punto de diferencia sobre el británico Damon Hill. En la actual temporada la distancia sobre su más cercano rival, Hill, superó los 30 puntos faltando dos premios por disputar.
Es imposible desconocer las excepcionales cualidades del piloto germano. Pero también es necesario tener en cuenta que varios factores influyeron en que Schumacher no tuviera quién le discutiera con propiedad su liderazgo. El primero de ellos radica en la competitividad y superioridad táctica de su equipo, Benetton-Renault, sobre las demás escuderías. La Benetton ha ganado durante las últimas tres temporadas el campeonato de constructores, por encima de reconocidas marcas como la Williams, Mclaren o Ferrari.
De otro lado están los pilotos. Para algunos, este año en la Fórmula Uno pasó lo mismo que en el boxeo con Mike Tyson: todo el mundo sabía quién iba a ser el ganador desde antes del combate. Aun antes de que Schumacher subiera al auto los aficionados estaban seguros de que lo verían en el podio.
Además, a diferencia de la época en la que estaba Ayrton Senna, el corredor alemán no compitió regularmente contra pilotos que hubieran sido en anteriores oportunidades campeones del mundo. Senna triunfaba corriendo contra campeones como Alain Prost o Nelson Piquet. Schumacher escasamente corrió durante esta temporada contra Nigel Mansell, quien a los 41 años tuvo que regresar de los Indy Car para devolverle, según algunos, algo de emoción y competitividad a la Fórmula Uno.
Si bien es cierto que durante la temporada hubo pilotos jóvenes muy talentosos, como el francés Jean Alesi o el escocés David Coulthard, las diferencias técnicas de sus escuderías, Ferrari y Williams, en relación con la Benetton, marcaron una distancia que resultó ser definitiva. Pero para el próximo año las cosas serán a otro precio para el campeón.
Al correr con Ferrari, su nueva escuderia, no sólo lo hará con un equipo que lleva 12 años sin ganar el título de constructores, sino porque además, por primera vez en los últimos dos años, el auto que conducirá estará por debajo de los de sus antiguos camaradas en la Benetton y de sus tradicionales rivales en la Williams.
El segundo campeonato de Schumacher dejó claro que, a pesar de sus 24 años, en la actualidad es uno de los pilotos más experimentados. Pero también que gracias a la superioridad de su equipo pudo vencer y que tan sólo el próximo año, cuando él no dependa tanto de su escudería, se podrá saber a ciencia cierta si el germano es el fuera de serie que parece.