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EL FRACASO

Colombia fue un desastre en el Mundial de USA 94, y el responsable tiene nombre propio: Francisco Maturana.

25 de julio de 1994

LA SELECCION COLOMBIA QUE LLEGO a Los Angeles rodeda de los mejores comentarios; la de las estrellas que tenían descrestado hasta al rey Pelé, la que se divertía entrenando cual seminarista en retiros espirituales, se quedó guardada en las fotos. Lo que hizo el equipo nacional en el estadio Rose Bowl frente a Rumania y después contra Estados Unidos es la mayor decepción en la historia deportiva del país. Nunca antes el pueblo colombiano esperó tanto y obtuvo tan poco.
No hay nadie que lo ponga en duda. El propio cuerpo técnico y los jugadores lo reconocieron al concluir el dramático partido del miércoles pasado, cuando Colombia perdió frente a la aficionada selección de Estados Unidos por 2 goles a 1. El sistema futbolístico innovador y revolucionario que planteó Francisco Maturana desde que asumió la dirección técnica de la selección, fracasó.
El fútbol lento del conjunto colombiano contrastó con la agilidad, movilidad y rapidez del fútbol que se está jugando en el Mundial. Pero el problema no fue sólo de lentitud. En esta selección no funcionó ninguna línea. Nunca aparecieron las promocionadas figuras. Oscar Córdoba, el arquero al que desesperadamente quería fichar el club argentino River Plate, se comportó como jugador de potrero. Luis Carlos Perea y el 'Chonto' Herrera parecían haber estado incapacitados por más de dos años y que estuvieran probando sus piernas. Leonel Alvarez y 'Barrabás' Gómez no fueron nunca los leones del medio campo de otros tiempos.
Carlos Valderrama y Freddy Rincón no hicieron nada bien, y Faustino Asprilla ni siquiera peleó. Pero cuando todos los alumnos se rajan la culpa es del profesor: Francisco Maturana.

EN QUE SE EQUIVOCO
Aunque suene paradójico, el academicismo y la ortodoxia de Maturana -elogiada alguna vez por la crítica internacional- fue lo que hizo que su esquema fracasara. Si bien es válido que el cuerpo técnico tenga un sistema y lo defienda, es inaceptable que cuando se lo descubren no tenga un as bajo la manga para imponerse sobre su rival. Cuando los equipos contrarios coparon todos los espacios para impedir que los delanteros colombianos se colaran al área, no dejaron pensar al 'Pibe' y atacaron por medio de contragolpes aprovechando la lentitud de los zagueros nacionales, la selección colombiana se desmoronó. Y Maturana nunca replanteó tácticamente los partidos.
Sin embargo, el esquema falló no sólo por la falta de versatilidad. Línea por línea el sistema fracasó. No se puede negar que la invención del arquero líbero y de la defensa en línea fue algo ingenioso, audaz y habilidoso, pero fracasó en Italia con Higuita y en Estados Unidos con Córdoba. Tres de los cuatro goles del mundial anterior y cuatro de los cinco goles que hasta el cierre de esta edición había recibido Colombia, fueron por culpa de este sistema.
En cuanto a los volantes de creación, la gente puede pensar que la ausencia de armada se debió únicamente a la falta de liderazgo y garra del 'Pibe' y de Rincón. Pero lo cierto es que el planteamiento que Maturana le dio a esta línea no fue el más acertado. Valderrama y Rincón necesitan tener espacios abiertos. El primero para lanzar balones a los delanteros y el segundo para poder utilizar su explosión y rapidez cuando quiere entrar al área. Pero el director técnico colocó a Asprilla y a Valencia demasiado cerca de los volantes de creación y cerró completamente la cancha. En otras palabras, Maturana cometió con Asprilla y Valencia el mismo error que cometió Nevio Scala cuando le ordenó al 'Tino' jugar mucho más retrasado, lo que le costó caro al Parma.
No obstante, el caso que mejor ejemplifica los errores tácticos de Maturana es el del 'Tren' Valencia. El director técnico nunca supo que hacer con él. Todo el mundo sabe que no juega bonito pero es un delantero efectivo. Y la prueba es que casi nunca abandona un encuentro sin haber anotado un gol. Pero Maturana decidió sentarlo en el banco, y es probable que esto haya influido en la pérdida de ánimo de otros jugadores frente a Estados Unidos. Porque nadie entiende qué motivos tuvo Maturana para reemplazar a Valencia, el mejor jugador de Colombia en el Mundial.

EL PECADO MORTAL
Todos estos errores tácticos son, de cualquier manera, insignificantes al lado de su mayor pecado: la falla en la formación humana de los deportistas. Los ejemplos son varios: René Higuita, Albeiro Usurriaga y Faustino Asprilla, quienes ya tienen en su hoja de vida varios escándalos por fuera de la cancha. Justificar las fallas humanas de los jugadores por su origen humilde y falta de educación es no conocer la historia del deporte. El baloncesto de la NBA tiene personas encargadas de viajar a la mitad del Africa en busca de nativos de gran estatura. Los técnicos de fútbol brasileño sacan niños hambrientos que hacen la 21 de las favelas de Rio de Janeiro, y los buscadores de talento del béisbol viajan hasta los barrios humildes de San Juan de Puerto Rico, Caracas y Ciudad de Panamá para encontrar nuevos jugadores. Y le dedican casi tanto tiempo a la preparación deportiva como a la formación sicológica, pedagógica y humana. Y aun así a veces fallan, pero esas fallas son la excepción y no la regla.
Si algo hizo famoso a César Luis Mennotti en el fútbol argentino y a Tom Lasorda en el béisbol de las grandes ligas, fue la cantidad de tiempo que le dedicaban a los problemas personales de cada deportista. Pero más que las horas dedicadas, estos entrenadores dieron ejemplo. El ejemplo de la humildad y no de la soberbia. Y el del amor a la camiseta y no de prepotencia. Todo esto para no mencionar aquellos pecados del fútbol colombiano que bordean el Código Penal. Porque no se le puede pedir honestidad deportiva y personal a quienes se les ha permitido convertir en héroe a uno de los mayores criminales de la historia del país. Nadie puede olvidar las fotografías en donde aparecen varios de los actuales jugadores de la Selección Colombia visitando a Pablo Escobar en la cárcel de La Catedral.
El grado de penetración del narcotráfico en el fútbol colombiano es tan grande que algunos jugadores terminaron convertidos en objetivos militares de las guerras internas de los carteles. Y en ese ambiente lleno de billetes, lujos, caprichos, y amenazas -como ocurrió en el caso de 'Barrabás'- se pueden formar estrellas, pero nunca deportistas profesionales. Con este panorama es mejor, como lo ha demostrado este mundial, llegar con un equipo de obreros humildes y trabajadores del fútbol, a luchar cada balón, a ganar o a perder, pero con dignidad. Tal y como lo han hecho las selecciones de México, Marruecos y Arabia Saudita.
Todos estos defectos no serían atribuibles al cuerpo técnico si éste hubiera asumido la dirección hace pocos meses, pero cuando se ha sido el guía de un grupo por más de siete años fallar como se falló en USA 94 no tiene perdón de Dios.
Más allá del fracaso deportivo -algo que difícilmente se borrará de la mente de varias generaciones de colombianos-, hay algo que va a ser muy complicado de curar: la frustración colectiva de todo un país. De un país agobiado por los conflictos y los problemas que sintió, por primera vez, el derecho a tener una ilusión.
La fórmula facilista es culpar a los medios, al gobierno y a la publicidad. No obstante. la verdad es que todos estos sectores de la sociedad no hicieron más que atender el llamado de apoyo a la selección que hizo el cuerpo técnico. Y cuando alguien se atrevió a criticar algún aspecto del funcionamiento del equipo, el técnico y medio país le cayeron encima. Algo que se agudizó en las últimas semanas hasta llegar al extremo inaceptable del veto que le hizo Maturana a la cadena Caracol, cuando el mejor narrador de Colombia, Edgar Perea, y el mejor comentarista del país, Hernán Peláez, en uso del más elemental de sus derechos, se atrevieron a disentir de la decisión del cuerpo técnico de sentar en la banca al 'Tren' Valencia.
Lo cierto del caso es que el fracaso de la Selección Colombia en el Mundial marca el final de una era: la de Francisco Maturana. Y aunque nadie puede negar que cambió por completo la mentalidad del fútbol nacional y dio muchas alegrías al pueblo colombiano, tampoco se puede negar que la era Francisco Maturana fracasó. Y fracasó porque perdió sus dos exámenes finales: los mundiales de Italia y de Estados Unidos.
Aunque al cierre de esta edición, Colombia todavía tenía posibilidades matemáticas de pasar a la segunda ronda, si lo logra, todos los colombianos son conscientes de que no se lo merece. -