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EL MUSCULO DE MARTINA

Martina Navratilova se impone por cuarta vez en Wimbledon, pero su vida sexual sigue dando de qué hablar

12 de agosto de 1985

Es comó un corrientazo y ella lo siente en todo su cuerpo musculoso. Siente que miles de personas esperan y desean que pierda, que cometa errores, que se deje llevar de ese mal genio que ya aprendió a controlar.
Ese corrientazo debió sentirlo en la final del Wimbledon al derrotar a su rival de siempre, Chris Evert Lloyd y ganar por cuarta vez el campeonato mundial de tenis. Ella lo sabe, lo anticipa y hasta lo saborea como en marzo último cuando jugaba contra una desconocida en una cancha de la universidad de Washington, durante el abierto patrocinado por Virginia Slims. Cuando entró a la cancha hubo un aplauso amable, pero cuando su rival, Eleni Rossides, 17 años, se acercó a la malla para saludarla, hubo una ovación estruendosa.
No le preocupan estas manifestaciones de animadversión: "Es como si estuviera en un maldito circo, como si jugara en un torneo colegial donde la gente pierde el sentido de las proporciones". Pero en el fondo sigue siendo la favorita y la gente descarga en ella todas sus frustraciones y emociones, y los machistas canalizan en su figura el resentimiento de que una mujer pueda jugar este deporte mejor que muchos hombres.
Tres años atrás, cuando Martina Navratilova jugaba contra Tracy Austin en las finales del abierto de Estados Unidos, la multitud estaba de su lado y admiraba lo que representaba la muchacha checa que había desertado, enloquecida por todo lo que tenía que ver con Estados Unidos: hamburguesas, automóviles, condominios en la playa, joyas, dinero, publicidad. Sometida a un nuevo modo de vida, se dedicó a mejorar su estilo de juego, desarrollar más su cuerpo, aprender a controlar el pésimo humor que siempre cargaba. Comenzaba el reinado de la rubia musculosa y la iniciación del lento ocaso de su rival, Chris Evert.
¿Qué diferencias existen entre la Navratilova de tres años atrás y ésta que acaba de vencer en Wimbledon? Ella dice: "Ahora soy mejor que tres años antes, pero debo reconocer que entonces ya estaba bien así".
Sus relaciones con los periodistas son pésimas. Es que le preguntan siempre las mismas cosas: ¿Cómo empezó a jugar? ¿En que momento decidió quedarse en Estados Unidos? ¿Cómo es su dieta de carbohidratos? ¿Qué ejercicios realiza para permanecer en tan buen estado? Y siempre preguntan por su mal humor ella dice: "He aprendido a controlarme, a no dejarme llevar por el mal genio, pero entonces me critican y dicen que soy demasiado seria en la cancha que no sonrío, que no determino a nadie... ¿Cómo entiende uno a la gente?
¿Siente compasión por ella misma? "No, dice, lo que pasa es que a mí me tratan injustamente y si no lo creen fíjense en cómo si Chris y yo hacemos lo mismo decimos lo mismo yo seré atacada y criticada mientras ella será bañada en rosas". Por eso prefiere no leer las críticas y comentarios que aparecen sobre ella. Le molestan, sobre todo, cuando alguien analiza un juego importante y la ataca. Entonces ella, con lágrimas, dice: "¿Cómo querían que jugara cómo querían que actuara si sabía que los malditos espectadores querían que cometiera faltas que mi rival quería ganarme y hacía un calor del demonio y ya comenzaba a fastidiarme todo cómo querían que jugara? De todos modos para bien o para mal trato de escapar a la influencia del público porque eso me distrae me provoca un bloqueo. Si siento que están conmigo me excito y me pongo feliz y juego con más alegria pero si siento que no me quieren entonces hago un esfuerzo para olvidarme de la situación y juego como si estuviera sola. De todos modos sé que provoco controversia".
Ella lo reconoce: "Los hombres se sienten retados porque soy musculosa, agresiva muy fuerte más que algunos de ellos".
Le fastidia que le toquen el tema del dinero. El año pasado ganó más de dos millones de dólares en premios, casi 200 mil más que John McEnroe, suma en la que no están incluidos los contratos por usar raquetas Yonex, zapatos Puma, medias Thor-Lo, gafas Vuarnet, máquinas de escribir Silver Reed automóviles Porsche. Además de posar para todas estas campañas fue capaz, por primera vez en la historia del tenis profesional, de ganar 71 encuentros seguidos .
Algunos afirman que es un pésimo ejemplo para el tenis femenino: "No entiendo cómo puedo ser un mal para el tenis femenino. Quizás lo que algunos no perdonan es que una mujer haya acabado con lo imprevisto con las sorpresas en este deporte". Con ella, el tenis ha adoptado otra apariencia, ahora hay más dureza. vulnerabilidad, menos glamour.
Sobre su vida sexual ya no quiere hablar más, pero es evidente que vive con una escritora, Rita Mac Brown.
Sin embargo, siente rabia de nuevo cuando le tocan uno de los momentos más escandalosos de su vida y su carrera cuando, cuatro años atrás, en un reportaje con el New YorK Daily News dijo francamente cuáles eran sus preferencias sexuales.
Ahora vuelve a ser la campeona mundial y siente el corrientazo los que quieren verla perder tendrán que esperar. -