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EL NAUFRAGIO DEL MUNDIAL 86

Mientras el país completa su octavo año de discusión sobre Colombia 86, aparecen claras por primera vez las intenciones de la Fifa: realizar el torneo en la Costa Este de Norteamérica.

1 de noviembre de 1982

La decisión no fue tomada, como parece, aquí. Fue protocolizada por el grupo que el presidente Betancur nombró para estudiar el asunto, la semana pasada, pero en realidad había tenido lugar el jueves 10 de julio, en un lujoso pero discreto restaurante madrileño: Colombia no haría el Mundial 86. Por lo menos, no en las condiciones impuestas por la FIFA.
Estuvieron allí, sentados a manteles pocas horas después del histórico partido Francia-Italia, los eternos Joao Havelange y Hermann Neuberger, apodados "los fifos" por la prensa española debido a sus cargos dentro de la Federación Internacional de Fútbol Asociado. Los acompañaba Gene Edwards, presidente de la liga norteamericana de fútbol. Y, en el extremo de la mesa, Henry Kissinger.
No era un cónclave secreto. Sin embargo, muy pocas personas conocieron oficialmente los temas de la conversación. Pero no se necesitaba ser un lince-- y los reporteros de las agencias internacionales lo son-- para saber que se trataba de la posibilidad de realizar el siguiente torneo mundial en Estados Unidos. Solamente un hecho pudo ensombrecer los brindis y las sonrisas de los comensales: el torneo había sido adjudicado a Colombia ocho años atrás.
Hasta ese momento, cuatro días antes de la final de España 82, nadie había mencionado oficialmente el nombre de Colombia dentro del torneo. Unicamente el esfuerzo de los aficionados que viajaron llevando grandes pancartas para colocarlas en los balcones de los estadios, permitieron que el mundo le echara un rápido vistazo a los colores de nuestra bandera, entre jugada y jugada.
Y no habría mención alguna. Havelange sólo se refirió en términos algo despectivos al valioso esfuerzo que hizo "Cromos" preparando una separata sobre Colombia y el mundial, además de un audiovisual propagandístico hecho por el Banco de Colombia. Cuando llegó la final, no se permitió a los colombianos hacer que un globo tricolor sobrevolara el estadio Santiago Bernabeu. Y el tan esperado letrero "Nos vemos en Colombia 86", no apareció por parte alguna, salvo cuando el estadio estaba casi vacío y la transmisión televisiva había terminado.
Este hecho -- que provocó una pequeña crisis dentro de la delegación colombiana- dio la dimensión exacta de las intenciones de los"fifos": escamotearle a Colombia la realización del torneo, que legalmente le pertenece.
Finalmente, lo sucedido en Colombia la semana pasada, es decir, la entrega del pliego de exigencias a la Federación local y la posterior controversia, no es sino la puesta en práctica de esa determinación.
Del documento se desprendía cierta malicia preconcebida. Y el país pareció indignarse por el hecho de que le pusieron condiciones de la magnitud de las que aparecían allí. Estaba hecho. El país dijo que no, aunque le quedan todas las posibilidades para pelear la sede. Hasta diciembre.
HISTORIA ANTIGUA
Colombia 86, ahora en previsible y vergonzosa agonía, nació en febrero del 70 cuando Alfonso Senior estaba en Mexico observando los preparativos para el campeonato de ese año. Senior, un hombre pequeño, rubicundo y de fuerte carácter, le propuso la idea al presidente saliente, Carlos Lleras, y la sostuvo durante la administración posterior hasta adquirir un apoyo por lo menos verbal.
Senior, que aparte de su trabajo en importaciones ha sido empresario futbolero toda su vida, es miembro de las más importantes organizaciones internacionales deportivas. Ocupa la exclusiva silla de miembro de la FIFA --reservada sólo a unos cuantos afortunados en el mundo--desde hace doce años. Durante cada asamblea de la Federación, celebradas cada cuatro años Senior es inevitablemente reelegido.
En 1974, cuando la presidencia de la FIFA era ocupada por sir Anthony Ross, y Havelange era su suplente, Senior llegó con un ambicioso proyecto a la asamblea que tendría lugar en Munich, inmediatamente terminado el Mundial de Alemania: pedir para Colombia la sede del campeonato 86. Tras alguna discusión y contando principalmente con el apoyo del inglés Ross, Senior consiguió que le adjudicaran el campeonato. El asunto dejó de tratarse inmediatamente, porque la FIFA tenía un problema más próximo: Argentina 78. Pero una persona, Havelange que se levantó silenciosamente de la mesa de discusión, habría de bloquear, ocho años más tarde, la posibilidad de que Colombia fuera sede de campeonato alguno.
En efecto. La historia es conocida por todos. El país discutió ocho años sobre hacer o no el mundial, sin llegar jamás a una definición. Entre tanto, Havelange llegaba a la presidencia de la FIFA y la convertía en una especie de multinacional del fútbol.
No hay que olvidar que el torneo es un negocio. Un negocio que abarca desde cada uno de los jugadores hasta el país organizador y, obviamente, la FIFA. El campeonato mundial de fútbol se juega durante cuatro años, en los cinco continentes en eliminatorias continuas jugadas entre centenares de países divididos por zonas. La última vuelta, es decir, la final, se juega en un determinado país, y es la que habitualmente se denomina "mundial". En un principio llegaban a la firial sólo doce equipos. Pero la cifra se ha duplicado. A partir de Argentina 78, se tomó decisión de elevar el número de equipos desde 16 hasta 24. Parece curioso, pero para lograr que los 432 hombres que componen esos equipos jueguen ininterrumpidamente durante un mes, se necesitan sumas fabulosas.
Y se consiguen, también, utilidades proporcionales. El país que organiza participa de ellas, lógicamente.
Pero un nuevo factor alteró ese estado de cosas a principios de año: la empresa privada, a través del Banco de Colombia, inició un movimiento tendiente a financiar y llevar a cabo el torneo sin injerencia del Estado. Se formó la Corporación Colombia 86, ente privado que inicialmente aprovechó la celebración de España 82 para hacer un lanzamiento publicitario sobre el siguiente campeonato.
Sin embargo, un jarro de agua fría cayó sobre sus entusiastas miembros.
La Fifa, a través de Havelange, desconoció a la Corporación, exigiendo que el gobierno colombiano tomase responsabilidades directamente sobre el torneo del 86.

EL GLOBO SE DESINFLA
Ya durante los días del desaire en Madrid, se mencionaba la posibilidad de que la FIFA deseaba impedir a Colombia la realización del torneo. Para los entendidos, el Mundial había muerto. Pero nadie quería ser responsabilizado.
Hubo algunos escándalos durante ese periodo. La Corporación Colombia 86 estuvo a punto de desintegrarse. En el seno de la Dimayor (organismo equivalente a una liga de fútbol profesional en Colombia), hubo vestiduras rasgadas y lamentaciones. Era lógico. Sin embargo, no obstante ese episodio preliminar, sorprendió la forma como la FIFA puso en práctica su decisión. Con una arrogancia sin límites, remitió a Colombia un "pliego de condiciones" en el cual consignaba las condiciones mínimas para permitir que el torneo tuviera lugar en el país. Esto no tendría nada de particular, de no ser porque es la primera vez que se utiliza un documento así para tratar con un futuro país sede, y porque algunos de los puntos contemplados son exigidos por primera vez.
Hubo un momento de desconcierto. Alfonso Senior propuso retrasar el Mundial hasta el año 94 y la mayoría de sus partidarios lo vieron momentáneamente muerto. Pero pronto se reorganizaron las filas; dentro de la comisión evaluadora nombrada por el presidente Betancur para asesorarle sobre la materia parecía formarse un consenso. La forma como la FIFA pretende que el gobierno se pliegue a sus necesidades, en asuntos tan delicados como el cambio de divisas, los precios hoteleros, los impuestos y las importaciones, constituyen en opinión de los conocedores de la materia, un intento de injerencia en los asuntos nacionales y es por lo menos inaceptable. Aunque al cierre de esta edición no se había pronunciado aún el grupo de asesores, por encontrarse fuera del país Alfonso Senior y León Londoño, trascendió que su recomendación al presidente sobre la posibilidad de realizar el mundial sería negativa. Senior y Londoño se encontraban en Brasil, como delegados colombianos al sorteo de los partidos de la Copa Libertadores en los que se definió la forma como participó en ella el subcampeón Deportes Tolima. Su viaje, sin embargo, tenía una segunda intención: tratar de renegociar con Havelange algunos de los puntos del "pliego de condiciones".
Lo que la FIFA exigía por primera vez dentro de un campeonato mundial, parece dejar algo en claro: la celebración de estos torneos quedará de ahora en adelante en la órbita de unos pocos países desarrollados. En efecto, tal como se vio en España, se hace necesaria la adecuación o construcción de estadios en ciudades provincianas, centros de regiones con economías débiles, en donde habitualmente no hay mayor movimiento deportivo. La FIFA exige que estos, estadios alberguen 40 mil personas y que 23 de sus tribunas estén cubiertos. De este tipo se necesitan 12 estadios, en los que en ningún caso se jugarán más de tres efímeros partidos. Ello, solamente para la primera vuelta del torneo.

Para la segunda, la capacidad mínima sería de 60 mil personas. Ni siquiera el Campín bogotano alcanza esa cifra. Y para las finales, se exigen dos estadios de 80 mil personas. Sin embargo, el estudio efectuado por la ANIF con respecto al Mundial, demuestra que los ocho estadios colombianos permitirían realizar perfectamente el mundial de 24 equipos, habida cuenta de que durante gran parte del torneo las tribunas permanecen semivacías.
Las demás exigencias de la FIFA (ver recuadro) contrastan notoriamente con la posición asumida por el presidente Betancur desde el momento en que fue elegido. "El Mundial no sera de ninguna manera prontario", dijo el nuevo gobierno apenas se acallaron las notas de los primeros himnos. Ello quería decir, en términos concretos, que el gobierno no asumiría el menor costo de un evento que le es ajeno y que el país únicamente serviría de sede física a un evento cuya organización iría por cuenta de la empresa privada, con la anuencia del gobierno en materia de canales de televisión, trámites de pasaporte y seguridad.
La FIFA, convertida en una empresa futbolera multinacional, exige al gobierno adecuarse a sus necesidades, en lugar de acomodarse a las condiciones del país elegido como sede en 1974. Se comporta como si le hiciese un favor al país sede, lo cual es bastante dudoso después de los descalabros económicos y organizativos que fueron Argentina 78 y España 82. Y tal vez por no correr otra vez esos mismos riesgos--la comercialización por TV del torneo vale miles de millones de francos suizos, la moneda de la FIFA--se pretende entregar el Mundial a un país experto en negocios de comunicaciones, con estadios y público asegurado. Se dice que durante la comida de Madrid, Kissinger prometió levantar el césped sintético de los estadios de Rugby y tener en seis meses hierba natural de la mejor calidad. El mundial 86, tal como parece estar planeado, sería espectacular; se jugaria en varias ciudades de la Costa Este norteamericana, desde Miami y Nueva York hasta Toronto. Sería una forma estupenda de introducir el fútbol definitivamente en esa región. Pero no hay que olvidar que, según Cambio 16, tanto Havelange como Neuberger son también representantes comerciales de la firma "Adidas".
Así, la FIFA, con sus jefes privados, sus oficinas en tres continentes, sus equipos de traductores simultáneos, sus millones y sus automóviles escoltados, parece reflejar completamente la frase del "Time" del 7 de julio sobre Colombia, "ese pequeño país de café y cocaina" que no parece capaz de organizar un Mundial. Tal referencia, escrita por el periodista John Nielsen, le costó a los editores de "Time" una excusa formal ante el gobierno colombiano. Pero encaja perfectamente con la posición de la FIFA.

HAY QUE REESTRUCTURAR LA FIFA
La Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF), que efectuó, en su momento, un estudio sobre las posibilidades reales del campeonato mundial en Colombia, retomó sus puntos de vista y a través de su presidente Pedro Javier Soto Sierra dijo a SEMANA:
"ANIF propuso hace varios meses la realización de un Mundial de Fútbol 1986 a la colombiana, queriendo decir con esto que debía consultar las condiciones sociales y económicas que vive el país. Por esta razón se planteó que la participación del gobierno y del gasto público deberia ser la mínima, limitada a aquellas actividades que el sector privado no pueda asumir, por ejemplo, el otorgamiento de visas, el préstamo de los estadios y la seguridad".
Un mundial razonable. "Puesto que los recursos del sector privado son también limitados y deben destinarse a la prioridad del desarrollo, ANIF afirmó que era posible realizar el mundial con un mínimo de inversión, implicando que los estadios no deberían ampliarse pero sí mejorar su calidad para el público, los jugadores, y los medios de comunicación.
"Se estudió y se vió factible cumplir adecuadamente en el campo de las comunicaciones, con inversiones que no se separaran de las del crecimiento normal de esta actividad". Idéntica posición se asumió frente a hotelería, aeropuertos, vías etc.
"Nos parece que estos planteamientos de ANIF continuan siendo la única forma razonable de realizar el evento en Colombia".
Goleando al Tercer Mundo. "Las insólitas exigencias de la FIFA, bien conocidas por la opinión, pueden ser cumplidas hoy por muy pocos países, inclusive los del hemisferio norte. La actitud de la entidad rectora del fútbol mundial solamente puede calificarse de esquizofrénica, dada su violenta y tardía modificación en las normas que debe cumplir el país anfitrión (nunca antes así planteadas), y el desconocimiento de las condiciones reales del mundo en que vivimos.
"No se oculta a la opinión que esta nueva actitud de la FIFA excluye para el futuro la realización del mundial en cualquiera de los países en vías de desarrollo, es decir en los del denominado Tercer Mundo; y que limita este evento a un minúsculo Club de países privilegiados. Introduce, por lo tanto, una odiosa diferencia adicional a las que ya separan a los países industrializados del resto del mundó".
Revisar la estructura de la Fifa. "El deporte, sin embargo, tiene como meta principal la unión, no la discordia. Para lograrlo, cualquier organismo internacional debe comenzar por aceptar objetivamente las condiciones de la comunidad con la cual esté dialogando y la forma como ésta puede colaborar en el cumplimiento de un objetivo cualquiera. También en este campo la Fifa se aparta notoriamente de la lógica y del espíritu de unidad que deben presidir la comunidad deportiva del orbe.
"Las consideraciones anteriores deberían dar pie para una profunda revisión de la estructura de la Fifa y de la forma como está siendo administrada.
"No debemos llamarnos a engaño: la labor del desarrollo es ardua y requiere de un paciente esfuerzo realizado a través de decenios. Por lo tanto, ni siquiera dentro del término utópico de doce años, estarla ANIF de acuerdo en aceptar condiciones como las que hoy plantea la entidad internacional".

EL GOL DE HAVELANGE
El pliego de condiciones de la Fifa exige, en su parte pertinente, a Colombia:
--Cincuenta automóviles de lujo para los dirigentes de la organización y setenta de segunda clase.
--Libre entrada y salida del país para jugadores, funcionarios y periodistas.
--Libre importación de implementos deportivos, equipos electrónicos para TV. y para periodistas, aparatos médicos, etc.
--Seguridad total para dirigentes, jugadores y periodistas.
--Libre circulación de divisas durante el torneo. (Habría que sancionar una ley para ello).
--Garantías sobre acceso a canales de televisión, radio y télex, centralizados en un centro construido especialmente para tal efecto. (Este punto contrasta con la decisión gubernamental de no invertir dineros).
--Aeropuertos en cada subsede con especificaciones MTA (existen). Redes ferroviarias entre las subsedes. (Este punto revela desconocimiento del país por parte de la Fifa, pues se sabe que los ferrocarriles no prestan servicios de pasajeros, están deteriorados y las condiciones geográficas impiden conectar las ciudades en la forma en que la Fifa lo requiere. Se trata de un país de montañas y aviones).
--Política de precios que congele las tarifas de los hoteles desde el 1 de enero del 86.
--Que los impuestos sobre las boletas no pasen del 15%, porcentaje bastante menor que el tomado por la Fifa del mismo precio de las entradas.
--Por último, la Fifa exige oficinas adecuadas tanto para sus 10 ejecutivos principales como para los presidentes de las delegaciones respectivas; tres salas de traducción simultánea y una sala de 80 personas para los árbitros. Se aclara que los gastos de las obras mencionadas irán por cuenta del gobierno y advierte que actes del 10 de noviembre se le deben proporcionar las garantías del cumplimiento de todas estas condiciones.