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EL "PERICAZO" DE DELGADO

Con un líder dopado y con Fabio Parra como el mejor colombiano, terminó el Tour más controvertido de la historia.

22 de agosto de 1988

Fue una semana manchada por el escándalo. Ya cuando se creía que el español Pedro Delgado se enrutaba hacia París con su camiseta amarilla de líder del Tour de Francia bien puesta sobre sus hombros, un chisme empezó a rondar la sala de prensa ubicada en Bordeaux, al final de la etapa del martes pasado."Delgado salió positivo", decían los susurros que en pocos minutos ya habían alcanzado un tono normal.
Y así fue. Al otro día el rumor se volvió oficial, dejando estupefactos a público, ciclistas y periodistas. Nunca antes en la prueba reina del ciclismo por etapas había sucedido algo semejante: un líder dopado. A pesar de sus esfuerzos por sonreir y aparentar normalidad, el ciclista segoviano no podía ocultar su preocupación por quedar fuera de la pelea de una carrera que ha sido casi el único objetivo de su vida deportiva.
La sonrisa, sin embargo, volvió 36 horas más tarde. A las 9 de la noche del jueves, un reporte de prensa indicó que el español se había salvado, por lo menos por esta vez. Aunque se le confirmó el uso de doping, el presidente del jurado aclaró que el producto utilizado no está prohibido todavía por la Unión Internacional de Ciclismo y que, en consecuencia, Delgado no podía ser sujeto a ninguna sanción.
Esa explicación acabó oscureciendo notoriamente el cierre del Tour, que terminó el domingo pasado en París. Al cabo de tres semanas de intensa competición, la preocupación de los medios de comunicación no fue tanto la de seguir el resultado de la carrera, sino la de ahondar en el uso de estimulantes, uno de los temas tabú del deporte.
El veredicto preliminar no fue nada favorable. El corredor Regis Clere del equipo Teka, sostuvo que "si todo el mundo fuera examinado concienzudamente, el 90% de los ciclistas saldrían positivos". En medios especializados se reconoció que el doping en el ciclismo es una práctica usual y generalizada.
Esa sombra se extendió lógicamente el pasado domingo sobre los Campos Elíseos en la "ciudad Luz", cuando la caravana del Tour hizo su arribo a París. A pesar de la alegria de la los aficionados españoles, lo cierto es que nadie pudo evitar los comentarios sobre la victoria de Delgado.
Con esa nota amarga se terminó la edición número 75 del Tour de Francia. Gracias a un recorrido considerado como corto (3.200 kilómetros), los corredores impusieron un ritmo de marcha infernal, que mandó al descanso a buena parte de los favoritos. Con excepción del propio Delgado, el resto de astros dejaron de brillar y varios ciclistas se declararon más agotados que hace un año, cuando el Tour tuvo 800 kilómetros más.
En ese grupo, los corredores colombianos no fueron la excepción. Una vez más, Fabio Parra y Luis Herrera quedaron ubicados entre los diez primeros de la clasificación general pero, sin embargo, el balance individual de cada uno fue bien diferente. Mientras que el corredor de Sogamoso,que lidera el equipo Kelme de España, consiguió la presentación más brillante de su carrera, Herrera, el capo de Café de Colombia, acabó desilusionando un poco a los hinchas colombianos.
En efecto, Parra se destacó gracias a su triunfo en la etapa que finalizó en Morzine, en los Alpes, el 13 de julio, al igual que debido a su tercer puesto en la clasificación general. La comprobación de la calidad ciclística del colombiano produjo tanto impacto, que desde ya el equipo Kelme ha anunciado que va a reforzar la escuadra para la temporada de 1989.
En cambio, el desfallecimiento de Herrera en las pruebas de montaña produjo cierta desilusión, tanto en Colombia como en Francia. El Pedalista de Fusagasugá fue durante un par de días el gran favorito de la prensa, cuando consiguió llegar al pie de los Alpes con una diferencia pequeña frente a los expertos en el plano.
Sin embargo, con el pasar de los días se vio que Herrera se quedó sin reservas. Según Rafael Niño, técnico de Café de Colombia, "se pagaron las consecuencias de los esfuerzos hechos en la primera semana del Tour y en las pruebas que antecedieron la llegada a Francia". Concretamente Niño se refirió a la Dauphiné Liberé y a la Vuelta a Colombia, donde Herrera se entregó al máximo.
Esas explicaciones, no obstante, no alcanzaron a matizar las críticas hechas por los aficionados. A pesar de haber corrido "con todo", la estrella de Café de Colombia volvió a ser víctima de las ilusiones que se tejieron en torno a sus posibilidades de triunfo. Si bien, en comparación con el resto de favoritos, a Herrera le fue muy bien, eso no fue suficiente para quienes querían verlo vestido de amarillo.
El desempeño del corredor de Fusagasugá volvió a poner sobre el tapete el tema de si se justifica financiar un equipo que -incluidos gastos de promoción comercial- cuesta la nada despreciable suma de cinco millones de dólares al año. Aunque, aparentemente, los resultados conseguidos en esta temporada no justificarían para algunos tanto esfuerzo desde el punto de vista deportivo, el analisis cambia si se tienen en cuenta factores adicionales como la publicidad para el café colombiano y la mejora en el nombre del país. En efecto, mientras la mayoría de ciclistas corren a nombre simplemente de una divisa comercial, Herrera es en términos prácticos un embajador deportivo de Colombia.Tal como le dijera a SEMANA el director de Fedeciclismo, Miguel Angel Bermúdez, "Lucho puede no haberse ganado el Tour, pero en lo que a popularidad en Europa se refiere, no hay de que quejarse".
Semejante opinión es la que asegura la participación del ciclismo colombiano en el Viejo Continente en las próximas temporadas. Por el momento, se sabe que Café de Colombia planea contratar unos cinco ciclistas extranjeros para que en 1989 ayuden a los escaladores a rodar en el plano. Sólo así se cree que se podrán disminuir los riesgos de una "fundida" como la del Tour que terminó el domingo pasado. Todo eso, claro está, sin desconocer la importancia de los rivales porque lo cierto es que en la Vuelta a Francia de este año, nadie puso en peligro a Pedro Delgado y mucho menos cuando se supo que este Perico -por más declaraciones de inocencia- estaba cargado.