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EL REY DE ESPAÑA

Qué más se le podía pedir a Herrera y a los escarabajos?

15 de junio de 1987

La tarde no podía ser más hermosa: el reverdecido Paseo de La Castellana de Madrid en fin de primavera, el cielo despejado, una ligera pero refrescante brisa, y, sobre todo, decenas de banderas colombianas enmarcando la llegada a la meta de un menudo ciclista vestido de amarillo. Para Luis Herrera, para sus compañeros de los equipos Café de Colombia y Postobón, para sus técnicos y acompañantes, para medio centenar de periodistas y para 27 millones de colombianos que siguieron por radio y televisión el final de la versión '87 de la Vuelta a España, era un momento de gloria.
Una gloria mil veces soñada que contrastaba con los rostros entre sorprendidos y tristes de los ciclistas europeos, que no terminaban de entender lo que había pasado. Y es que no era fácil. No solo Luis Herrera ganaba la ronda ibérica con una respetable ventaja de 1,04 minutos sobre su inmediato seguidor, el alemán Raymund Dietzen. No solo lo hacía como rey absoluto de la montaña y como mejor extranjero de la prueba, sino que además aparecía como líder y símbolo de lo que él mismo llamó "un ciclismo joven" que en escasos cinco años revolucionó el pedalismo mundial. Prueba de ello es que, al lado de los triunfos de "El Jardinerito" de Fusagasugá, estaban el triunfo por equipos en la prueba de la escuadra de Postobón y las victorias en etapas de los escarabajos Carlos Emiro Gutiérrez, Omar Hernández y Francisco Rodríguez, sin hablar de la del mismo Herrera en la etapa reina a Lagos de Covadonga.
En pocas palabras, se trataba de una barrida sin precedentes. Barrida que, por demás, tenía poco o nada que ver con el escepticismo con el que se había esperado, tanto en Europa como en Colombia, la participación de los escaladores nacionales en esta que es considerada la segunda competencia por etapas más importante del mundo. Entre los escépticos, a algunos se les había ido la mano. El cronista español Carlos Toro de la revista Cambio-16, en un artículo previo al inicio de la vuelta se refirió a los colombianos como "cada vez menos novedosos, cada vez más constreñidos al papel de comparsas en el pelotón internacional".
Y es que, la verdad sea dicha, había razones para el escepticismo, que también había afectado a comentaristas y aficionados colombianos. Los flojos resultados de la temporada del año pasado en la que las campanas de la victoria repicaron muy bajo, para los colombianos, eran motivo suficiente. Pero, curiosamente, esa incredulidad llegó a convertirse a la larga en gran aliado de los escarabajos.

Con nadadito de perro
La primera semana de competencia no presagiaba una gran actuación colombiana. Los propios miembros de la delegación nacional se mostraban parcos al referirse a sus posibilidades. Herrera, por ejemplo, limitaba las suyas casi exclusivamente a la montaña. Era difícil, por lo tanto, soñar siquiera en algo grande. En las primeras etapas planas, los colombianos perdieron apenas un poco menos del tiempo previsto.
Solo unos pocos entendidos se olieron el menú que se estaba cocinando. El excelente corredor español Pello Ruiz Cabestany, al terminar la tercera jornada en Valencia, declaró que había visto a Herrera en el pelotón con "pedaleo fácil" y que habría que "contar con él en el alto de Covadonga".
Y en efecto, hubo que contar con él. Pero no solo para ganar esa etapa al inicio de la segunda semana de carrera, sino también para arrancarle al alemán Dietzen la camiseta de líder y colocarse 50 segundos por encima de él y 39 por encima del archifavorito irlandés Sean Kelly.
Pero esto tampoco asustó a los europeos. Y ese fue quizás su mayor error. Como en las guerras, lo peor que se puede hacer es subestimar al enemigo. Kelly, Dietzen y los demás "piernas-de-oro" europeos creyeron, al igual que sus técnicos, que las etapas planas que seguían a Covadonga podían convertirse en un paciente y tranquilo paseo después del cual, en la etapa contra-reloj del lunes de la semana pasada, todo volvería a la normalidad y la camiseta amarilla, prestada a Herrera, retornaría al pecho de algún ojiverde.

El día "D"
Al igual que los aliados en el dia "D" de la Segunda Guerra Mundial Kelly y compañía se prepararon para la contra reloj en Valladolid, con el objetivo de invadir los primeros puestos de la clasificación general borrando de la primera página de ese listado a los invasores colombianos. Pero a diferencia de sus antecesores de junio del '44, los ciclistas europeos no esperaban un despejado día de verano, sino todo lo contrario: una fría y lluviosa tarde de primavera que afectara a los escarabajos.
Esto último se cumplió. Pero la invasión no pasó de ser un relativamente fracasado intento de desembarco. Kelly le dio con todo y, como un hábil paracaidista, logró colocarse en la general adelante de Herrera. Sin embargo fue el único y la aventura terminó mal para él. Con una ventaja de apenas 42 segundos en la general sobre su inmediato seguidor, Luis Herrera, el irlandés debia afrontar una cruda realidad: de las cuatro etapas que faltaban, tres eran de alta montaña, y "El Jardinerito" podía en ellas vestirse, no solo de líder, sino de campeón.
Para colmo de males, Kelly guardaba celosamente un secreto que habría de cambiar el rumbo de la prueba. Afectado por una furunculosis en muy mala parte (allí precisamente donde más le duele a los ciclistas), los empinados ascensos que se avecinaban, podían resultar una verdadera tortura. Fue entonces que apareció esa dosis de suerte que es el centavo que completa el peso para los grandes campeones. A los 14 kilómetros de la etapa a Avila, al día siguiente de la contra reloj, Herrera que esperaba ganarle a Kelly en franca lid se vio de pronto, y de nuevo, en el liderato de la competencia. En ese punto de la etapa y después de varias consultas con su médico y su técnico en el carro acompañante, el irlandés se bajó de la bicicleta y abandonó definitivamente la carrera.
Nunca se sabrá qué tanto lo hizo por el furúnculo o qué tanto por esa otra enfermedad que bien podría bautizarse como "Herrerofobia". Nunca se sabrá tampoco cuánto habría durado el liderato de Kelly. Pero existe un dato que puede servir a la especulación: cuando aún no se conocían los resultados finales de esa etapa, el irlandés le dijo a la televisión española que, después de su retiro, su favorito era Dietzen. Y mientras decía esto, Herrera, en una ofensiva de esas que pasan a la historia, le sacaba más de un minuto al alemán, segundo en la general. O sea que Kelly seguía subestimando al colombiano, y de haber corrido contra él habría podido llevarse una sorpresa.
De ahí en adelante, y más que nunca, la carrera tenía que correrse tanto con la cabeza como con los pies. Y en esto los técnicos colombianos, Rafael Antonio Niño (ver recuadro) y Raúl Meza, también fueron los mejores. Dietzen era el nuevo enemigo. Y a diferencia de Kelly, no subestimó a Herrera.
Desde las primeras de cambio de esa etapa a Avila, consciente de que solo ocho segundos lo separaban de "El Jardinerito", se lanzó al ataque en el terreno que más conocía: el de los sprints especiales de los que podía obtener, según el reglamento, segundos de bonificación. Y en esto, él y su técnico se equivocaron. El esfuerzo que le permitio descontar hasta cuatro segundos, perjudicó sus piernas que ya no fueron las mismas cuando comenzaron los ascensos más duros.
Como si fuera poco, Meza y Niño, aliados como nunca alrededor de objetivos comunes (la victoria de Herrera en la general individual y la de Postobón por equipos), apenas empezó a empinarse el terreno dieron la orden de demoler a los europeos. Uno a uno los escarabajos comenzaron a turnarse en la punta del lote para imponer un paso mortífero en la montaña y agotar las fuerzas de los adversarios.
Algunos aguantaron, entre ellos el peligrosisimo parisino Laurent Fignon, quien aprovechó los problemas de Herrera con un carro de comisarios, mal atravesado, para lanzarse al ataque y descontarle valiosos segundos al colombiano. Dietzen, en cambio, pagó su osadía en los sprints perdiendo cerca de un minuto con Herrera.
En Avila, al final de la jornada del martes, por primera vez el triunfo definitivo de Herrera dejaba de ser un espejismo en la ruta, para convertirse en una real posibilidad. Fignon llegó de primero con cerca de un minuto y medio sobre el colombiano, quien sin embargo aseguró en la general 1,06 minutos sobre Dietzen. El francés ascendió al tercer puesto en la general, y aunque todavía lo separaban más de tres minutos del líder Herrera, se convirtió en adversario de cuidado. La amenaza de Fignon consistía en su reconocida habilidad para encarar los descensos que caracterizaban el final de las dos etapas siguientes.
Por eso y por la conciencia que todos tenían de la oportunidad que se les presentaba, los colombianos tuvieron que agregar un ingrediente a su participación. Ahora no solo tenían que correr con las piernas y con la cabeza, sino también con el corazón. En esto último los acompañaban al lado de transistores y televisores, millones de colombianos que debieron suspender o aplazar el inicio de su jornada laboral para seguir pedalazo a pedalazo la hazaña que se estaba forjando.

Con el corazón corrió Omar Hernández el miércoles. Convencido de la necesidad de asegurar la ventaja de su escuadra, Postobón, en la clasificación por equipos, lanzó un furioso ataque en el ascenso a Navacerrada, 40 kilómetros antes de la meta en Segovia, tierra donde hacia cinco años no triunfaba un extranjero. El ataque del "Zorro" (quien se ganó ese apodo en la infancia por su habilidad para robar gallinas), fue tan exitoso que no solo le sirvió a su equipo, sino que lo proyectó al decimoprimer lugar de la general, puesto que mejoraría al día siguiente con el retiro del séptimo en la clasificación, el español Laudelino Cubino.
El jueves, el turno fue para otro colombiano. Pero no para un escarabajo de una escuadra colombiana, sino española. Francisco Rodríguez, un excelente corredor que no ha podido reeditar su fabuloso tercer lugar en la vuelta a España del '85, y quien corre para el equipo BH, llegó primero a Collado-Villalba. Fue este el único triunfo colombiano que no era del todo bueno para los colombianos. En efecto, la actuación de Pacho puso en peligro el primer lugar de Postobón y colocó al BH a menos de dos minutos en esa clasificación.
Mientras todo esto sucedía Herrera se encargó de demostrarle a los Dietzen y a los Fignon que ningún ataque de parte de ellos era suficiente para quitarle el primer lugar. Para colmar la alegría del mejor escalador del mundo, al entrar en el furgón que lo esperó después de cada etapa, se encontró con los rostros emocionados de sus padres, recién desempacados de un jumbo de Avianca procedente de Bogotá. Todo estaba listo entonces para que el viernes en una etapa plana de 180 kilómetros entre Alcalá de Henares y Madrid, el ciclismo colombiano se cubriera de gloria con Herrera campeón, el sorprendente antioqueño Oscar de J. Vargas en el quinto lugar en la general, Henry Cárdenas --de solo 21 años-- de noveno y el "Zorro" Hernández en el puesto diez.

De paseo por el paseo
El viernes el país se despertó temprano. A las seis de la mañana hasta los menos entusiastas del ciclismo prendieron sus radios, en los que los narradores de RCN eran desplazados constantemente del micrófono por periodistas que relataban, ya no las incidencias de la carrera, sino la forma como en muchos rincones del país se preparaba la fiesta.
Hubo de todo. Campanas al vuelo en Fusagasugá, la tierra de los Herrera. Una hermosa canción llanera en la que el verso "padre de la carrera" rimaba con el apellido del campeón. Una declaración pregrabada del ciclista español Pedro Delgado en la que decía que no podía ganar porque mientras él corría por un equipo de marca, Herrera lo hacía por una patria.
Pero sin duda, uno de los momentos más emocionantes se presentó cuando el "Zorro" Hernández, en plena carretera, se colocó los audífonos de RCN para hablar con su esposa, internada en una clínica, y quien le acababa de dar su tercer hijo Lucho Herrera se le acercó en medio del pedaleo y le regaló un chupo, mientras el resto de los competidores hacía una pausa para aplaudir al corredor de Postobón.
Lo demás no tuvo misterio. Ni siquiera los esporádicos ataques de Dietzen kilómetros antes de la meta en el Paseo de La Castellana, a los que Herrera respondió como los grandes, empañaron la alegría. Una hora después, el nuevo campeón hablaba por radio y televisión, en directo, con el presidente Virgilio Barco y declaraba: "espero que esta victoria sirva para que haya paz en Colombia".
Es imposible decir si el deseo de Lucho podrá cumplirse. Pero no cabe duda que, en la medida en que hace las cosas bien siempre es una contribución, "El Jardinerito" ha aportado su grado de arena, grano que bien puede ser un puñado.

La fiesta inolvidable
El viernes al medio día, el pueblo colombiano se lanzó a las calles de ciudades y pueblos para agradecer y festejar esa contribución. Carros con banderas haciendo sonar sus bocinas ruido de voladores explotando en el cielo y el inmarcesible Himno Nacional, rompieron la monotonía de ese día de trabajo e hicieron que, por ejemplo, los desempleados que se pasean por la carrera séptima en Bogotá y por las vías céntricas de otras ciudades, se olvidaran, al menos por unas horas, de sus problemas.
Herrera, mientras tanto, terminaba de recibir premios y aplausos, y al igual que sus compañeros de delegación, preparaba sus maletas para convertirse el sábado en la mañana, a su llegada a Bogotá, en el protagonista central de una fiesta inolvidable. Tan inolvidable como lo es para él la Virgen de Chiquinquirá, a la que le ofrecio el domingo su trofeo de campeón.
Esta fiesta, sin embargo, no podrá durar más que unos pocos días. Aunque parezca increíble, a Lucho le falta más de la mitad de su temporada del presente año. Y le falta, sobre todo, la prueba reina: el Tour de Francia. Muchos creen que las energías gastadas en España mermarán sus capacidades para esta competencia. Lo que no saben es que la victoria en la ronda ibérica es apenas un escalón en el duro plan de preparación hacia el Tour. Como el mismo Herrera lo dijo al finalizar la etapa en Madrid, "no tengo ningún compromiso de ganar en Francia".
Mientras llega la hora de pedalear en tierras galas, Lucho puede dormir tranquilo. Lo hecho hasta ahora lo inscribió para siempre en la historia del ciclismo mundial y en la galería de héroes nacionales. De esos mismos héroes que, como "Cochise" Rodríguez, Rodrigo Valdés y, porqué no decirlo, Gabriel García Márquez, han hecho que los colombianos canten el "Ay, qué orgulloso...".--

En casa de Herrera
Si un hermano de Lucho Herrera se hubiera dormido hace tres años y hubiera despertado hoy, se encontraría, incrédulo, ante la realización para su familia de los sueños de cualquier ciudadano común y corriente. La prosperidad ha tocado a las puertas de un hogar que, si bien nunca fue tan pobre como para que faltara lo necesario, nunca disfrutó de las comodidades que ahora tiene.
Los tres deseos que los colombianos rasos le pedirían a su hada madrina que se concreten en el conocido slogan publicitario de "casa carro y beca", en el caso de Lucho Herrera se cumplieron con creces. Pero no gracias a ninguna varita mágica, sino merced a la magia de sus piernas, que lo han colocado en la cima del ciclismo mundial.
La sangre y el sudor que han corrido por las mejillas de Lucho, en su desempeño extraordinario en uno de los deportes más duros y exigentes que existen, ha dado unos dividendos económicos que son una retribución justa a sus esfuerzos, y que han cambiado sustancialmente la vida tanto del propio Lucho como de toda su familia.
La antigua casa de los padres de "El Jardinerito, situada en la vereda Piamonte, a un par de kilómetros de Fusagasugá, que podría tener un valor de unos dos o tres millones de pesos, incluida la pequeña finca aledaña, se ha visto transformada en una confortable y elegante residencia cuyo valor no puede ser inferior a los quince millones de pesos. La construcción campechana, de ladrillos al aire y ventanas pequeñas, no es más que un recuerdo. En su lugar se levanta una moderna construcción de un estilo que recuerda al inglés, con amplios ventanales y garaje doble, especialmente diseñada para Lucho por su amigo el arquitecto fusagasugueño Roberto Rodríguez.
Los baldosines de cemento fueron sustituidos por los pisos de cerámica italiana y el alfombrado de pared a pared. Un salón, especialmente dedicado al efecto, exhibe en una lujosa estantería de guayacán los trofeos ganados por Lucho a lo largo de su carrera ciclística. La cocina integral ultramoderna, el confortable baño con tina de porcelana y las habitaciones con amplios armarios de madera fina hablan a las claras de la transformación de la vida de esta familia campesina. Pero lo más llamativo es la decoración. Contra lo que pudiera pensarse, la casa fue amoblada con un gusto discreto y elegante que no da la impresión de un cambio repentino. Los cuadros, lámparas y cortinas han sido cuidadosamente escogidos de manera tal que, aunque reflejan la prosperidad económica del hogar, evidencian el expreso propósito de no hacer ostentación alguna.
La cicla con la que Lucho recorría el camino de la escuela y el primer carro que tuvo, un Renault 12 que le regaló la fábrica, han desaparecido del escenario. En su lugar se parquean cómodamente los dos automóviles de la familia: un Renault 18 último modelo y un campero Mitsubishi que "El Jardinerito" necesita para visitar la finca de diez fanegadas que adquirió en los alrededores y en donde practica su nuevo hobby: la cría de caballos de paso.
Las experiencias cosmopolitas de Lucho y sus innumerables recorridos por Europa no han logrado modificar el apego a su terruño. Con la típica actitud conservadora de los campesinos colombianos, el primer interés de Lucho ha sido invertir sus "pesitos" en finca raíz, en la tierra que lo vio nacer. Por ejemplo, en un barrio residencial de Fusa compro varios lotes en uno de los cuales construyó la residencia donde vivió con su familia mientras se reconstruía la de sus padres. Hoy, esa casa se encuentra arrendada y es una fuente de ingresos para sus papás, una vez que el antiguo negocio de jardinería ha desaparecido por sustracción de materia.

La nueva fortuna de Lucho se ha constituido en una especie de beca para toda su familia. Su hermano mayor Rafael tiene hoy una granja avícola, iniciada con el apoyo económico de su famoso pariente. El hermano menor, Orlando, ha sido su consentido. Como exhibía excepcionales condiciones para seguir sus pasos en el ciclismo, Lucho ha tomado por costumbre cederle las bicicletas que deja de usar, y patrocinarle su participación en cuanta competencia ciclística se le ocurre. Pero, según algunos vecinos, su exceso de generosidad ha resultado contraproducente para el futuro ciclístico de Orlando: le regaló una motocicleta de gran poder, que resulta mucho más cómoda para subir las cuestas de Fusa, que el caballito de acero. "Eso fue lo peor que pudo hacer Luchito con el hermano porque ahora casi no se baja de esa moto, y ya ni entrena", comentó a SEMANA un allegado a la familia.
Su hermana Naty, una bonita rubia de ojos verdes, se ha convertido, por su parte, en una especie de relacionista pública de la familia, haciendo las veces de puente entre la inmodificable actitud adusta de sus padres y los innumerables admiradores, curiosos y periodistas, nacionales y extranjeros, que los asedian permanentemente.
La impresión general que queda después de visitar la familia de Lucho Herrera, corroborada con los testimonios de sus vecinos y amigos de antes es que la modestia y la sencillez que la caracteriza no se ha modificado un ápice. En casa de Herrera el azadón ya no es de palo, pero la actitud, tanto de Lucho como de los miembros de su familia, haría pensar que allí no ha pasado nada.
Itinerario de la victoria
Abril 23. Prólogo. Benidorm-Benidorm, (contra reloj) 6.6 kms. Jean Luc Vanderbroucke gana el prólogo seguido por Kelly a 6 segundos. El mejor colombiano es Henry Cárdenas en el puesto 21. Luis Herrera ocupa el puesto 53.
Abril 24. 1 a etapa. Bebidorm-Albacete. 219 kms. Los colombianos pierden tiempo en una etapa propicia para los velocistas. Sean Kelly toma el liderato al entrar vencedor en la fracción. Herrera comienza su trabajo en la montaña al entrar segundo en un puerto de 4a categoría. El mejor colombiano, Néstor Mora (Postobón) en el puesto 23 en la etapa. Herrera pierde 27 segundos por un corte en el remate de la etapa; ocupa el puesto 153.
Abril 25. 2a etapa. Albacete-Valencia. 217 kms. Triunfo del italiano Paolo Rosola, con Néstor Mora (Postobón) como el mejor colombiano en el puesto 16. Al final de la etapa Pello Ruiz Cabestany declaró: "He visto a Herrera en el pelotón con pedaleo fácil. Habrá que contar con él en el Alto de Covadonga". Lucho entra en el lote sin ningún problema. Roberto Pagnin toma el liderato seguido por Kelly a 5 segundos. Néstor Mora (Postobón), el mejor colombiano en la general en el puesto 18 a 32 segundos.
Abril 26. 3a etapa. Valencia-Valencia. 35.4 kms. (Contra reloj). Kelly recupera la camiseta de líder al triunfar en la etapa. El mejor colombiano en la etapa es Pacho Rodríguez (equipo BH). Luis Herrera entra en el puesto 40, perdiendo 2.36 minutos con respecto al ganador.
Abril 27. 4a etapa. Valencia-Villarreal. 169 kms. Triunfo del español Alfonso Gutiérrez. Los colombianos se muestran en un puerto de montaña de 3a, rompiendo el lote y dando un campanazo de alerta. Herrera impone ritmo demoledor en las pequeñas escaladas. Todos los colombianos entran en el lote del triunfador. Se acerca la gran montaña.
Abril 28. 5a etapa. Salou-Barcelona. 165 kms. Roberto Pagnin, en fuga, gana la etapa y recupera el liderato de la prueba. Herrera y sus compañeros, preparando el terreno para las próximas etapas de montaña, imponen un ritmo infernal en el puerto de montaña de 2a categoría en el kilómetro 160. Segundo Chaparro debe abandonar luego de una espectacular caída que lo manda al hospital.
Abril 29. 6a etapa. Barcelona-Andorra. 220 kms. (Final en ascenso). Gana el español Jesús Ibáñez, con Herrera en tercer lugar. Los colombianos rompen el lote desde las primeras de cambio, ante lo cual el líder Pagnin no tiene nada que hacer. Kelly retoma la camiseta amarilla, pero los colombianos descuentan buena parte del tiempo perdido en las etapas anteriores. Henry Cárdernas (Café de Colombia), Luis Herrera (Café de Colombia) y Oscar de J. Vargas quedan entre los primeros diez en la general, a menos de tres minutos del líder.
Abril 30. 7a etapa. Seo de Urgel-Cerler. 186 kms. (Final en ascenso). Furioso ataque colombiano desde el comienzo de etapa. Herrera se muestra durante todo el recorrido encarando los ascensos con soltura. Kelly debe ceder el liderato a Raymund Dietzen (Teka). La etapa es ganada por Laudelino Cubino (BH), seguido por Herrera a 9 segundos. En la general Lucho queda en la 4a posición a 49 segundos del líder, comandando la clasificación de montaña. Postobón líder por equipos, escoltado por Café de Colombia. El colombiano Alirio Chizabas (Kelme) entra fuera de tiempo, debiendo abandonar la carrera.
Mayo 1°. Benasque-Zaragoza. 8a etapa. 219 kms. Etapa de transición. Herrera y sus compañeros entran en el gran lote. Gerardo Moncada sufre accidente que hace temer por su permanencia en competencia.
Mayo 2. Zaragoza-Pamplona. 9a etapa. Gana el español Felipe Yáñez (DYC) después de larga fuga. Herrera impone paso fuerte en los ascensos, entrando segundo en uno de ellos para asegurar la clasificación de la montaña. Lucho conserva su puesto en la general y amplía su ventaja sobre Vicente Belda en la montaña.
Mayo 3. Miranda del Ebro-Alto de Campo. 10a etapa. 213 kms. (Final en ascenso). Etapa que en principio favorece a los colombianos. Enrique Aja (español) se fuga con otros dos corredores antes de encarar la última subida. Los deprende y entra solitario a la meta. Luis Herrera entra tercero en la meta, conservando su posición en la general y el liderato en la montaña. Los estragos causados por los ascensos diezman el pelotón.
Mayo 4. Santander-Lagos de Covadonga. 11a etapa. 179 kms. (Final en ascenso). Etapa reina de la vuelta. Herrera gana la etapa, toma el liderato (con 39 segundos sobre Kelly y 50 sobre Dietzen) y se afianza en la montaña. Postobón líder por equipos seguido por Café de Colombia. Oscar de J. Vargas (Postobón) entra cuarto, subiendo al mismo puesto en la general. En los primeros kilómetros Néstor Mora alcanza a ser líder transitorio al involucrarse en una fuga que llega a tener 8 minutos de ventaja. Relievante labor de los coequiperos del nuevo líder.
Mayo 5. Cangas de Onis-Oviedo. 12a etapa. 142 kms. Etapa tranquila. Se presentan ataques de corredores que no comprometen a los primeros clasificados. Herrera se mantiene a la rueda de Kelly y Dietzen, quienes esperan la contra reloj en Valladolid para definir la vuelta. Gana Carlos Hernández (español-Teka). Israel Corredor abandona después de que la prueba anti-doping que le tomaron al finalizar la etapa Benidorm-Albacete resultó positiva.
Mayo 6. Luarca-Ferrol. 13a etapa. 223 kms. Fracción totalmente plana. En valiente fuga que dura toda la etapa, el colombiano Carlos Emiro Gutiérrez (Kelme) gana la etapa. Herrera domina el lote de los favoritos. Kelly sigue como favorito. Laurent Fignon entra en octava posición, descontando tiempo y quedando a 4.55 minutos de Herrera en la general. Pedro Saúl Morales es el mejor colombiano de la jornada entrando en séptimo lugar con un pequeño lote persecutor.
Mayo 7. Ferrol-La coruña. 14a etapa. 152 kms. Reiterados intentos de Fignon por escaparse del lote, pero es controlado por los equipos de punta. El español Juan Fernández gana la etapa con una ventaja de más de 6 minutos sobre el lote de Herrera y los favoritos. En las primeras de cambio el líder sufre pinchazo, pero retoma sin dificultad la rueda del lote. Noticia preocupante al final de la etapa: Oscar de J. Vargas (Postobón) sufre de tendinitis, pero logra defender su 4° puesto en la general.
Mayo 8. La Coruña-Vigo. 15a etapa. 185 kms. Presenta tres puertos de montaña suaves. En las metas volantes y sprints especiales, Fignon ataca para descontar algunos segundos de bonificación. Oscar de J. Vargas logra entrar en el lote pero los dolores en su tobillo se incrementan. El español Antonio Esparza, en fuga, llega primero a la meta en Vigo.
Mayo 9. Ponteareas-Ponferrada. 16a etapa. 237 kms. Nerviosismo en las huestes colombianas. Herrera visita en dos ocasiones al médico de la carrera por dolores en su rodilla izquierda. La tendinitis de Vargas no cede. En otra escapada sin riesgo para el líder, el francés Dominique Arnaud vence en la etapa. Omar Hernández es el mejor colombiano en la etapa, entrando en el puesto 22 con el mismo tiempo del lote.
Mayo 10. Ponferrada-Valladolid. 17a etapa. 221 kms. Roberto Pagnin gana la etapa claramente favorable a los pasistas. Arriba con una ventaja de 10.24 minutos sobre el lote de Herrera y los favoritos. Desaparecen las dolencias de Lucho y Vargas logra sostenerse a la rueda del lote.

Mayo 11. Valladolid-Valladolid. 18a etapa. 24 kms. Contra reloj. Como estaba calculado, Luis Herrera pierde el liderato frente a Kelly, quedando segundo en la general a 42 segundos del irlandés. Dietzen queda tercero a 52 segundos del líder. El mejor colombiano en la etapa, Néstor Mora ocupa el puesto 15 a 1.20 minutos del ganador, Blanco Villar.
Mayo 12. Barco de Avila-Avila. 19a etapa. 213 kms. En el kilómetro 14 víctima de una forunculosis, el líder Kelly se retira. Dietzen ataca en los sprints poniéndose a 4 segundos de Herrera. Fignon y Lucho atacan. Dietzen no puede responder. Herrera es segundo en la etapa a 1.10 del ganador Laurent Fignon. Balance favorable: Herrera líder en la general, en la montaña y mejor extranjero en la prueba. Oscar de J. Vargas 5° en la general. Postobón y Café de Colombia hacen el 1-2 en la general por equipos. La ventaja de Herrera sobre Dietzen en la general es de 1.04 minutos.
Mayo 13. Avila-Destilerías DYC (Segovia). 20a etapa. 183 kms. La alianza de los equipos colombianos da buenos frutos. Se impone fuerte ritmo en los ascensos para evitar cualquier escapada. Patrocinio Jiménez rompe el lote y se fuga para preparar el ataque del "Zorro" Hernández, quien salta del grupo en el último ascenso para llegar solitario a la meta en Segovia. Ni Dietzen ni Fignon ni Delgado tienen arrestos para atacar al líder. Los colombianos conservan el liderato individual y por equipos. Omar Hernández ocupa el 10° puesto en la general.
Mayo 14. Segovia-Collado Villalba. 21a etapa. 160 kms. Ultima etapa de montaña de la vuelta. Otro colombiano, Pacho Rodríguez, del equipo español BH, en espectacular escapada vence en Collado Villalba. Le toma 2.12 minutos a su inmediato seguidor Pascal Posion. Herrera domina ampliamente el lote, junto con los otros corredores de los equipos colombianos. Se conservan las posiciones de vanguardia. A esta altura se han retirado la mitad de los pedalistas que partieron en Benidorm.
Mayo 15. Alcalá de Henares-Madrid 22a etapa. 173 kms. Etapa denominada como el "paseo real". Las cartas están hechadas y Herrera, en la punta del lote, neutraliza los débiles ataques de Dietzen en las calles madrileñas. El resto de favoritos ni siquiera intenta atacar. En Madrid hay un nuevo rey: Luis Herrera.

Regreso con gloria
La "toma" de España por parte de sus pupilos es, sin duda, la gran revancha de Rafael Antonio Niño, considerado uno de los ciclistas colombianos más completos de la historia y convertido ahora en uno de los técnicos más inteligentes de ese deporte. La revancha a todos los sinsabores que pasó en su ciclo europeo (en 1974 el "Niño de Cucaita" fue contratado por el club italiano Jolly Cerámica y tuvo más fracasos que éxitos), ha sido completa: llegó como técnico de un equipo que todos se empeñaron en minimizar y terminó subido en el podio como uno de los más grandes estrategas del mundo en la actualidad y el que mejor ha conducido a los pedalistas de Café de Colombia.
Sus victorias, en las que hay que reconocerle parte a su colega Raúl Meza, técnico del equipo de Postobón, para muchos se debieron, inicialmente, al cambio de lenguaje en el principal equipo colombiano. En efecto, de la deslucida campaña del año pasado, aparecieron muchos culpables, entre ellos, principalmente, el francés Rafael Geminiani, a quien le llovieron epítetos tras el fracaso. Al cambiar la nacionalidad del estratega, se comprobó en el ciclismo lo que ya venía dándose en el fútbol: chauvinismos aparte, nada mejor que un colombiano como adiestrador de colombianos porque los entiende, les habla su lenguaje y se gana su confianza.
Pero además de usar las mismas palabras de sus pupilos, Niño acumulaba otras virtudes, respetadas por la crítica, por los dirigentes y por los ciclistas. La primera de esas virtudes es su hoja de vida, llena de triunfos significativos, el primero de los cuales sigue siendo un verdadero récord: en 1970, cuando debutó en una Vuelta a Colombia para juveniles, se la ganó. Y a los pocos meses se ganó la vuelta grande, por encima de todos sus ídolos de entonces (Cochise, Samacá, Pachón, Pedro J. Sánchez, Carlos Montoya). Para que no quedara duda de su poderío, en ese mismo debut fue rey de montaña y fue, entonces, cuando el país se dio cuenta que había surgido un nuevo monstruo que remplazaría a la hegemonía de Cochise.
Una segunda condición de Niño para gana