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El secreto rojo

Michael Schumacher ha encontrado un gran aliado en su brillante comienzo de temporada en la Fórmula 1:su casco.

7 de agosto de 2000

La clave de los excelentes resultados conseguidos esta temporada por el piloto alemán de Fórmula 1 Michael Schumacher han estado es su cabeza. Pero no sólo en la inteligencia con la que ha conseguido ganar cinco carreras y li-derar el campeonato. Una parte del éxito del corredor germano y la escudería Ferrari está en un elemento que ha pasado inadvertido para muchos: su casco.

Desde hace varios años los ingenieros de la Fórmula 1 eran conscientes de que, aparte de proteger al piloto, el casco actuaba como parte integral de la aerodinámica de los autos. Más allá de ese diagnóstico, que se quedó en el terreno de las hipótesis y de encontrar materiales más resistentes a los impactos, fueron muy pocos los avances que se lograron en el campo de la aerodinámica. Sin embargo hace dos años, después de que Schumacher y Ferrari perdieran el campeonato tras el Gran Premio de Japón de 1998, la Scuderia decidió destinar parte de los millonarios recursos que gasta en investigación para la creación de un grupo élite de tres ingenieros que se dedicaran exclusivamente a mejorar la aerodinámica de los cascos.

Ferrari, como sucede en la mayoría de los grandes equipos de la Fórmula 1, posee staff de ingenieros especializados en temas muy concretos. Por ejemplo, un equipo se dedica a trabajar en el desarrollo del sistema de frenos, otro con los alerones y otro con la suspensión. Destinar un grupo de profesionales que trabajara únicamente en buscar la forma de mejorar el casco fue considerado dentro del ‘Gran Circo’ como algo exótico, aun para Ferrari. Al fin de cuentas, después de la aparición del ‘casco duro’ a comienzos de los años 60, el cual protegía toda la cabeza y guarda algunas similitudes con los de hoy, fueron muy pocos los avances tecnológicos que se habían logrado en este campo. Hoy los resultados de esa inversión de Ferrari, que muchos calificaron hace dos años como una forma de botar el dinero, son evidentes y los tiene de líderes del campeonato.



Una ayuda extra

Durante más de 20 meses de investigación los ingenieros de Ferrari, en colaboración con los diseñadores de la compañía Bell, reconocida fabricante mundial de cascos para automovilismo, descubrieron que los cascos convencionales producían turbulencias en la toma que lleva el aire a la caja de los inyectores de combustible. La consecuencia de este defecto aerodinámico impedía que la alimentación del motor fuera perfecta. Para diseñar y probar más de una docena de modelos de cascos a lo largo de dos años los miembros del equipo de investigación y diseño utilizaron al propio Schumacher como modelo al terminar de 1999, finalmente, lograron diseñar el que es considerado como el casco perfecto.

Con unos perfiles en la parte baja del casco y después de darle forma cuadrada a la parte posterior, descubrieron en las simulaciones en el túnel de viento que así lograban mejorar el flujo de aire y con esto conseguían una alimentación ideal. El aire entra con mayor fluidez a la toma del Ferrari y mejora su rendimiento. De este modo el motor ganó cerca de cinco caballos de fuerza. Para quienes están por fuera de los laberintos tecnológicos de la Fórmula 1 cinco caballos de más puede sonar insignificante. Para los ingenieros, para la Ferrari y para el mismo Schumacher esos caballos adicionales han demostrado esta temporada ser suficientes a la hora de marcar la diferencia sobre otros rivales y ganar carreras.

Aparte de los beneficios para el motor, el casco de 1.200 gramos de peso tiene otras bondades adicionales bastante apreciadas por los pilotos de Ferrari. Reduce el trabajo de cuello del piloto, pues el flujo de aire tiende a mantenerlo en posición vertical, lo que ayuda a que los músculos de éste no sufran demasiado durante las competencias.

Ferrari y la compañía Bell han mantenido con gran reserva el costo total de las investigaciones que los condujeron al desarrollo del casco. Sin embargo no han dudado en sacarle el máximo provecho a su descubrimiento. A comienzos de este año los fabricantes sacaron a la venta 1.000 réplicas del casco de Schumacher para los fanáticos, quienes pagaron 5.000 dólares por cada uno y los agotaron durante la primera carrera del campeonato en Australia. Antes del Gran Premio de Francia, disputado el primer fin de semana de julio, los almacenes especializados les habían vendido a los fanáticos 45.000 réplicas.

Bell anunció hace pocas semanas que sacará a la venta una serie limitada de tres de los cascos originales que usará Shumacher este año con la firma del piloto. El precio no ha sido comunicado pero existe un antecedente que permite deducir que no serán nada económicos. La casa de remates Sotheby’s de Londres vendió hace tres años el casco que utilizó Schumacher para ganar el Gran Premio de Italia de 1996, el que le aseguró el título que obtuvo ese año, en 40.000 dólares. Si el alemán logra ganar el campeonato de este año los coleccionistas calculan que cada uno de los cascos podría tener un costo aproximado de 80.000 dólares. El casco no puede ser copiado por ninguna de las escuderías rivales de Ferrari ya que, junto con la Bell, patentaron su novedoso diseño.

Es claro que el liderato de Schumacher no depende exclusivamente de las bondades del casco. Sin embargo, en un deporte en el que una milésima de segundo es la diferencia entre la victoria y la derrota, entre ganar o perder un campeonato, un casco que aumenta el rendimiento del motor en cinco caballos de fuerza sin duda alguna es una ayuda bastante apreciada.