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El 'swing' de Rentería

El paracortos barranquillero ratificó en 2003 porqué es uno de los mejores beisbolistas de los últimos tiempos en las Grandes Ligas

César Molinares Dueñas*
21 de diciembre de 2003

Edgar Renteria ha estado en las situaciones más electrizantes que pueda tener el béisbol. Quién no recuerda la Serie Mundial de 1997, empate en el último partido de la serie, extrainnings, dos outs, bases llenas, y él con un solo swing definió su gloria y la de su equipo.

Los estadounidenses lo llaman un "money player", es decir, un jugador oportuno que define los partidos en momentos decisivos. "Es un pelotero ganador que inspira confianza tanto a sus compañeros como al equipo", explica su manager Tonny Larusa. Rentería ya los tiene acostumbrados a este tipo de hazañas. Y este año no fue la excepción: dio más de 20 batazos para ganar partidos.

El colombiano es un short-stop excepcional. Con un poder al bate, que para los expertos podría ser tercero o cuarto en el mundo, hace parte del club de los jonroneros en el que están Albert Pujols, Barry Bonds o Sammy Sosa. Si bien su posición en el juego es defensiva, Rentería hace alarde de su destreza con el guante y con el bate que ya lo tienen en el libro de los récords de la Major League Baseball (MLB). En 2003 con un average de 330 y 100 carreras impulsadas batió un nuevo récord para Cardenales que tenía Doc Lavan desde el año de 1921. Además empató la marca de más impulsadas para un paracorto de la Liga Nacional, marca que tenía Hubbie Brooks de los Expos de Montreal desde 1985. Según ESPN "el colombiano tal vez no sea tan espectacular como Alex Rodríguez ni de Miguel Tejada, pero es quizás el mejor shortstop de la Liga Nacional". Esos números le han significado dos guantes de oro y dos bates de plata.

Por lo pronto, la próxima temporada será decisiva para la carrera de Edgar. Además de consolidarse y buscar su segunda serie mundial, podría llegar a ser el deportista colombiano mejor pago en toda la historia. En 2004 termina su contrato con la novena San Luis y si los Cardenales quieren conservarlo tendrán que pagar más de los 6,5 millones de dólares que hoy gana para no dejárselo quitar de equipos como los Bravos de Atlanta o los Dodgers de Los Angeles que lo quieren.

Edgar explica que si bien "lo ha ganado todo" su meta es mantenerse y combinar su trabajo callado con obras sociales en Missouri y en Barranquilla. Su mayor preocupación es que en Colombia no se produzcan más jugadores de su talla, cuando en Estados Unidos esperan que lleguen más colombianos a seguir con la buena estrella del "niño de Montecristo".

*Corresponsal de SEMANA en Barranquilla.