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Cardona y el minuto de Dios

El talentoso mediocampista ha soportado críticas por sus ‘kilitos’ de más. Pero sus goles le han dado seis valiosos puntos a la Selección Colombia, y de visitante, contra Bolivia y Paraguay.

7 de octubre de 2016

Que las piernas de Edwin Cardona sean sinónimo de talento, pocos lo ponen en duda. Pero eso ha sido insuficiente para que los colombianos confíen en ellas como fórmula para llegar al Mundial de Rusia en el 2018.

Por el contrario, al volante antioqueño, al 10 de los rayados de Monterrey, le ha costado que el país le reconozca sus virtudes. Hay algo que las eclipsa. Su abdomen, poco común en un futbolista. En Colombia lo identifican más como el ‘gordo’ Cardona, que con el ‘Crackdona’, el mote de cariño que le tienen sus compañeros de la Selección Colombia.

Desde el 2011, cuando fue apartado de aquella selección juvenil de James Rodríguez, antes del Mundial de la categoría que se celebró en Colombia, muchas leyendas se tejieron sobre la figura del entonces diamante del Atlético Nacional. Se habló de su presunta obsesión por los helados, las hamburguesas y el trago, y se especulaba que esa era la causa por la que no podía controlar su peso.

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Se le ve lento en la cancha, pero sus remates de media distancia son una constante amenaza. No es titular en el seleccionado de José Pékerman, pero cuando lo ha necesitado, se ha convertido en una especie de Rey Midas, capaz de convertir en oro cada pelota que toca.

Cardona lleva tres goles con la Selección en la presente eliminatoria. El primero lo marcó en Barranquilla, en el 2-0 frente a Perú, hace un año, el 8 de octubre del 2015. Pero los dos siguientes valen su peso en oro.

El 24 de marzo de este año, en el estadio Hernado Siles de La Paz, marcó el tercer tanto de la victoria a domicilio (2-3) frente Bolivia. Y una curiosidad. Su gol de aquella agónica victoria a 3.600 metros de altura, también supuso una bocanada de alegría, un respiro frente a las decepciones del país. El día antes del partido, 23 de septiembre, había sido notificado com el de la firma de la paz entre el gobierno Juan Manuel Santos y las FARC. La firma no llegó. La única paz fue la del triunfo en la capital boliviana. 

Y por si fuera poco, el jueves provocó el primer grito de alegría que se oyó en todo el país después del silencio que causó la incertidumbre por el plebisicito. Marcó el del triunfo (0-1) ante Paraguay, nada más y nada menos que en el mítico Defensores del Chaco, de Asunción, donde nadie había ganado en la eliminatoria hasta ahora, y donde el país empezó a recuperar la sonrisa.

Dos goles, el primero con la derecha, el segundo con la izquierda, pero que tuvieron varias cosas en común. Significaron los dos triunfos que hasta el momento cosecha la selección de Pékerman en condición de visitante, como también seis de los 16 puntos que tienen a Colombia en zona de clasificación.

Pero lo más emotivo de estas notaciones es que, por una extraña coincidencia del destino, se sucedieron a pocos minutos del final de ambos partidos. En el minuto de Dios, como dicen los hinchas colombianos, Cardona se ha hecho especialista. Sus tantos tienen a Colombia con mayores ilusiones de llegar a Rusia, pero también para olvidar las tristezas de la política nacional.