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. | Foto: Fabio Ferrari/ AP

CICLISMO

¿Ganará Urán el Giro de Italia?

Tercero en la general, tiene en la mira asaltar el histórico segundo lugar. La camiseta rosada ya parece tener dueño.

Juan Pablo Machado
23 de mayo de 2013

La respuesta abreviada a la pregunta de este artículo es que no. Como en la política, en las empresas o en la vida, el ciclismo es un negocio de intereses y estrategias, y muchas de ellas se pactan sobre la marcha. Una carrera no se puede ver como la lucha de un ciclista contra los 200 restantes, ni la de un equipo frente a los otros 18. 


Cada quien tiene su papel y sus ambiciones, que van desde meterse en una fuga esporádica para que el patrocinador tenga pantalla efímera en televisión (caso Team Colombia) hasta pelear una victoria de etapa o luchar por alguna de las clasificaciones (montaña, regularidad, jóvenes...). Los más ambiciosos quieren clasificar en el top-10 de la general o, como el caso de Urán, tener el aval para pelear de frente por el título final o un cajón del podio.

Lo paradójico de la situación es que nunca antes un ciclista colombiano como Urán aprobaba requisitos en todos los terrenos (llano, contrarreloj, montaña) para acariciar, más que un liderato provisional, un título final de una de las tres grandes del ciclismo mundial. Pero la táctica de su equipo, el Sky inglés, por apostarle a Bradley Wiggins (¡obvio: es inglés, ganó el último Tour de Francia y el oro en la ‘crono’ de ruta olímpica!), a quien soñaba con recuperar de un problema respiratorio del que jamás mejoró, terminó crucificándolo como gregario las dos veces que Wiggins perdió, en claros síntomas de debilidad, la rueda del pelotón sin batalla de por medio. Esa gasolina extra, en estas instancias, las sintió el pasado fin de semana Rigoberto en sus piernas cuando saludaron los Alpes franceses. 

A favor de Urán está que el Giro es la única de las tres pruebas del top mundial en la que un colombiano jamás ha sido podio. La mejor figuración ha sido un quinto lugar de Oliverio Rincón en 1995. El mismo Urán fue séptimo el año pasado. ‘Lucho’ Herrera ganó la Vuelta a España de 1987 y Fabio Parro terminó de tercero en el Tour de Francia de 1989. En el Giro el balance habla de 16 victorias de etapa en 40 años de historia y los títulos en la montaña de Herrera y Oliverio Rincón.

Pero para este Giro Urán llegó como número dos y no como el uno. Y eso cambia las cosas. La primera semana de carrera el antioqueño voló más lejos que su Wiggins. En el llano es un caballo ‘purasangre’ y su fortaleza es la potencia: esas cabalgatas desde lejos para zafarse del grupo, como la que le dio la medalla de plata en la ruta de los pasados Olímpicos. Wiggins perdió la rueda del grupo a los ocho días de competencia, y el técnico del equipo le pidió quedarse, con Urán, para devolverlo al grupo. Un poco más de un minuto perdieron.

Los diez de la general son tan fuertes en la montaña que muchas veces las diferencias se marcan en los descensos o en el plano. Ahí, Urán siempre estará adelante del pelotón.

Volviendo a las alianzas, en este Giro se crearon, a comienzos de la segunda semana, dos grandes bloques: el de los equipos italianos alentado por un nacionalismo, que surgió por la escasez de ciclistas españoles de renombre. En 2011 los italianos hicieron el 1-2 de la general con Michele Scarponi (hoy cuarto en la general) y el actual líder Nibali, el mejor escalador de esta edición y quien tiene el plato servido para el título. 

De nuevo Italia tiene la posibilidad de soñar con ese 1-2 con los mismos protagonistas pero invirtiendo el orden, pero el australiano Cadel Evans y Urán arruinan por ahora esos planes.

A la causa de Urán y Henao, del Sky, se unió el escalador más explosivo de estas dos semanas y media, Carlos ‘Bananito’ Betancur, del A2GR francés y los corredores nacionales de Team Colombia, con sus jefes de filas Darwin Atapuma y Fabio Duarte como declarados aliados.

En la famosa etapa de Sestriere, que se recortó por mal tiempo, quedo evidenciada la alianza italiana. Un desconocido Mauro Santambroglio, del Vini Fantini, ponía la rueda al líder Vincenzo Nibali en la última escalada a meta y recibía como pago la victoria de etapa y subir al cuarto lugar de la general. Pero esta semana salió del abanico de candidatos al podio. Ese mismo día, el diario deportivo L’Equipo francés destapaba el pacto hecho entre ambos equipos antes de la etapa. 

Después de la contrarreloj de este jueves, Nibali demostró su poderío y Urán enfiló sus baterías por arrebatarle el segundo lugar a Evans,a quien tiene apenas a diez segundos. Restan dos etapas con final en alta montaña, el viernes y sábado, y Rigoberto debería asaltar ese segundo cajón del podio: va bien en las subidas, pero no es tan explosivo como Betancur. Pero tiene en Henao, quien no se esforzó mucho en la cronoescalada -guardando fuerzas para su líder- un buen ángel de la guarda para ese objetivo.

Su pelea será con Evans, un australiano campeón del Tour de Francia de 2011, quien está más cerca de su retiro a los 36 años y que en este Giro suele quedarse sin fichas de su equipo estadounidense BMC Racing en la montaña. Ambos suben similar. Nibali es mejor escalador y, a menos que tenga una enfermedad, vestirá el rosado final el próximo domingo. 

Por eso es que un lugar de Urán en el podio, lejos de verse como una frustración, habla de que a este joven de 26 años le espera un gran título de Giro, Vuelta a España o Tour, como ninguno de sus ídolos de los últimos 40 años del ciclismo colombiano, a excepción de ‘Lucho’ Herrera, lo ha logrado en Europa.