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Gol de camerino

El ministro de Educación le madruga al inicio del campeonato y decide poner orden en el fútbol: o los equipos se acogen, o no hay torneo.

20 de febrero de 1989

Esta vez el primer gol lo metió el gobierno. La anotación corrió a cargo del ministro de Educación, Manuel Francisco Becerra, quien, sin esperar a que comenzara el campeonato profesional de fútbol del 89, cogió mal parados a los equipos y les marcó lo que los comentaristas deportivos llaman todo un "gol de camerino" .

El contraataque del gobierno se veía venir desde finales del año pasado, cuando los problemas arbitrales, los escándalos dentro y fuera de los estadios y los dudosos manejos, se convirtieron en un alevefoul contra el más popular de los deportes en Colombia. Ya en diciembre, el ministro había anunciado que, de no tomarse los correctivos necesarios para evitar que los árbitros dependieran de los dueños de los equipos asociados en la Dimayor, el campeonato del presente año no comenzaría. Al parecer, los directivos no tomaron muy en serio la advertencia ministerial y, confiando en que las celebraciones navideñas harían olvidar la tormenta, decidieron postergar hasta el 20 de enero su reunión, sin contar con que una reorganización del colegio arbitral, a un mes del comienzo del torneo, traería como consecuencia un atraso en el calendario. Al cierre de esta edición aún no se conocían los resultados de la reunión, pero el ministro Becerra fue muy claro al afirmarle a SEMANA que "si no se cumple con todos los requisitos que señala la ley, no habrá fútbol profesional en el país en el presente año".
Pero el problema arbitral pasó a un segundo plano cuando, a comienzos de la semana pasada, la Superintendencia de Sociedades dio a conocer un extenso informe, solicitado por el ministro Becerra el pasado mes de noviembre, en el que se analiza detalladamente la situación de cada uno de los 15 equipos profesionales del país.
Ninguno se salva. Aunque es cierto que hay casos más críticos que otros y que equipos como el Cali o el Bucaramanga podrán adecuar su situación para estar listos el próximo 19 de febrero --fecha en que supuestamente debe iniciarse el campeonato--, lo cierto es que la gran mayoría de clubes han venido funcionando irregularmente en los últimos tiempos y es poco probable que en menos de un mes se pongan al día. Lo más seguro es que la fecha de iniciación del torneo se aplace y que, de no suceder un milagro, clubes como el Sporting y el Cúcuta vean en entredicho su participación. A pesar de esta situación, León Londoño --presidente de la Dimayor-- afirmó a los medios de comunicación que no había nada grave y que todos los clubes, sin dificultad, se pondrían al día.
Aparte de los resultados de la investigación de la Superintendencia, lo que queda claro es que el Estado, hasta ahora, no le había puesto el cuidado debido al fútbol nacional. A raíz de las denuncias del entonces ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, sobre la existencia de dineros provenientes del narcotráfico en el fútbol profesional, se tomaron varias medidas, pero nadie se preocupó por vigilar su cumplimiento. Una posible explicación de este fenómeno, fuera de las ya conocidas, puede radicar en el hecho de que este caudal de dinero llegó en un momento en el que el balompié colombiano vivía su más aguda crisis. De un momento a otro, los equipos se vieron fortalecidos en sus arcas y con la posibilidad de contratar una pléyade de jugadores, sólo comparable con la que llenó los estadios en la famosa época de "Eldorado".
De otro lado, comprar futbolistas se convirtió en uno de los mejores medios para lavar dólares ya que, al comprar los derechos deportivos de un jugador en el exterior, por costoso que fuera y sin importar que a la hora de venderlo se recibiera una cantidad menor, se justificaba y "limpiaba" una buena suma que de otra forma era difícil que entrara a circular fácilmeme y sin sospechas en el país. A eso hay que agregar que la traída de grandes estrellas al país sirvio para mejorar la imagen deteriorada de algunos dirigentes, que aprovecharon la pasión que despierta el deporte para ganar simpatías.

Si se mira el estado actual del fútbol, y si se tiene en cuenta que el informe de la supersociedades muestra que la gran mayoría de los clubes están en serias dificultades económicas, hay que afirmar que los dirigentes del deporte no han sabido aprovechar la "bonanza". Es bien sabido que en Colombia, el deporte no es un buen negocio. Por eso, al comenzar la década de los 70 el fútbol estaba en franca decadencia. Pero la llegada de estos dineros con su boom de estrellas no se aprovechó en la forma debida como para asegurarle al balompié un futuro tranquilo, pues no era difícil darse cuenta que, fuera a largo o a corto plazo, el chorro de billetes se iba a acabar. A estas alturas, no hay ningún dinero --ni legal, ni legal-- que alcance para mantener la nómina y demás obligaciones de los equipos.
Planificar a largo plazo no es virtud de los dirigentes del fútbol y, apesar de que la mayoría de ellos ya tienen escuelas inferiores para formar jugadores, éstas no están lo suficientemente desarrolladas y manejadas --con algunas excepciones, claro está-- para que puedan sacar en el futuro una buena camidad de deportistas de alto nivel. También se quedaron cortos en la organización de torneos de jerarquía de segunda división. Por eso, los futbolistas en el país se siguen dando por generación espontánea y. en buena parte de los casos, provienen de regiones en las que no hay fútbol profesional. Tumaco es el mejor ejemplo.

Todos estos ingredientes han hecho que el público reciba con beneplácito las exigencias del gobierno. Si los equipos se organizan debidamente y se ciñen a los dictados de la ley, los dirigentes se verán en la obligación de racionalizar sus gastos y de pensar a largo plazo. En cuanto a los dineros calientes, es poco lo que se puede hacer a la luz de la actual legislación. Muchos creían que una investigación como la realizada podría alejar los narcodólares de los equipos. Sin embargo, testaferros, intermediarios y familiares han entrado a terciar en el asunto y, mientras haya interés en utilizar al deporte como "lavandería", siempre se encontrará un método para hacerlo.

De todas formas, el gobierno está dispuesto a mejorar la situación del fútbol a cualquier costo. Interrogado por SEMANA sobre la posibilidad de que una intervención directa del Estado en la Dimayor, traiga como consecuencia una sanción de la Federación Internacional de Fútbol Asociado --FIFA--, el ministro Becerra afirmó: "En el fútbol, así como en el Comité Olímpico Colombiano y su actual situación, el gobierno está dispuesto a intervenir si se hace necesario, sin importar que sean desafiados a nivel internacional. Preferimos estar uno o dos años por fuera de la FIFA o del Comité Olímpico Internacional, con tal de organizar el deporte y mejorar su imagen en el exterior. Además --agregó el ministro refiriéndose al fútbol-- los dirigentes deben ser los más interesados en solucionar estos problemas, pues son los que han causado una disminución en la asistencia a los estadios. Han perdido credibilidad. Se atacan entre ellos mismos, hasta el punto que debieron hacer un pacto de juego limpió el año pasado".
Por el momento, sólo resta esperar los resultados de la reunión de la Dimayor y que los equipos se pongan al día, cosa que no será fácil. Se sabe también que la Superintendencia de Control de Cambios sigue adelante con sus investigaciones y que más de un equipo se verá a gatas para explicar la procedencia de los dólares con los que han comprado sus jugadores extranjeros. También, y sin importar su difícil estado financiero, del informe de la Superintendencia de Sociedades se desprende que, unos más y otros menos, todos tendrán que pagar multas por las irregularidades encontradas. En cuanto a la selección de mayores que jugará la Copa América y la eliminaloria para el mundial Italia-90, su trabajo no se verá afectado por una posible suspensión del torneo pues su manejo depende de la Federación de Fútbol y no de la Dimayor. Por eso el gobierno está dispuesto a facilitar su preparación y particpación, sin importar que los clubes profesionales estén parados.

Y para pararlos, el gobierno cuenta con un arma contundente: la posibilidad de negarse a prestar los estadios que le pertenecen. El ministro Becerra ya marcó su gol y la Dimayor deberá ponerse las pilas si no quiere, como en la fábula, matar la gallina de los huevos de oro.--

Pum, en el ojo
En el informe de la supersociedades, muchas irregularidades saltaron a la luz pública. A continuación, SEMANA presenta a sus lectores algunas de las más importantes.

*Falta o mal manejo de libros de contabilidad debidamente registrados. Inexistencia de libros de transferencias.

*Crítica situación financiera y capital de trabajo negativo. Suspensión en el pago de obligaciones. Dineros manejados en cuentas corrientes a nombre de socios o directivos y no de la institución.

*Faltan las actas de las juntas de socios. No se cumple con el numero mínimo de afiliados, que según la ley no debe ser inferior a 1.000

*El pasivo por obligaciones es varias veces superior al monto de los aportes.

*No existen registros de afiliados y, cuando existen, no aparece claramente especificado el monto de los aportes de cada uno de los afiliados.--