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Golpe a una ilusión

Después del estrellón que dejó a Juan Pablo Montoya por fuera del Gran Premio de Brasil han surgido múltiples teorías para explicar el incidente. ¿Qué fue lo que realmente causó el choque?

7 de mayo de 2001

Miles de versiones se han tejido alrededor del desafortunado incidente que dejó a Juan Pablo Montoya por fuera de competencia durante el Gran Premio de Brasil mientras lideraba la carrera en la vuelta 39.

Algunos de los fanáticos más radicales, motivados por la frustración, han insinuado que el estrellón entre el colombiano y el holandés Jos Verstappen fue producto de un complot para impedir que Montoya ganara la carrera. Otros, mucho menos apasionados, han afirmado que la culpa del choque fue del holandés por frenar muy tarde. Algunos, por el contrario, afirman que la responsabilidad fue de Montoya por frenar muy temprano. Sin embargo, después de una minuciosa revisión del incidente, la realidad es que el accidente se produjo por una mezcla de estos dos últimos factores: una frenada fuerte sumada a una tardía reacción de Verstappen.

En la vuelta 38 Montoya lideraba la competencia con un cómodo margen de 5,7 segundos sobre su rival inmediato, David Coulthard, de McLaren. En las nueve vueltas anteriores el colombiano había marcado registros de 1,16 minutos por vuelta, mientras que el holandés lo hacía en 1,19 minutos, casi tres segundos más lento que Montoya. Sobre la mitad de la recta posterior Verstappen giró a la izquierda, para dar paso al Williams del colombiano, pues la bandera azul a su derecha así se lo ordenaba.

Montoya, claramente, llevaba más velocidad que el piloto holandés y le sobrepasó por la derecha sin problemas. Milésimas de segundo después de esa maniobra el colombiano cruzó la marca que indicaba que faltaban 100 metros para la curva, punto que él tenía de referencia para iniciar la frenada.

Cuando Juan Pablo inició su maniobra de frenado Verstappen giró en diagonal a su derecha para volver a su línea de carrera normal aplicando los frenos más suavemente que en las vueltas anteriores. La telemetría del equipo Arrows mostró que Verstappen frenó 40 metros antes de lo normal y llevaba una velocidad inferior en 60 kilómetros por hora a la que registró en el mismo sitio de la pista en la vuelta anterior.

Verstappen se ubicó exactamente detrás de Montoya en momentos en que el colombiano estaba aplicando la mayor presión sobre los frenos en la parte final de la maniobra. Cuando el holandés se encontró a centímetros del alerón trasero del Williams sus ojos estaban en la curva y su cabeza mirando hacia la izquierda, sin percatarse que la distancia con Montoya se reducía más rápido de lo que él esperaba. El desenlace fue inevitable. En el punto que Verstappen chocó contra la rueda trasera izquierda de Montoya el piloto bogotano había aplicado más presión a los frenos, lo cual es evidente con la humareda que salió de sus llantas traseras.

Fue un descuido del holandés. Pero es una situación reiterativa y muy común en las carreras de Fórmula 1. Prueba de ello es que en la primera carrera de la temporada en Melbourne, Australia, Ralf Schumacher fue víctima de una embestida similar por parte de Jacques Villeneuve. El canadiense fue sorprendido por el punto de frenado del alemán. Muy temprano, afirmó Villeneuve, pero acertado según lo demostró la telemetría de Williams.

De hecho, en la misma carrera de Brasil, en la tercera vuelta y en la misma curva del incidente de Montoya, Ralf Schumacher fue víctima de un choque similar, esta vez ocasionado por Rubens Barrichello, quien se descuidó al momento de la frenada y perdió su punto de referencia para pisar el pedal.

Todo lo anterior simplemente demuestra que a pesar de lo lamentable del accidente de Montoya el colombiano no será la última víctima de este tipo de estrellones en la Fórmula 1. Basta con tener en cuenta que un monoplaza tan sólo necesita una décima de segundo para disminuir su velocidad en cerca de 100 kilómetros por hora. Infortunadamente el turno de tener un piloto que se descuidó durante esa décima de segundo le correspondió esta vez a Montoya.