Hagan sus apuestas

En los deportes predecir un campeón es tan científico como pronosticar con exactitud el clima de los próximos meses. El automovilismo no escapa a esta sentencia. Cuando faltan tan sólo dos carreras para terminar el campeonato de la Cart seis pilotos, incluido Juan Pablo Montoya, tienen posibilidades de llevarse el título esta temporada.

Después de un año que se ha caracterizado por las continuas fallas mecánicas y la mala suerte, el segundo lugar de Montoya en la carrera de Houston le dio los puntos suficientes para revivir sus posibilidades de pelear el título. Sin embargo el asunto no será nada fácil. A diferencia de la temporada pasada, cuando a esta altura del campeonato el único rival de Montoya era Dario Franchitti, en esta el colombiano tiene cinco contrincantes por delante. Esto sencillamente quiere decir que, para retener el título, Montoya depende de lo que él haga y de lo que sus cinco rivales dejen de hacer (ver recuadros).

“Mis posibilidades de ganar el campeonato no son muchas. Para mí el campeonato de este año está entre Gil de Ferran y Paul Tracy, dijo a SEMANA Montoya. La percepción sobre el desenlace del campeonato de Juan Pablo coincide con la de su padre, Pablo, quien afirma: “Si la lógica se da, está entre Gil de Ferran, Michael Andretti y Paul Tracy. Si uno analiza lo que queda de carreras quizás el más parejo sea Tracy. Es un piloto que en los óvalos siempre anda bien y en los circuitos siempre está en la lucha. Y lo que queda del campeonato es eso: un circuito y un óvalo”.

Para los Montoya es claro que, aunque existen probabilidades matemáticas de que Juan Pablo retenga el título, sería necesario que el carro del colombiano funcionara a la perfección en las dos carreras que faltan y que todos los rivales de Montoya quedaran muchos puestos atrás en las competencias. Dos circunstancias que es muy difícil que se presenten al mismo tiempo. A pesar de esta realidad algo es claro por el momento: sólo dentro de dos carreras será posible conocer a ciencia cierta al ganador. Al fin de cuentas en el automovilismo, como en todos los deportes, cualquier cosa puede suceder.