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| Foto: Archivo particular

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Hinchas de Nacional y Medellín se citan a la salida del estadio... pero para tomarse una “una pola”

En la capital paisa aparecieron parejas de muñecos de trapo colgados de puentes para invitar a los hinchas a vivir el fútbol en paz. Conozca cómo se ha vivido la pacificación de las barras bravas.

25 de agosto de 2017

Los clásicos hacen las delicias de los hinchas del fútbol. Aquí y en cualquier parte del mundo, cuando los equipos de la misma ciudad se enfrentan, todo se paraliza. Los aficionados sólo tienen vida para ver que su equipo triunfe. Lo que ahora quieren es que en Antioquia, cuando el Deportivo Independiente Medellín y el Atlético Nacional se enfrenten en un nuevo partido, todo sea una fiesta, y no que vuelvan los tiempos en los que todo era temor por el enfrentamiento entre barras.

Hace unos días esos tiempos de violencia barrística se recordaron cuando hinchas del América de Cali colgaron varios muñecos vestidos de verde en puentes de Medellín con mensajes como “Tu sentimiento vale una gaseosa”, “Nunca vas a olvidar la vuelta en tu cagadero” y “Los fantasmas no asustan al Diablo”. En efecto, al final del partido hubo disturbios.

Pues para el clásico paisa que se jugará el sábado, la provocación de los muñecos se convirtió en una invitación: parejas de hombrecillos de trapo con camisas de cada uno de los equipos —una verde, otra roja—, aparecieron en estaciones del Metro y puentes con mensajes como: “A la salida nos vemos… pa’tomarnos una pola”, “Aquí la vuelta es a otro precio. Aquí el clásico es fiesta”, “Nos vamos a matar… alentando en el estadio”. Así se emprendió una campaña en redes sociales donde hinchas de lado y lado se tomaron fotos con amigos de otras barras, lo que se convirtió en un llamado a la paz y al disfrute del fútbol.  

Y es que no hay lugar para las diferencias, pues desde hace varios años las barras bravas en Medellín trabajan en la pacificación y en proyectos con otras barras del país y el continente, como es el caso de Andrés Felipe Jiménez Castrillón, de 34 años, aficionado de toda la vida, uno de los fundadores de la Rexixtenxia Norte, conocida en Medellín por su marca RXN en tantos postes, en tantas paredes, y que a los doce años empezó a pintar banderas con aerógrafo, cuando nadie lo hacía, entonces se dedicó a decorar trapos que cada ochos días aparecían en la tribuna norte del Atanasio.

Andrés explica su “arte” como si se tratara de álgebra lineal, de cálculo: Fue uno de los primeros hinchas en Colombia que quiso hacer un tifo para celebrar la salida de su equipo a la cancha. Los tifos son, según esa fuente de todo conocimiento que es hoy Wikipedia, una palabra italiana que usa para hablar de las hinchadas de un equipo, aunque “en algunos países se utiliza como denominación para un mosaico creado por los aficionados y desplegado en las gradas de un estadio”. Son famosos los tifos hechos por las barras del Barcelona, Marsella, Galatasaray, Real Madrid, Bayern Múnich, Borussia Dortmund, Juventus, y en Colombia están los Medellín, Nacional y Cali. Andrés hizo parte de los primeros que quisieron hacer en la tribuna del estadio Atanasio Girardot, un rompecabezas. 

“El primer tifo que se hizo en el estadio fue el día de la fiesta de los cien años, sobre los colores rojo y azul, en la tribuna norte, salió en letra mayúscula la frase ‘100 AÑOX’. Después empezaron a hacer algo así pero en espacios más pequeños. El segundo lo hicieron contra el Once Caldas, ese decía ‘El equipo del pueblo’. A mí no me gusta participar en los que son sólo letras porque eso es muy fácil, me gustan los que son más complejos. Así que en el tercero que hizo la Rexixtenxia sí estuve, que era el escudo que abarcaba toda la tribuna y decía ‘Dale rojo dale’”.

Sucede que en Suramérica nadie se atrevía a hacer un escudo como el del Medellín —en forma igual al de Millonarios, al de tantos otros equipos—, porque carece de líneas rectas en su contorno y sus curvas no terminan en un círculo perfecto, lo que impide la simetría en la tribuna, pero Andrés lo delineó calculando empíricamente, “a ojo, sin planos, sin programas de computador. Ese escudo lo hice para la Suramericana y se puso el punto muy alto, porque el escudo del Cúcuta lo hace cualquiera, el de Nacional también, pero este del Medellín es muy complicado. Para mí el tifo es una foto a gran escala que forma un efecto pixel, cuando uno ve una foto de acerca, ve cuadros, eso es un tifo, y en eso estuve pensando todo el tiempo cuando hice el escudo”.

Su fama como diseñador de tifos se ha esparcido entre las barras de diferentes equipos del continente, ha asesorado a nacionales en sus partidos internacionales, e hinchas de equipos de Uruguay, Argentina y Paraguay le escriben correos con frecuencia para que les dé el visto bueno sobre futuros tifos, “porque un tifo no es solamente ubicar papeles en una tribuna, es una verdadera obra de arte, sólo hay que ver lo que han los hinchas del Borussia para darse cuenta. Como yo he estudiado mucho los tifos, y los que he hecho han sido buenos, pues asesoro a otras barras, eso es parte de la convivencia”.

Con otros amigos de la barra, Andrés creó una fundación que ha llamado Bloque Seis con la que han aplicado para ser beneficiarios del presupuesto participativo, “porque veíamos que hay barras de otros equipos que están muy organizadas y que reciben apoyo y queríamos dejar los celos y empezar con lo nuestro. Ser un líder y un dirigente de una barra. Ahora mismo estamos haciendo conferencias de barrismo, de cómo se sustenta un proyecto y lo hacemos con algunos miembros de Los Del Sur, con personas ya crecidas que han aprendido que somos hinchas de equipos rivales pero que podemos crecer juntos”.

Felipe Muñoz, que es uno de los líderes de Los Del Sur, baterista de la banda de punk rock Tres de Corazón, en la que le ha cantado al fútbol, a Nacional y a la Selección Colombia, recuerda que la iniciativa por pacificar a los hinchas empezó cuando la guerra en Medellín llegó a su colmo en el año 2004, “invitamos a los pelados a que entendieran que estábamos en una ciudad de sangre y de violencia, y a que vieran que esas actitudes no son propias del fútbol sino de la sociedad. Después de eso se dieron cuenta de que manejarnos bien y tener buena imagen nos facilitaba la relación con las autoridades y esa confianza a su vez nos daba la posibilidad de tener proyectos que hicieran crecer la barra. Los pelaos empezaron a ver que no habían presos ni heridos y que venir al estadio se volvió tranquilo, no era un lugar más de batalla. Eso ocurre en un momento histórico del país en el que a los pelaos les tocó ser participes de muchas guerras, de 2002 a 2004 el conflicto en la Comuna 13, después vino una época de paz, pero llegó el conflicto entre alias “Sebastián” y alias “Valenciano”, el conflicto está asociado a los picos de violencia entre las barras”.

Felipe sólo se refiere a la historia de Los Del Sur, a los procesos de concientización sobre el mal que la violencia le traído al fútbol en Medellín. Después de esa reflexión nacieron proyectos como el Club Deportivo Los Del Sur, que tiene como fin entrenar talentos desde la niñez para que algún día lleguen a jugar profesionalmente; “Con la pelota en la cabeza”, en el que participan los hinchas que llevan su fervor por el fútbol al arte: pintan, hacen fotos, escriben, ejercicio del que ya hay libros publicados, folletos, postales; “Del barrio a la cancha”, un programa de televisión que muestra después de cada partido la realidad de los hinchas de Nacional y Medellín, su vida en el barrio, la pasión llevada por los agites de la cotidianidad.

La pacificación de las barras —que las peleas cada vez sean menores, que no haya enfrentamientos con el Esmad— no es un milagro que surgió de un día para para otro, ha tomado tiempo que hinchas de distintos se esperen en la salida, pero para tomarse una pola.