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Juan Pablo Ángel

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La final que partirá el corazón de Juan Pablo Ángel

El retiro le llega a Ángel justo cuando Nacional y River Plate, sus dos equipos del alma, disputan la final de la Copa Sudamericana.

3 de diciembre de 2014

Juan Pablo Ángel dice que si hubiera escrito con anterioridad el final de su historia como jugador, jamás se le habría ocurrido elegir como escenario el estadio Monumental de Buenos Aires. Parece demasiado ideal para ser verdad.
 
Allá, en esa catedral del fútbol donde no parece que se reunieran hinchas, sino correligionarios, se jugará el partido de vuelta de la Copa Sudamericana entre Atlético Nacional de Medellín y el River Plate de Argentina, los dos equipos que están el alma de Juan Pablo.
 
Este miércoles, día del primer juego en Medellín, Juan Pablo, a los 39 años de edad, entrena con las mismas ansias de un muchachito que está a la espera de su debut.
 
Aunque Ángel ya deja ver unas poquísimas canas en la barba y en el pelo, su condición física está al tope: es de los primeros jugadores en aparecer en el entrenamiento en la sede de Guarne, Antioquia. Antes de que el técnico Juan Carlos Osorio llegue a dar instrucciones, Juan Pablo ya está moviendo máquinas en el gimnasio.
 
Esta final tiene condimentos especiales. Cuando tenía 21 años de edad, Ángel le hizo un gol a River en el Atanasio. Era justamente un partido de la Súper Copa Sudamericana. Hernán “el Carepa” Gaviria y José Fernando Santa -el primero muerto por un rayo, el segundo retirado y probando suerte como entrenador- participaron de la jugada.
 
Era la consolidación de Juan Pablo con los verdes, con quienes debutó en 1993 (hace 21 años ya) y de donde salió con 49 goles a la espalda. A su regreso, luego de pasar por River, Aston Villa de Inglaterra y tres equipos de los Estados Unidos, Ángel ha hecho 18 goles más con Nacional.
 
Pero los tres años que estuvo en River también le merecieron un lugar en la historia. “Es uno de los íconos más recordados de una etapa gloriosa y añorada en River. Protagonista en los partidos importantes con sus goles y su categoría. Se caracterizaba por hacerle goles a Boca. Y eso allá es muy valorado”, dice Juan José Buscaglia, periodista de Fox Sports.
 
Uno de los goles más memorables de Ángel en un superclásico -un partido que en Argentina es esperado durante meses con la misma desmesura con que un niño pide un PlayStation a Santa Claus, diría alguna vez el escritor Juan Villoro-, tuvo lugar en el torneo apertura de 1999.
 
Del otro lado estaba el Boca de Óscar Córdoba, de Jorge “El Patrón” Bermúdez y de Carlos Bianchi, el técnico que se ganaba todo.
 
Ese día, casi se cae el Monumental cuando Ángel, a los 22 minutos del segundo tiempo, sacó un derechazo desde fuera del área, haciendo que el balón curveara en el aire, algo inusual para la velocidad con la que iba. Córdoba no se dio cuenta en qué momento le violentaron la red. “Angelito, mira hacia el cielo (…) qué viva Colombia, Angelito”, gritaba  el narrador Atilio Costa Febre, mientras los hinchas saltaban desaforados en las tribunas.   
 
Luego de jugar en Estados Unidos, ya en plena madurez, Ángel estuvo casi a punto de terminar su carrera en River. “Hubo acercamientos, pero nunca llegaron a concretarse. También le tuve miedo a las segundas partes, siempre son peores. Le tenia temor a tocar un pasado que ya estaba hecho. Era un pasado exitoso. Siempre estaba el riesgo de jugarme esa carta. Pero mi carrera siempre ha sido eso, una apuesta”, dice Ángel.
 
Sin embargo, nada de eso se concretó. Ángel terminó en Nacional, cumpliendo el destino de quienes tienen la suerte de retornar a lo primigenio, a la raíz. Independientemente de lo que suceda en la final, de si Juan Carlos Osorio considera a Ángel como titular, de si hace gol o no, ya hay una historia que está escrita.
 
Juan Pablo, con la camiseta de River, también le hizo gol a Nacional. Fue el 20 de abril del año 2000, en Medellín, cuando se jugaba la fase de grupos de la Copa Libertadores de América. “La gente sabe que he respetado estos colores con orgullo. Siento un profundo agradecimiento por este grupo y esta hinchada”, dice Juan Pablo refiriéndose a Nacional. Pero también -y no tiene que decirlo- son las mismas palabras que tendría para River.
 
Y es por eso que Ángel asegura no saber qué es lo que exactamente sentirá cuando esté parado en la gramilla del Monumental, en el fin de su carrera futbolística. Ni se imagina cómo va a reaccionar el público argentino. Buscaglia sí se atreve a predecirlo: “Sin ninguna duda lo van a ovacionar. ¿por qué? Porque lo aman”.