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TESTIMONIO

"Jugué un Mundial con Pékerman": Nicolás Burdisso

El defensor Nicolás Burdisso, central del Genoa de Italia, recordó para Semana la experiencia de haber disputado una Copa del Mundo al mando de don José.

Nicolás Burdisso *futbolista argentino
27 de junio de 2014

Uno de los años que más recuerdo es aquel en el que conocí a José. Era 1999, y yo que apenas tenía 18, empezaba a cumplir los sueños de cualquier pibe que quiere jugar al fútbol en Argentina. Debuté en primera división con Boca Juniors en octubre de ese año y, como si fuera poco, fui convocado a la selección juvenil Sub 20.

Preparábamos el Mundial Juvenil de Argentina 2001. El equipo, al mando de Pékerman, estaba conformado por Javier Saviola, ‘Maxi’ Rodríguez y Fabricio Coloccini, entre otros jugadores que hoy son referentes del fútbol mundial. Cómo no recordarlos si con ellos le ganamos a todos en esa Copa juvenil. Aunque solo jugué cuatro partidos, José me dio la confianza para ser titular en el definitivo frente a Ghana. Los vencimos 3 a 0, en la cancha de Vélez.

Seguí jugando al fútbol. Con Boca lo gané todo: torneo nacional, Copa Libertadores y Copa Intercontinental. Ganamos, además, el oro en los juegos de Olímpicos de Grecia, en 2004. Me faltaba jugar un Mundial de mayores. Con el fracaso de Marcelo Bielsa en Corea–Japón 2002, nombraron a José director técnico de la selección Argentina, y con ello, creció la ilusión de ponerme la ‘albiceleste’ en la Copa del Mundo de Alemania.

Y así fue. A mediados de abril de 2006 estaba volviendo a jugar, tras ausentarme de las canchas por seis meses debido a una dura enfermedad de mi hija. Me entrené solo en casa, me esforcé por mantenerme en forma, aun cuando no tenía minutos jugados. Contra todo pronóstico, sonó el teléfono, era la voz de Pékerman que traía buenas noticias: “vas para el Mundial”.

Fue un voto de confianza de esos que solo sabe dar él. Aún recuerdo la charla previa al primer partido frente a Costa de Marfil. José supo cómo quitarnos presión, devolvernos la confianza y hacernos creer que más allá del resultado, estábamos ahí para disfrutar un Mundial de fútbol. Aunque el tono era más fuerte que el utilizado durante las eliminatorias (en una Copa del Mundo el margen de error es mucho menor), siempre fue respetuoso, y jamás acudió al camino fácil del insulto. La virtud de Pékerman es armar equipos que se lleven bien, que sean amigos y que más allá de ser buenos jugadores, sean buenas personas.

En lo futbolístico, ese equipo jugaba con una línea de cuatro efensores, casi de tres, dándole libertad a Juan Pablo Sorín, por izquierda. En el medio, tres hombres: un volante de contención y dos extremos; adelante Riquelme como enganche, y dos delanteros en punta. La mejor forma de describir el estilo de José es el segundo gol que le hicimos a Serbia y Montenegro. Fueron 26 fases antes de que el ‘Cucho’ Cambiasso definiera.

Ese juego no solo define a los equipos de Pékerman, sino también su carácter paciente y perseverante. Siento que pudimos ganar ese torneo, pero el destino quiso que los penales, frente a los alemanes, nos dejaran fuera. Es una alegría verlo ahora ahí, al frente de Colombia, mostrando lo mejor de su fútbol y de sus increíbles capacidades para formar personas, así como para hacer creer a todo un país.

Será un gran mundial, y aunque no lo ganen, se sentirán orgullosos de poder afirmar que hicieron parte del equipo de Pékerman.