Kaká

Una de las discusiones de los últimos años es quién es mejor entre Messi, Cristiano Ronaldo y Kaká. Quienes se inclinan por el brasileño le admiran su efectividad ausente de fintas y gambetas rimbombantes, su sentido de juego colectivo, sus veloces cabalgatas verticales, las pocas veces que entrega un balón mal y su remate igual de letal con ambas piernas. No está pasando por su mejor momento, es claro, y lejos está hoy de disputarle el trono al argentino y al portugués, pero el Kaká que vimos hasta hace poco en el Milán es de lo mejor que el fútbol de hoy puede ofrecer. Los hinchas del buen fútbol esperan que por el bien del deporte, pueda verse en Sudáfrica de nuevo al mejor Kaká. Tiene varios puntos a favor para lograrlo. Siendo niño sufrió una lesión en la columna vertebral al tirarse a una piscina; volvió a caminar pese a que los médicos pronosticaron lo contrario. Nació en una familia acomodada, es evangélico, no toma licor y se casó virgen a los 25 años con su novia de toda la vida.

Comenzó su carrera en São Paulo y de ahí dio el salto al AC Milan, con el que ganó la Serie A, la Liga de Campeones y el mundial de clubes. Con su selección tiene dos Copas Confederaciones, y el Mundial de 2002, donde fue suplente y jugó apenas 19 minutos contra Costa Rica. Hizo un buen Mundial en Alemania, pero el bajo nivel de su equipo lo arrastró a él también. A Sudáfrica llegará con 28 años recién cumplidos, edad ideal para dar todo su potencial. Podría estar para Brasil 2014, pero con 32 años ya estará de salida.