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LA FE PERDIDA

Con nostalgia por los buenos tiempos e inquietud por el futuro entre los hinchas, el tradicional equipo Santa Fe está sumido en una profunda crisis.

14 de noviembre de 1994

ENTRE 1975 Y PRINCIPIOS DE LOS AÑOS 90 los trenes de los Ferrocarriles Nacionales no fueron los únicos que se acabaron en Colombia. El Santa Fe de Bogotá, el famoso Expreso Rojo, también comenzó a descarrilarse lentamente hasta llegar a la hecatombe el miércoles lluvioso de la semana pasada. Esa noche perdió por 3 a 1 frente al Deportivo Pereira, con lo que se descartó toda posibilidad de clasificar a los cuadrangulares finales. Minutos después de ese partido, nadie quería hablar en el camerino santafereño. Todos y cada uno de los jugadores permanecían inmóviles, con la cabeza abajo, con la mirada fija en el piso de caucho negro de los camerinos de El Campin.
Mientras a los escasos hinchas que fueron esa noche al estadio bogotano -4.117 más precisamente-, las lágrimas se les confundían con la lluvia que caía en sus rostros, los otros, los que no se sentaron en las graderías por que presentían la debacle, les contaban a sus hijos tal vez con el ánimo de darles fuerzas para seguir siendo hinchas de un equipo que no gana nada las historias de las grandes tardes bogotanas cuando Santa Fe se coronó campeón en 1975, la última vez.
Si hay una imagen que esté guardada en la memoria de los miles de hinchas que presenciaron ese campeonato inolvidable, es aquel gol de Juan Carlos Sarnari en el último minuto del primer clásico del hexagonal final. Millonarios había estado siempre adelante en el marcador, primero 10. Luego Héctor Javier Céspedes lograría el empate para los rojiblancos. Más tarde los azules se adelantarían 21, y en los últimos minutos Sarnari, aquel argentino enamorado de Colombia que por esa época ya tenía 34 años y que muchos creían que estaba para retirarse, fue el hombre decisivo. Al minuto 30 del segundo tiempo recibió un pase de Cañón y disparó con su pierna derecha desde fuera del área para vencer a Horacio Ballesteros, el arquero azul.
El partido estaba empatado y todo parecía indicar que el resultado ya no se movería más. Con esa idea en la cabeza, varios aficionados empezaron a abandonar sus puestos con el ánimo de salir rápido a la carrera 30 para conseguir transporte. Cuando ya estaban sentados en las duras sillas de algún bus de la empresa "Amarillos y Rojos", escucharon por la radio la voz de Armando Moncada Campuzano que narraba la extraordinaria jugada de pared entre Alfonso Cañón y Sarnari que terminó dejando al argentino en un mano a mano con Ballesteros. Sarnari levantó el balón por encima del portero, la pelota picó en la base del palo izquierdo y se metió. La portería sur de El Campín fue testigo mudo de la gloria rojiblanca.
Ese día los hinchas, los directivos y los jugado ressintieron por primera vez en ese año que podrían salir campeones. Sarnari guardaba muy dentro de sí las ansias de no quedar en la historia como el eterno subcampeón -lo fue cuatro veces con River Plate, una de ellas en Copa Libertadores y una vez con Universidad Católica de Chile.- Desde ese clásico, los comentaristas deportivos que, al iniciarse el hexagonal daban como favoritos a Millonarios, Cali y Junior, no dejaron de hablar de las virtudes del cuadro santafereño. Santa Fe no los hizo quedar mal: ganó siete partidos, empató dos y sólo perdió uno en la liguilla final. El 21 de diciembre de ese año el grito de "Santa Fe campeón" acompañó muchas de las tradicionales novenas navideñas.

MALOS TIEMPOS
Después de esa inolvidable conquista, son muy pocos los instantes que los hinchas rojos pueden recordar con alegría. Con excepción de los inmortales goles de Carlos Alberto Pandolfi, las jugadas de Alberto Raúl Santelli, el subcampeonato de 1979, las anotaciones de Oswaldo Marcial Palavecino, la espectacular delantera de 1983 conformada por Hugo Ernesto Gottardi, Sergio Daniel Odine y Walter Perazzo, y la fuerza y el poderío de Adolfo 'El Tren' Valencia, los fanáticos rojos tienen muy poco que contar.
Pero ¿por qué en sólo una década Santa Fe dejó de ser uno de los mejores equipos de Colombia para convertirse en uno de los de mitad de tabla para abajo? La mejor explicación para todo esto es que en un poco más de 10 años, el cuadro cambió de dueño en cinco oportunidades, hasta que en 1991 fue rescatado de manos extrañas a su tradición.
La necesidad de recuperar el equipo para sus hinchas más tradicionales surgió, entre otras cosas, como el resultado de múltiples controversias por parte de los hermanos Arizabaleta Arzayuz, quienes fueron los propietarios del club entre 1986 y 1991. Aunque durante su administración, los Arizabaleta lograron buenas clasificaciones en el torneo nacional tercero en 1987 y cuarto en 1988 su gestión se recuerda más por lo polémica y lo impopular que por haber tenido buenos resultados deportivos. La medida más cuestionada que tomaron fue la de venderle al América de Cali los derechos deportivos de Freddy Rincón, Jorge Raúl Balbis, Wilmer Cabrera, Sergio Angulo y Eduardo Niño, pues además de dejar al equipo sin estrellas, a la contabilidad del club no entró un solo peso por esas transacciones.
Luego de esa ardua polémica, en 1991 el Banco Ganadero recibió en fiducia las acciones del equipo y las colocó en un nuevo grupo de accionistas encabezados por César Villegas, Yamid Amat y Edgar Plazas, quienes compraron el 86 por ciento de las acciones en 750 millones de pesos. "Ese día la comunidad santafereña sintió un gran alivio porque recuperamos el club para inversionistas del mejor origen y transparencia ", dijo a SEMANA uno de los miembros de la actual junta directiva.
Pero el tener accionistas de reconocida prestancia en tiempos en que se hablaba mucho de dineros calientes en el fútbol, sólo resolvía de entrada los problemas de imagen. No sucedió lo mismo con los problemas deportivos, ya que entre los nuevos accionistas ninguno se podía dar el lujo de perder grandes sumas de dinero, a diferencia de lo que sucedía en otros clubes. De ahí que la clave estaba en tomar las decisiones deportivas correctas, y ese es justamente el punto donde parecen haber existido fallas.
Entre algunos accionistas se ha vuelto costumbre el culpar de todo lo sucedido al mayor inversionista del 91, el empresario César Villegas. Aunque en efecto se trata de un hombre polémico, otros accionistas lo defienden con el argumento de que gracias a él el equipo hizo el único buen negocio de su era moderna. A mediados de 1993 Villegas realizó todas y cada una de las gestiones para vender al 'Tren' Valencia. "Conseguir 2.000 millones de pesos para el club y fichara cambio a un jugador colombiano en el impenetrable fútbol alemán -dice un accionista cardenal-, es algo que requiere de habilidad y audacia, y eso va mucho más allá de lo bien o lo mal que le pueda caer a uno el señor Villegas". Y es que gracias a la venta de Valencia, el club santafereño pudo pagar, entre otras cosas, el pasivo de 900 millones que había dejado la administración anterior y comprar nuevos jugadores (ver cuadro).
Y es justamente allí donde se enciende el debate. Para muchos hinchas el hecho de que alguna contratación no funcione deportivamente no es necesariamente culpa de las directivas, pero que ninguna de las contrataciones resulte, demuestra que sus dirigentes despliegan mucho más buena voluntad que experiencia, en un campo que hoy está altamente profesionalizado. Y en eso los hinchas tienen razón, pues en las dos últimas temporadas por Santa Fe han pasado, entre otros, Luis Alfredo Ramos, Willy Rodríguez, Ballarino, Musladini v Ceballos sin que ninguno de ellos le haya aportado nada al club. La 'Bruja' Reinoso resultó bueno, pero duró apenas dos meses. Eso deja como única excepción al boliviano Juan Manuel Peña, quien todavía sigue mostrando su calidad en el cuadro cardenal.
El club no tenía una nómina para salir campeón, pero sobre el papel era mejor que muchos cuadros que hoy están clasificados a la liguilla final. Pero eso vale muy poco para el hincha rojo. Por el momento sólo quedan las teorías de corrillo: que se debe vender a varios jugadores, que se debe tratar de recapitalizar la institución, que sería muy bueno tener caras nuevas para 1995. No obstante por encima de todas las especulaciones, nadie sabe en realidad cuándo volverá a rugir con fuerza el siempre temible león santafereño.-

¿DONDE ESTA LA PLATA?
Muchos hinchas se preguntan qué se hizo con los 2.000 millones de pesos que pagó el Bayern de Münich al Santa Fe por la compra de Adolfo es "Tren" Valencia. Esto es lo que responden las directivas del cuadro cardenal.

900 millones Deudas anterior administración
250 millones Por menores ingresos al no entrar a los
cuadrangulares de 1992
910 millones Compra de jugadores:

Juan Manuel Peña 250 millones
Luis A Ramos 240 millones
Willy Rodriguez 200 millones
Robert Villamizar 150 millones
Leonardo Rodriguez 50 millones
Mauricio Matallana 20 millones