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La hora de la verdad

Alemania ya no sufre por Brasil pero enfrente tiene nada menos que a Italia, un equipo al que nunca ha podido ganarle en una Copa del Mundo.

Eduardo Arias
4 de julio de 2006

Semifinales. Sinónimo de tensión, de drama, de partido a muerte. Y más cuando los rivales son Italia y Alemania. Un enfrentamiento que de entrada evoca aquel partido en el estadio Azteca en el Mundial de 1970. El 1 a 1 dramático en los 90 minutos, el empate de Alemania en el último instante, el alargue, el 4 a 3 definitivo en favor de Italia y que le permitió a los azzurri jugar la final con Brasil.
Pero Italia y Alemania ha sido también un partido chato y confuso, como el de la final del Mundial de 1982 (3 a 1 en favor de Italia), o el soporñifero 0 a 0 de la fase semifinal en el Mundial de Argentina de 1978.
Este partido de mañana pinta muy tenso. Porque Alemania, por ser local, se siente obligada a atacar y tiene argumentos de peso para preocupar a la sólida defensa de Alemania.
Italia ha mostrado que cuenta con jugadores capaces de hilvanar jugadas de ataque inteligentes y que cuando quier jugar bien lo logra, como en varios pasajes ante Ghana, Ucrania y, en menor medida, ante República Checa.
Alemania juega contra el peso de la historia y con la presión del favoritismo que genera su localía. Italia, con la tranquilidad de haberse metido entre los cuatro mejores. A ambos también los jala un motor adicional: el que llegue a la final tendrá la gran posibilidad de coronar a su país tetracampeón del mundo.