Home

Deportes

Artículo

Desde que se alejó Pep Guardiola como su entrenador, los blaugrana sólo han ganado un título. | Foto: AP

DEPORTES

La mala hora del Barcelona

La crisis institucional por la que atraviesa el Barcelona llegó a tal punto que muchos medios están rumorando sobre el alejamiento de su estrella Lionel Messi.

5 de enero de 2015

El fútbol es cíclico. Es un lugar común, pero se ajusta a la realidad que vive el Barcelona. El club 'modelo', que supo ganar todo con un fútbol que pasará a la historia por su vistosidad, ahora se resigna a ser testigo del resurgimiento de su eterno rival, el Real Madrid, mientras atraviesa una turbulencia deportiva y administrativa.

Desde que se alejó 'Pep' Guardiola como su entrenador, los blaugrana sólo han ganado dos títulos, una liga de la mano del fallecido Tito Vilanova y una Supercopa con Gerardo Martino. Como cualquier equipo llegó a su máxima altura deportiva en la temporada 2010-2011 cuando le ganó la final de la Champions League al Manchester United, desde ese punto llegó a lo que los matemáticos llaman ‘el punto cero’ y simplemente comenzó su descenso.

A tal punto ha llegado la crisis del Barcelona que Lionel Messi, de acuerdo con versiones de prensa, está considerando cambiar de rumbo. El pasado domingo fue suplente en la derrota ante la Real Sociedad y el lunes no se presentó al entrenamiento aduciendo una gastroenteritis. Pero los rumores sobre sus diferencias con el actual técnico, Luis Enrique, cada vez son más fuertes.

Periodistas argentinos, cercanos al círculo intimo de Messi, aseguran que el astro siente un destrato por parte de la dirigencia en los últimos años. Ello se suma a sus problemas con la hacienda española, a la que debió pagar, junto con su padre Jorge, unos 200 millones de euros en presuntos impuestos impagos. El delantero percibe que el equipo no tiene la capacidad futbolística para ganar más títulos y hacerle frente a rivales de la talla del Real y el Bayer Munich.

De un modo u otro, en el entorno de Messi observan que la historia de Ronaldinho se está repitiendo. En su momento, la dirigencia del Barcelona no supo contener a la estrella brasileña que poco a poco se fue diluyendo y no tuvo el soporte necesario desde los palcos ni las oficinas.

Conocedores de esa tendencia autodestructiva, marcada por la política, de la dirigencia barcelonista, los Messi pueden estar considerando la búsqueda de nuevos rumbos y retos deportivos.

Al final de esta temporada se esperan varios cambios. Sólo el tiempo dictará el rumbo que tome Messi, que por ahora transita como todo el club una época de cambios sin sentido llegados desde lo más alto de la dirigencia que otra vez se encuentra dividida por la ambición de poder entre el actual presidente Josep Maria Bartomeu y el jefe de la oposición y expresidente Joan Laporta (en España debido a la cantidad de socios de cada equipo, los clubes son similares a partidos políticos).

Cronología de la caída:

Se fue Tito:


Luego de la salida de Pep Guardiola, en 2012 asumió su coequipero Tito Vilanova. En las lecturas más cercanas al éxito del Barza se describe a Tito como el cerebro detrás de los grandes planteamientos tácticos del equipo. Los resultados y el funcionamiento parecían mantenerse, pero la desgracia atacó.

Un cáncer complicó la salud del entrenador. Luchó heroicamente y logró consagrarse como campeón de la Liga española. Tiempo después se tuvo que retirar definitivamente por cuenta de una recaída, meses más tarde falleció en su natal Cataluña. Un golpe que todavía resiente la figura mimada de Tito: Messi.

La llegada de Gerardo Martino:

Al inicio de la temporada 2012-2013, el Barcelona dio un golpe mediático al contratar como su entrenado al argentino Gerardo ‘Tata’ Martino. En España ni siquiera sabían quién era y llegaba con el reto de mantener el andar victorioso y aplanador de un conjunto que para ese momento había llegado al punto más alto de su vuelo.

Durante la temporada, Martino logró pelear en todas las competiciones gracias a la memoria táctica que había dejado Guardiola y Vilanova, pero lo cierto es que los jugadores nunca comprendieron su mensaje y sus formas de trabajo muy ‘suramericanas’. Al final, tuvo que renunciar por no ganar ningún título, algo que hace tres años parecía un imposible.

El controvertido arribo de Neymar:

La figura brasileña Neymar, le costó mucho más que 80 millones de euros al Barcelona. Su llegada resquebrajó el poco entendimiento dirigencial y sacó a la luz una serie de irregularidades en la contratación que terminaron por desembocar en la salida del entonces presidente Sandro Rusell, que desde siempre tuvo vínculos con la firma se implementos deportivos Nike.

En cuanto a lo deportivo, Neymar cumplió en su primera temporada. No se destacó, pero tampoco desilusionó. Simplemente cumplió. Aún esperan que el delantero brasileño retribuya el cojonal de Euros que costó.

Sanciones deportivas:


El pasado 30 de diciembre, el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS, por sus siglas en inglés y francés) rechazó este martes la apelación del Barcelona. Como consecuencia, el equipo no podrá realizar ninguna contratación ni vender a ningún futbolista en los dos próximos periodos de fichajes, durante este invierno y en verano de 2015.

Por lo tanto, el club no podrá reforzar su plantilla hasta enero de 2016. "Las investigaciones se refieren a varios jugadores menores de edad que fueron inscritos y que participaron en competiciones con el club en diferentes períodos entre 2009 y 2013", dijo el organismo en un comunicado al anunciar la sanción. La sanción se refería a 10 jugadores menores de edad.

Pugna eterna por el poder:


Puertas para adentro, el endémico problema del Barcelona es y siempre ha sido la puja por el poder. Una especialidad del club es la autodestrucción y posterior recuperación. Han tenido dos ciclos exitosos en su historia, pero no han sabido administrarlos. Por sus filas pasaron, literalmente, los mejores futbolistas de la historia: Maradona, Rivaldo, Ronaldinho y ahora Messi y no han sabido cómo protegerlos.

La pelea actual involucra al presidente actual Josep Maria Bartomeu, que tras la salida de Rusell se posesionó de facto, y una oposición que pide a gritos unas elecciones para tener un presidente elegido democráticamente. Estas luchas, que son eternas, resultan ser el problema de fondo de un Barcelona que como cualquiera llegó hasta lo más alto y vive el proceso lógico de caer, quizá hasta el fondo.