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La nueva diosa

La rusa Maria Sharapova conquistó Wimbledon con el tenis y su belleza. Con tan sólo 17 años tiene todo por delante para llegar a ser la mejor del mundo.

11 de diciembre de 1980

La rusa Maria Sharapova es literalmente la reina del tenis. No sólo acaba de obtener a sus 17 años el título de Wimbledom tras derrotar a Serena Williams, la campeona del año pasado, sino que se ha convertido en el nuevo símbolo de la belleza en el tenis femenino.

Aunque no quiere que la comparen con su compatriota Ana Kournikova pues dice no estar interesada en dejarse tentar por el modelaje y otras actividades que la alejen del tenis, esta hermosa mujer de 1,83 metros de estatura ya está recibiendo todo tipo de propuestas de posibles contratos publicitarios, entre ellos con Nike y la agencia de modelos IMG. El próximo mes será la portada de la revista Vogue. Sin embargo, ella prefiere hablar de eso. "No quiero que hablen de mí como un símbolo sexual como leí hace poco en un diario londinense. Lo que quiero es ser la número uno del mundo. Sólo voy a trabajar para conseguirlo", dijo en la rueda de prensa posterior a la final en la que se impuso 6-1, 6-4 ante la menor de las hermanas Williams.

Pero para llegar a ser la gran campeona del torneo más antiguo del mundo, la bella rusa tuvo que superar muchos obstáculos. Su familia vivía en Gomel, actual Ucrania, y muy cerca de Chernobyl, donde sucedió el famoso desastre nuclear que de paso los obligó a marcharse a Siberia. Allí nació Maria. Viviendo en medio de una crítica situación económica, Yuri, su padre, vio que su hija mostraba a los cinco años un particular interés por el tenis. A los siete ya había participado en un torneo en Moscú, e incluso como anécdota Yuri cuenta que la propia Martina Navratilova estaba presente y le sugirió que hiciera todo para que la niña se dedicara al tenis. Esa decisión no fue fácil y contra muchas adversidades económicas consiguió viajar con ella a la Florida para buscar un cupo en la famosa academia de tenis Nick Bolletieri, de donde han surgido importantes tenistas como Andre Agassi. Yelena, la madre de Maria, no pudo viajar con ellos por lo costoso que resultaba el viaje y por problemas con su visa, y pasaron tres años antes de volver a reunirse.

El 19 de abril de 2001, justo el día de su cumpleaños número 14, debutó como profesional en un torneo en Sarasota, Estados Unidos. En 2002 participó en varios torneos con Wild Card (tarjeta de invitación) debido a su edad, pero ya a los 16 años, el año pasado se lanzó a jugar los cuatro Grand Slam. En Australia y en Roland Garros fue eliminada en primera ronda; en el USOpen, en segunda ronda y en Wimbledon llegó a la cuarta ronda. Desde allí dejó ver su facilidad para jugar en el césped y sólo le bastaría esperar un año para llevarse el título, superando a duras rivales como la estadounidense Lindsay Davenport (número 5 del mundo) y a la japonesa Ai Sugiyama (11 del mundo), entre otras. Es la segunda mujer más joven en ganar el torneo con tan sólo 17 años y dos meses de edad, solamente superada por la suiza Martina Hingis, que lo hizo cuando tenía 16 años y nueve meses de edad. Este año también mejoró sustancialmente sus participaciones en los torneos de Grand Slam: en Australia llegó a tercera ronda y en Roland Garros, a los cuartos de final. Empezó el año como número 32, llegó a Londres como la 13 del mundo y ahora es la octava mejor tenista del circuito con todo para terminar el año en el top 5 cuando todavía falta buena parte de la temporada y el USOpen que arrancará a finales de agosto.

Su padre la acompaña a todos los torneos y no sólo se ha convertido en su apoyo sino en uno de sus entrenadores. El colombiano Mauricio Hadad, que hace varios años trabaja en la academia Nick Bolletieri, es su coach y la ha acompañado a varios torneos no sólo corrigiendo su técnica sino también trabajando en la motivación de la campeona. Desde hace dos años Hadad ha podido trabajar con la rusa, y sin duda ya consiguió uno de sus logros más importantes como entrenador de jóvenes tenistas.

Sharapova, que ya está terminando el high school a través de Internet y dice ser muy buena lectora de Sherlock Holmes, tiene su mayor virtud en el servicio y la devolución. A diferencia de tantas competidoras que le apuestan a su primer saque, la rusa se da el lujo de hacer varios aces con su segundo. Alcanzó una velocidad de 102 millas por hora con un segundo saque. No solo eso: en Wimbledon consiguió las devoluciones más rápidas del torneo, algo que se vio con mayor claridad en la final ante Serena Williams, una de las mujeres que mejor servicio tienen en el circuito.

Es difícil pensar que pueda terminar el año como número uno pues al frente no sólo tiene a las belgas Justine Henin y Kim Clijsters, sino a sus compatriotas Anastasia Myskina, Elena Dementieva, campeona y subcampeona del pasado torneo de Roland Garros, entre otras. Sharapova ratifica un excelente momento del tenis ruso pero también, con su carisma y su belleza, ya conquistó el corazón de los aficionados. Ojalá, a diferencia de Kournikova, sepa mantener sus prioridades y conseguir el sueño de ser la número uno del mundo.

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