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LA NUEVA REINA

Martina Hingis se convertirá este mes en la tenista más joven de la historia en alcanzar el primer lugar del escalafón mundial.

7 de abril de 1997

A menos que ocurra un suceso extradeportivo, Martina Hingis será la nueva número uno del tenis mundial. Para lograrlo tan sólo necesitará pisar la cancha en que se jugará desde la próxima semana el torneo Lipton de tenisprofesional.Aunque Martina sólo aparecerá en el primer lugar del escalafón mundial el 31 de marzo, cuando la Asociación de Tenis Femenino -WTA- publique su nuevo ranking, desde ya es un hecho que será la tenista más joven de la historia en llegar a esa posición (ver recuadro).La proeza será posible debido a que la actual líder de la clasificación internacional, Steffi Graf, está lesionada y por lo tanto no podrá participar en el Lipton.Según el último listado de la WTA, publicado hace dos semanas, a Hingis tan sólo la separan 771 puntos de Graf. Y cuando la suiza de origen eslovaco dispute su primer partido del Lipton habrá ganado 778 puntos, es decir, que habrá superado a la alemana por siete unidades.Aunque para algunos la mala suerte de Graf es el motivo por el cual Hingis se coronará como la nueva reina del tenis -acabando con el monopolio que Graf mantiene desde el 12 de febrero de 1995- la realidad es que el ascenso de Martina no es ninguna sorpresa.
Nace una estrella
El fenómeno Hingis comenzó en agosto del año pasado cuando la hasta entonces desconocida jovencita llegó a las semifinales del Abierto de Estados Unidos con tan sólo 15 años, deslumbrando con su rapidez, su inteligencia y, sobre todo, su inusual instinto para el juego.Pero la consolidación en el estrellato llegó en enero de este año, cuando venció en la final del Abierto de Australia a la experimentada francesa Mary Pierce, y se convirtió en la tenista más joven de este siglo en ganar un Grand Slam.La precocidad de Martina no se ha reducido a las canchas. El 11 de noviembre de 1996, a los 16 años un mes y 10 días, se convirtió en la tenista más joven de todos los tiempos -incluyendo hombres y mujeres- en ganar un millón de dólares en torneos profesionales. En 1996 ganó 1,6 millones de dólares. Y a comienzos de 1997 consiguió aumentar la velocidad de sus ingresos al obtener 830.000 dólares en sólo mes y medio.Pero su éxito económico no para ahí. A mediados de febrero firmó un contrato publicitario con la marca de ropa deportiva Sergi Tacchini -el cual le asegura 1,1 millones de dólares por año hasta 2001- y otro más con la casa automotriz Opel -que le dejará seis millones de dólares en los próximos tres años-.
¿Y quién es ella?
Martina Hingis nació en Checoslovaquia el 30 de septiembre de 1980 y fue bautizada por sus padres, amantes del tenis, como la heroína nacional Martina Navratilova. Desde los 2 años fue entrenada por su madre, Melanie, y vivió hasta los 7 en la que hoy es Eslovaquia.Luego del divorcio de sus padres y el nuevo matrimonio de su madre con un ejecutivo suizo se mudó a Trübbach, Suiza. Allí, y pese a tener tan sólo 9 años, lo primero que hizo fue cambiar su apellido paterno, Hingisova, por el que lleva actualmente.Esa decisión no sólo es una muestra de la compleja relación que ha tenido Martina con su padre, Karol -empleado de mantenimiento en un club de tenis en su pueblo natal Kosice-, sino que para los conocedores es una muestra de cuál es el secreto de su éxito: su personalidad.Pese a su inofensiva figura -mide 1,67 metros y pesa 52 kilogramos-, el ser dueña de una identidad muy fuerte le ha permitido entrar a la cancha con una seguridad que ni siquiera sus más veteranas rivales han mostrado. Esto le ha facilitado desarrollar un juego sofisticado, el cual se caracteriza por un cálculo impecable al momento de ubicar las bolas en el campo contrario.Pero esa personalidad le ha traído problemas dentro del circuito, pues detrás de su sonrisa angelical se esconde una gran prepotencia. Hingis no tiene pelos en la lengua y sus declaraciones casi siempre causan ampolla dentro de sus contrincantes. Hace dos semanas afirmó en una rueda de prensa, por ejemplo, que Steffi Graf y Arantxa Sánchez ya estaban viejas y Mónica Seles era una gorda.De cualquier forma, lo que es un hecho es que Martina es una jugadora fuera de serie y no queda más que prepararse para disfrutar del tenis de una nueva reina, que no sólo tiene unas cualidades nunca antes vistas sino cuerda para mucho rato.