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LA OLA VERDE

Nacional ahogó a Danubio y paso a la final de la Libertadores.

19 de junio de 1989

Corría el minuto 45 del segundo tiempo. Como lo hizo durante todo el partido, Albeiro "El Palomo", Usuriaga le ganó la espalda a la defensa del Danubio, entró al área, de una finta se deshizo de su marcador y quedó en posición privilegiada. En ese momento, "El Palomo" pudo haber anotado el gol o desperdiciarlo sin problema, pues ya había anotado cuatro y nadie se lo iba a reprochar. Pero, lo que le dio la dimensión de héroe de la jornada fue que, antes de buscar el arco, prefirió pasarle el balón a su compañero Niver Arboleda, quien anotó el último de los seis goles con que el Nacional de Medellín derrotó el miércoles 17 al Danubio de Montevideo y pasó a la final de la Copa Libertadores de América.

En el papel, y de acuerdo con las referencias de la prensa internacional, Danubio debía ser el rival más difícil del Nacional. El equipo uruguayo venía con la fama de manejar bien el balón y de tener un estilo similar al del Nacional. Pero a la hora de la verdad, Danubio se mostró como un cuadro tímido y sin argumentos para resistir los embates de los paisas, que desde el primer momento entraron a arrasar.
Hacía ocho días, en Montevideo, el Nacional había sacado un valioso empate frente al Danubio, que ese día jugó de manera agresiva pero sin lograr decifrar el esquema defensivo del rival. Los hombres de Maturana, que necesitaban ganar el compromiso para adquirir el cupo a la final, anotaron su primer gol a los nueve minutos de la etapa inicial, cuando Alexis García remató de media volea desde una esquina de área. De ahí en adelante, las pocas fuerzas del Danubio se vinieron abajo y el conjunto solo buscó evitar la goleada, cosa que fue imposible.

El resto del encuentro fue todo un monólogo de los antioqueños. Usuriaga un jugador caleño, que había sido desechado por equipos como el América y el Cúcuta, armó la fiesta en Medellín con sus cuatro goles. Ante las continuas lesiones y suspensiones de los hombres de la línea delantera, el tecnico Francisco Maturana se vio obligado a utilizar al "Palomo". Con su metro con noventa de estatura, más propio de un basquetbolista que de un futbolista, y su aparente torpeza para transportar el balón, Usuriaga volvió añicos a la defensa contraria y, a los 22 años, logró la hazaña de marcar cuatro goles en una semifinal de Copa Libertadores.

Pocas horas después de terminado el encuentro en Medellín, se conocio que el Olimpia de Asunción había vencido al Internacional de Porto Alegre (Brasil) y se convertía así en el otro fínalista. Para los entendidos, a Nacional le convenía más haber jugado con el Internacional, un equipo con el clásico estilo brasilero de toque y ataque, muy parecido al de Nacional. Además, con la ventaja de que permite jugar y no utiliza "pata fuerte" para frenar al contrario.

Ahora, junto con Cali y América, Nacional es el tercer equipo colombiano que llega a una final de Copa.
Su rival, el Olimpia, que es dirigido por el uruguayo Luis Cubilla -ex técnico del Nacional-, conoce bastante bien el juego de su contrincante.
Fiel a la mentalidad de su técnico, se empeña en no dejar jugar al rival sin importar los argumentos de que tenga que echar mano, y en su feudo cuenta con un respaldo irrestricto de su público, de las autoridades de policía (en varias ocasiones jugadores colombianos han sido agredidos por policìas paraguayos, durante encuentros de fútbol) y, por supuesto, de una que otra barra brava. Nacional se encuentra, pues, con el rival más difícil dentro de su participación en la Copa-89.

Lo que si queda claro es que, sin importar lo que pase en los dos encuentros de la final, uno el miércoles 24 y otro el miércoles 30 de mayo -en Asunción y Medellín, respectivamente-, es bastante significativo que, en lo que va corrido de la década, equipos colombianos han llegado en cuatro oportunidades a la gran final copera. Es un hecho que pone al fútbol colombiano entre los mejores del continente, especialmente en esta ocasión, cuando Nacional presenta una nómina netamente colombiana y cuando los cuadros argentinos quedaron por fuera de carrera en las fases anteriores. Y Nacional tuvo que ver mucho en ese desmorone de los gauchos, cuando eliminó al Racing de Avellaneda en la segunda ronda. En fin, lo que falta es duro, pero no imposible, y Nacional tiene argumentos y jugadores para hacer realidad el sueño dorado: la Copa Libertadores en una vitrina de Medellín.-