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LA ROSCA DEL TOUR

Con especulaciones sobre la alianza de colombianos con el equipo de Hinault, termina la mejor actuación de los escarabajos en Europa.

19 de agosto de 1985

¿Rosca colombo-francesa en el Tour? En otras épocas, esto hubiera resultado poco menos que sorprendente. Pero la acusación, que se refería al pacto entre el superastro bretón Bernard Hinault y el rey de Montaña de la prueba Luis Herrera, salía de boca de personajes tan conocidos como el múltiple campeón del Tour de otros años y ahora prestigioso comentarista de prensa, Jacques Anquetil, y de muchos otros entrenadores, corredores y periodistas del más importante evento ciclístico del mundo.
Fue el tema que animó los debates y ruedas de prensa de las últimas y aburridas etapas planas del Tour, que culminó el domingo pasado con una destacadísima actuación colombiana. ¿Qué era exactamente lo que había entre Herrera e Hinault, la famosa "bomba H", como la calificaron los periódicos franceses después de la etapa que el escalador colombiano ganó en Avoriaz tras una larga escapada en compañía del temperamental ciclista francés?
Antes y después de cada etapa, se tejieron las más diversas teorías y versiones. La más común se refería a la posibilidad de que Herrera fuera contratado para la temporada de 1986 por el equipo galo La Vie Claire, comandado por Hinault, y gran triunfador de este Tour. En varias oportunidades, directivos y preparadores de este equipo dijeron a la radio colombiana que el próximo año Herrera luciría esa camiseta y muy probablemente ganaría el Tour para ese conjunto. De ser esto cierto, aseguran quienes han protestado contra el pacto, Herrera estaría actuando de un modo éticamente cuestionable, pues habría ayudado a Hinault y a sus compañeros para asegurarse el contrato.
Pero todo esto no deja de tener ciertos tintes hipócritas de parte de quienes han elevado sus voces de protesta. Stephan Roche, por ejemplo, el irlandés que se vio sensiblemente perjudicado por la forma como Herrera ayudó a Hinault en el ascenso a Aubisque, cuando Roche -3° en la general- se escapó y comenzó a descontar valiosos minutos al líder de la carrera, es quien con más energía ha criticado la alianza. Y hay hipocresía porque Roche y todos los demás corredores europeos son precisamente quienes dieron el ejemplo en años anteriores y de quienes los colombianos aprendieron los trucos de pactar y colaborar.
La única diferencia es que en esta ocasión los colombianos han resultado favorecidos y no perjudicados con los pactos. Si el acuerdo hubiera tenido a otros protagonistas, seguramente nadie los hubiera puesto en tela de juicio.
En realidad, el pacto -cuya existencia sólo es negada por Herrera e Hinault- tiene otras condiciones. No se trata del contrato de Herrera con La Vie Claire, que por demás es apenas una posibilidad, pues el colombiano se ha negado sistemáticamente a abandonar su jardín en Fusagasugá, el que no cambia "por ninguna ciudad europea". Se trata en cambio de una alianza destinada a favorecer a los colombianos en el plano, después de que estos ayudaron a Hinault en la montaña. En efecto, si bien es cierto que Herrera "jaló" a Hinault en el ascenso a Aubisque, también lo es que Hinault redujo el ritmo del lote en un tramo plano y cuando se corría a gran velocidad, para esperar a Herrera, quien había sufrido el pinchazo de una de sus ruedas. ¿Es esto acaso ilegítimo? Tal vez no es una conducta muy santa, pero no pueden ser los europeos los que tiren la primera piedra.

LOS RESULTADOS
Pero más allá de estos problemas, la verdad es que con el final del Tour, Colombia termina su mejor temporada en carreteras europeas. No sólo Herrera fue Rey de la Montaña, quedando entre los diez primeros al lado de Fabio Parra, líder de novatos al cierre de esta edición. Hay que recordar otras destacadas actuaciones de este año: el tercer lugar de Pacho Rodríguez en la Vuelta a España y el quinto de Parra en la misma, donde fuera el mejor neo-profesional; el quinto puesto de Pablo Wilches en el Dauphiné Liberé y el reinado en la montaña de esa prueba de uno de los nuevos, Carlos Emiro Gutiérrez.
Como muestra del éxito colombiano en la temporada 85, basta decir que se ganaron 7 etapas, contra tres obtenidas el año pasado (dos de Pacho Rodríguez en el Dauphiné y una de Herrera en el Tour). Las siete etapas obtenidas en el 85 son las siguientes: 7a. etapa de la Vuelta a España, con Antonio "Tomate" Agudelo; 11a. y 12a. en ese mismo evento, con Pacho Rodríguez; 2a. en el Dauphiné, con Carlos Mario Jaramillo; 11a. y 14a. del Tour, con Luis Herrera y 12a. del Tour, con Fabio Parra.
Todo esto sin contar lo que hubiera podido hacer Pacho Rodríguez en el Tour, de no haberse visto obligado a abandonar por una caída en el Pavé. Muchos creen que hubiera peleado el primer lugar con Hinault. Y no es una exageración: Pacho y Herrera han demostrado ser igualmente fuertes en la montaña, pero de todos es sabido que Herrera perdió alrededor de 18 minutos en los tramos contra-reloj, que Pacho no hubiera perdido, pues corre muy bien ese tipo de competencia. Si perdiendo 18 minutos en las contra,reloj, Herrera quedó a unos 13 de Hinault en la general, de seguro Pacho le hubiera pisado los talones al bretón. Pero esas son teorías que sólo podrán demostrarse el próximo año, cuando es de esperarse que Herrera y Pacho puedan estar juntos y en plena forma en el Tour.