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LAS MEMORIAS DEL NEGRO

La explosiva personalidad del mejor narrador deportivo de Colombia, en un libro que aparecerà pròximamente.

9 de mayo de 1994

EN UNA TARDE CALUROSA DE BARRANquilla, en diciembre del año pasado, se reunieron el polémico narrador Edgar Perea y el periodista y escritor barranquillero José Cervantes Angulo. La idea era que Perea contara su vida para que Cervantes la escribiera y la editorial Círculo de Lectores publicara un libro antes del Mundial de Fútbol de Estados Unidos. Así se hizo. Estos son algunos extractos:

EL INICIO
Un domingo en la tarde, en el patio de una casa del barrio Canapote, nos reunimos un grupo de amigos con unas lindas peladas. Nosotros éramos un combo que trabajaba en Intercol. En la casa, que era toda una mansión señorial, vivía una chica muy bonita a quien sólo identificaré como Mílkar. Y allí estábamos, tomando traguito, oyendo música y comentando todo lo concerniente a nuestro trabajo en la empresa. (...) Ese día, estando reunidos allí, a Mìlkar se le ocurrió traer una grabadora de esas antiguas que parecían tanques de guerra.
-Vamos a mamar gallo -propuso-. Juguemos a que cada uno dice algo, y después nos escuchamos para ver quién dijo más tonterìas.
-¡Y listo! Cada quien habló como quiso, echó su cuento, narró su chiste. Cuando me tocó el turno, se me ocurrió demostrar ante mis compañeros y las peladas mis inclinaciones por la radio. A mí siempre me había gustado escucharla. Mi padre tenía uno de esos radios antiguos RCA Victor, grandotes y de tubos, y yo me quedaba en casa hasta la una y dos de la mañana oyendo emisoras de afuera, de Cuba, Venezuela y Panamá. (...) Hice entonces una imitación de uno de ellos:
-Amigos y amigas, les voy a presentar a la Sonora Matancera, que nos va a interpretar un bolero con el Inquieto Anacobero... ¡Danieeeeel Santos, el Jefe!
Y así, cada quien grabò su pedacito. Después, nos pusimos a devolver la cinta para reírnos y gozar con los apuntes que habíamos echado. Cuando llegó la parte mía, cuando todos estábamos celebrando mi imitación del locutor cubano, un señor que se llamaba Ausberto Reynoso se puso de pie.
-¡Eche, qué vaina! Devuelvan esa cinta -dijo, con la mano derecha al pie den su oreja-. Ahí hay algo que me gusta a mì.
Ausberto Reynoso era el único de los invitados que no trabajaba en Intercol. Era el director artístico de Emisora Fuentes y uno de los locutores más famosos que tenía Colombia por aquel entonces. (...)
-¡Devuelvan eso! -repitió-. Déjenmelo oír otra vez.
Mílkar devolvió la cinta y de nuevo puso lo mío.
-¡Coooño... Tú tienes una voz de locutor excelente! -exclamo-.
Yo me sonrojé de pena.
-¡Cálmate, mi pana! Trata la vaina con seriedad, que yo soy mecanico industrial de Intercol... -le repliqué-. -Pero, ¿no te gustaría incursionar en la radio? -insistió-. ¡La radio es buena!
-Cálmate Ausberto, ponte serio. Yo gano mucho dinero en Intercol. Imagínate, con el grupo que ando... Así que no te preocupes -volví a disculparme-. ¡Esa vaina de la radio no es para mí!
Ausberto no se dio por vencido.
-Bueno, si algún día te decides, te pasas por Emisora Fuentes, me visitas y charlamos -me propuso.

LAS PELEAS CON LA SELECCION
Con Gabriel Ochoa Uribe se empezó a vislumbrar el técnico que no preparaba al equipo para ganar sino para que no perdiera. (...) En una ocasión conformó una selección que jugó con cuatro volantes de marca. Entonces yo me le enfrenté:
-¿Cuál de los volantes de su equipo es el que crea jugadas de gol? Un día de estos, esos señores se van a levantar a patadas entre ellos, y cuidado lo levantan a patadas a usted también, maestro, porque ahì ninguno piensa; ¡sólo saben dar patadas! -le dije. (...)
Después llegó a la selecciòn el tècnico argentino Salvador Bilardo, quien recibió el apoyo de la Federación Colombiana de Fútbol y manejó el equipo a su gusto. Pero, a pesar de que con él pudo haber hecho algo esa selección, fue el fútbol más negativo que jamás haya jugado Colombia en toda su historia, porque si con Ochoa el equipo fue defensivo, con Bilardo fue ultradefensivo.(...)
Lo que no me gusta del doctor Maturana es que cambia fácilmente su posición como técnico. Las eliminatorias que se jugaron en Barranquilla, en las que él usó todo el potencial del fútbol colombiano, fueron básicas y claves para que Colombia clasificara al Mundial de Fútbol de 1990. Pero cuando el señor Maturana viajó a Argentina y se reuniò con el tècnico de allí, el señor Bilardo, se dejó meter en la cabeza la idea de que el Mundial de Italia iba a ser un campeonato de volantes. (...)
Así fuimos a Italia, con un equipo de cinco volantes y un atacante, y a pesar de que se habla de un mundial exitoso porque el equipo colombiano presentó una fisonomía en el terreno de juego que impedía que lo golearan, no fue un equipo goleador. Si tomamos en cuenta los resultados, vemos que el Mundial de Italia fue un fracaso porque de ocho puntos que se disputaron Colombia sólo ganó tres y perdió cinco.
La controversia fue fuerte y brava, tan brava que una vez en Los Angeles, cuando llegamos los de la cadena Caracol a un partido amistoso que jugaba Colombia, los colegas de otra cadena nos informaron que en el hotel donde se hospedaba la Selección Colombia se había regado el rumor de que los jugadores y sus directores técnicos me habían vetado y no iban a dar declaraciones a los de Caracol. (...)
El Círculo de Cronistas Deportivos de Bogotá intervino en la discusión y preparó una entrevista en un hotel de la ciudad de Medellín, muy cerca del aeropuerto. Allí nos reunimos los jugadores, el cuerpo técnico y el grupo de cronistas de Caracol. Finalmente después de la conferencia, la discusión y algunos reclamos, un jugador de la Selección Colombia se paró:
-En realidad, la bronca no es contra todos los comentaristas de Caracol sino contra Edgar Perea, porque es el que más duro nos ha atacado -dijo el jugador, aparentemente en nombre de todos los demás-. Si Caracol castiga a Perea y no lo lleva a transmitir el campeonato Mundial de Italia, quedará todo resuelto.
Fue entonces cuando el presidente de Caracol, el doctor Ricardo Alarcón, se levantó.
-Señores, en mi empresa soy yo el que toma las decisiones y no necesito que nadie me diga qué es lo que debo hacer con mis trabajadores. Si esa es la única solución a este problema, pues no resolvemos nada. Nos retiramos de la reunión y ¡aquí no ha pasado nada! -dijo, enérgico y firme.
-Un momentico, hagamos un receso para ver cómo arreglamos esto -propuso el técnico.
No había pasado ni un minuto cuando regresaron al salón los jugadores y los técnicos.
-Bueno, señores, aquí no ha pasado nada. ¡Queda levantado el veto! ¡Lo que queremos es estar unidos en Italia! -dijo el vocero de ellos-.
-Yo acepto que el veto sea levantado -dije entonces, pero Edgar Perea seguirá comentando lo bien o mal que juegue la Selección Colombia. En eso no hay trato de ninguna especie porque seguiré criticando y analizando, para bien del equipo colombiano, los errores y las bondades de la Selección Colombia. (...)

ESTA ES MI SELECCION
Mi equipo para comenzar, que es absolutamente mío, es el siguiente: Oscar Córdoba en el arco; el Chonto Herrera, Alexis Mendoza, Andrés Escobar y Wilson Pérez en la defensa; Leonel Alvarez, Harold Lozano, el Pibe Valderrama y Freddy Rincón en el medio campo; y el Tino Asprilla y el Tren Valencia en el violento ataque. Pero como un campeonato mundial jamás se puede ganar con 11 jugadores, allí estarían para reforzar al equipo José María Paso, Farid Mondragón, Luis Carlos Perea, Bòner Mosquera, Alex Escobar, Diego Osorio, Víctor Danilo Pacheco, Víctor Hugo Aristizábal, Iván René Valenciano, J.J.Tréllez y el Niche Guerrero. (...)
Vamos por el título mundial porque ¡esta es la mejor selección de fútbol que jamás hayamos logrado conformar! ¡Buena suerte, muchachos! Yo sé que mi Virgen del Carmen nos dará una manito.
Y a quienes me han soportado con paciencia durante tantas páginas les repito: ¡Sigan siendo felices, Edgar les dice! .