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LOS DE MALAS

La historia está llena de deportistas a quienes la suerte traicionó en el momento decisivo. Estos son algunos casos.

4 de enero de 1999

Ocurrió el pasado martes 24 de noviembre. Faltaban tan solo 700 metros para que el piloto español Carlos Sainz llegara a la meta de la última etapa de la última carrera del campeonato del mundo de rallies.Iba de primero en su Toyota Corolla y cruzar la bandera a cuadros antes que cualquier otro era todo lo que necesitaba para coronarse campeón mundial . Estaba apenas a medio minuto del final de la historia. Pero pasó lo increíble. El motor del auto estalló en mil pedazos, saltaron chispas y comenzó a salir humo. Ante el asombro de todos el vehículo detuvo su marcha a menos de un kilómetro de la gloria. El daño era irreparable y de nada sirvieron los desesperados esfuerzos por encenderlo de nuevo. Sainz vió cómo el título que parecía seguro terminaba en otras manos.
"Estoy seguro de que hay pocas ocasiones así en la historia del deporte mundial con un desenlace tan dramatico y con tanta mala suerte". Estas fueron algunas de las pocas palabras que alcanzó a pronunciar el acongojado piloto. Pero la realidad es que está equivocado y su desgracia deportiva no es la excepción. La historia está llena de deportistas a los que la suerte les jugó una mala pasada y les quitó una gloria que parecía segura. Estos son algunos de los casos más dramáticos.

El tropezón
En Barcelona 92 la norteamericana Gail Devers estuvo cerca de entrar a la historia al vencer en los mismos juegos en las pruebas de 100 metros y 100 vallas respectivamente, algo que sólo Fanny Blankers-Koen había logrado. Lo primero ya lo había logrado. En la segunda prueba iba a la cabeza pero tropezó en la última valla y terminó quinta.

En el hoyo
El golfista Ignacio Garrido no pudo ganar el Masters británico de este año porque su caddie decidió dejar el palo 5 con el que practicaba, para un torneo que él debía jugar a la semana siguiente, en la bolsa de su propio jefe. Garrido fue penalizado con cuatro golpes por llevar 15 palos, uno más de los permitidos.

Por un policía
El francés Philippe Bouvatier iba a ganar la etapa entre Gouzet-Meige en los Pirineos durante el Tour de Francia de 1989. Se había escapado con Millar y Ghirotto y cuando faltaban 200 metros para la meta un guardia de tráfico le equivocó el camino. El escocés Millard le siguió también por la ruta equivocada y ganó el italiano Massimo Ghirotto, quien gracias a que iba rezagado no vio las indicaciones del guardia. Aquello cambió la vida de Bouvatier, que se retiró a los 28 años.

Por unos segundos
Fue en Munich 72 en un partido entre Estados Unidos y la URSS. El encuentro acabó tres veces. La primera con victoria norteamericana (50-49), pero los árbitros lo reabrieron porque quedaba un segundo. Los soviéticos perdieron el balón pero sus rivales tampoco lo pudieron celebrar: dijeron que el reloj había sido mal colocado, que quedaban tres segundos. Volvieron a sacar los soviéticos y ganaron 51-50.

El colombiano
Hernán Barreneche era uno de los mejores maratonistas de Latinoamérica en los 60. Para México 68 sus registros hacían prever que lograría una medalla. El día de la competencia el delegado encargado de transportarlo llegó tarde y por cortar camino hacia el sitio de partida tomó una contravía y se estrelló. Berreneche terminó en el hospital y nunca compitió.

El manito
En la maratón de Nueva York de 1996 el mexicano Benjamín Paredes había logrado dominar la mayor parte del recorrido. No llevaba una gran ventaja sobre el segundo pero sí la suficiente distancia para ganar. Faltando 60 metros para entrar a la meta la moto del policía que iba adelante suyo abriendo paso tomó el desvío para los vehículos. Paredes, en lugar de continuar la ruta de los corredores, siguió la moto. Cuando cayó en cuenta de su error era demasiado tarde.

La nieve
Blanca Fernández rozaba la medalla de oro olímpica en 1988 pero se cayó en la segunda manga del slalom gigante. Había ganado la primera y le habría bastado el tercer mejor tiempo para asegurar el triunfo. La esquiadora había tenido su mejor temporada pero el esquí interior se cruzó y la caída fue inevitable.

OTROS CASOS
El gimnasta español Jesús Carballo competía en Atlanta 96 por el oro en barra fija. Era favorito pero no se sujetó bien y se cayó. Subió de nuevo a la barra y obtuvo 9,350. Si no hubiera resbalado _fue penalizado con 0,50_, habría alcanzado la medalla de oro para la que era favorito.
En los años 70 el piloto argentino Carlos Reutemann estaba a las puertas de conquistar en su país su primer Gran Premio de Fórmula 1, pero cuando faltaba poco para llegar a la meta su automóvil se quedó sin gasolina. Trató de alcanzar la meta haciendo eses, pero su ventaja de 27 segundos comenzó a disminuir y en la última vuelta su Brabham 44 se detuvo completamente. Nunca consiguió ganar el Gran Premio de Argentina.
Los velocistas estadounidenses sucumbieron ante el soviético Valeri Borzov en Múnich 72 por una fatalidad: los dos especialistas norteamericanos, Eddie Hart y Reynsud Robinson, no llegaron a tiempo para disputar las segundas series por un trancón de tráfico y fueron excluidos. Eran los favoritos.

Mary Decker y Zola Budd se enredaron en la final de 3.000 metros en Los Angeles 84. El encontronazo dejó a ambas, las grandes favoritas, sin medalla: Budd iba por delante y Decker pegada a ella. Hubo momentos en que se veía que los clavos de las zapatillas de la norteamericana se iban a clavar en los pies descalzos de la británica de origen surafricano. Budd, para evitar ser lesionada, se fue hacia el interior de la calle pero Decker no frenó: primero apoyó su mano en la espalda de la rival y luego su rodilla chocó con la pierna de la otra. La estadounidense se fue al suelo y allí se quedó. Bud también pagó el incidente: perdió el ritmo y acabó sexta. Las dos eran favoritas a la medalla de oro.