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LOS DUEÑOS DEL CAMINO

Las competencias de 'rally' entran a disputarle a la Fórmula Uno y a la Indy Car el honor de ser la categoría más popular del automovilismo.

28 de octubre de 1996

Cuando Renault anunció que a partir de la temporada de 1998 se retiraría de la Fórmula Uno pocos entendieron los motivos que impulsaban a la fábrica a tomar esa determinación. Al fin de cuentas durante los últimos cinco años han ganado cuatro campeonatos de constructores, incluyendo el actual, consolidándose de paso como la dueña de los mejores motores de la máxima categoría del automovilismo. Pero la verdad es que los franceses abandonarán el gran circo porque tienen puestos los ojos en un horizonte mucho más prometedor: los rallys. La Renault dedicará varios de los millones de dólares que anualmente invierte en las competencias de la Fórmula Uno para reforzar el equipo de la compañía que participan en los rallys que se realizan por todo el mundo. Esta decisión no es más que el reflejo de un fenómeno que, según los expertos, demuestra hasta que punto los rallys han comenzado a quitarle terreno al gran circo. Las razones por las cuales este tipo de pruebas resulta tan atractivo para las fábricas de automóviles, patrocinadores y espectadores son varias. Para comenzar, son las únicas competencias automovilísticas que se disputan en todos los rincones del planeta. Las carreras se desarrollan por igual en lugares tan exóticos como Mongolia -sede del rally de la semana pasada-, Kenia o Finlandia, así como alrededor de importantes ciudades como París, Montecarlo o Buenos Aires. En contraste, la Fórmula Uno concentra la mayor parte de su actividad en Europa y su rival, la Indy Car, hace lo mismo en Estados Unidos. La universalidad que poseen los rallys es lo que ha resultado llamativo para los patrocinadores, pues mientras en la Fórmula Uno los productos sólo son anunciados durante las 13 carreras -10 en Europa, dos en América y una en Japón- que conforman el campeonato mundial, en la temporada de rallys ese mismo anuncio es visto en las 60 competencias que componen el campeonato de la especialidad -en 55 países en los cinco continentes-. Este hecho es lo más atractivo para las fábricas de automotores pues, como lo hará Renault, aprovechan estas pruebas para penetrar en nuevos y numerosos mercados. Aunque de estas carreras las más conocidas son las de Montecarlo y el París-Dakar, una temporada completa puede reunir un promedio de 1.350.000 espectadores. En contraste, la Fórmula Uno agrupa en sus tribunas a 580.000 fanáticos durante el año. Pocos discuten que a pesar del riesgo es mucho más emocionante ver a pocos metros a los 80 o 100 autos que pueden llegar a participar en un rally que permanecer sentado en una gradería observando los mismos 22 pilotos conduciendo sus monoplazas alrededor de un circuito. Otro de los factores que ha permitido que los rallys avancen a pasos agigantados, vinculando a importantes multinacionales -en la última década el número de competencias se ha duplicado- es la gran competitividad de las carreras. Mientras la Fórmula Uno es un exclusivo club de 11 escuderías y ocho fabricantes de motores, el campeonato de rallys lo disputan 30 empresas de todo el mundo, como la BMW, la Fiat, Mazda, Peugeot y Volvo, entre otras. Para estas compañías es más importante un triunfo en un rally que en un circuito de Indy Car o Fórmula Uno. Al conseguir una victoria le están mostrando al público que el auto ganador, que es el mismo que ellos ensamblan y venden a la gente, es tan bueno que soporta el trajín en un desierto árabe a 50 grados centígrados o en una trocha de un bosque sueco a 20 grados centígrados. Por ahora lo único que está claro es que después de años de recorrer las sabanas del Africa o las selvas suramericanas los rallys están entrado a formar parte de la disputa que durante años ha existido entre la Fórmula Uno y la Indy Car por demostrar cuál categoría es la mejor y más popular del automovilismo.