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LOS NUEVOS RICOS

Las ligas de fútbol de Inglaterra y de España van camino de destronar a la italiana como la más costosa del mundo.

19 de agosto de 1996

Las mamás de los futbolistas célebres siempre se equivocaron. La de Ronaldo no ha sido la excepción. Dicen que cuando niño ella le decía al verlo jugar que "los goles no te van a dar de comer". Hoy, una década más tarde, se rie de semejante error. El Barcelona F.C. acaba de comprar el pase de su hijo, de sólo 19 años, por la nada despreciable suma de 20 millones de dólares, en la transacción más costosa en la historia del fútbol mundial (ver recuadro). Pero la adquisición de este brasileño, que formaba parte de la nómina del PSV Eindhoven y cuyo verdadero nombre es Ronaldo Luis Nazario, no es un caso aislado en el fútbol español, sino el mayor síntoma del fenómeno que se está presentando a nivel general. Y es que las cifras que han invertido en jugadores los clubes profesionales de ese país para la temporada 96-97 son astronómicas. Hasta la semana anterior, por ejemplo, los desembolsos llegaban a los 200 millones de dólares, monto que supera considerablemente los 138 millones de Italia y los 73 millones del fútbol inglés. El Barcelona es el equipo que más dinero ha invertido. Aparte de la compra de Ronaldo se ha hecho a los servicios de Giovanni, Víctor Bahía, Juan Antonio Pizzi, Laurente Blanc, Hristo Stoichkov y Luis Enrique. Por Giovanni pagó al Santos ocho millones de dólares y siete por Pizzi al Tenerife. Para que el nuevo técnico, Bobby Robson, quien reemplazó a Johan Cruyff, se sienta a gusto con la nueva plantilla, el Barça ha girado 39,5 millones de dólares. El segundo lugar en gastos, con 34 millones de dólares, lo ocupa el Real Madrid, que en la temporada anterior realizó un papel tan mediocre que la directiva terminó por despedir al entrenador Jorge Valdano y a algunos jugadores, entre ellos Freddy Rincón. En esta ocasión la escuadra merengue parece haber armado el equipo de los sueños. Con Fabio Capello, ex entrenador del Milan, en el banco, las contrataciones son una locura. En la lista se cuentan el montenegrino Pedja Mijatovic, por cuyo pase le pagaron al Valencia 12 millones de dólares; Davor Suker, el croata que bordó jugadas sensacionales en la recién finalizada Eurocopa y quien militaba en el Sevilla, de donde se marchó a cambio de ocho millones de dólares; Clarence Seedorf, que dejó al Sampdoria por 5.,5 millones, y Roberto Carlos, hasta ahora integrante del Inter de Milán, quien fue vendido por 4,8 millones. Fuera de ellos, en el estadio Santiago Bernabeu pronto debutarán con la camisa blanca Alfonso y Secretario, que jugaron en el Betis y el Oporto.
Chorros de plata
El listado de los clubes ibéricos que más se han metido la mano al dril lo sigue el Valencia, con 22,5 millones de dólares gastados en jugadores como Claudio 'El Piojo' López, del Racing de Avellaneda; Valeri Karpin del Real Sociedad, y nada menos que Romario. Después aparecen el Betis y el Deportivo de La Coruña, seguidos uno de los grandes responsables de esta carrera de contrataciones millonarias: el Atlético de Madrid. Los colchoneros, al vencer en la liga pasada con un equipo no muy costoso, en el que sobresale el argentino Diego Simeone, pusieron al Madrid y al Barcelona en plan de revancha para el campeonato que empieza en septiembre. Y eso que curiosamente Radomir Antic, el estratega del Atlético, ha preferido no entrar en gastos para la próxima liga. La vinculación más cara de este club ha sido la de Juan Eduardo Esnaider, el delantero gaucho que no brilló en el Real, por 3,6 millones de dólares. Otra de las causas de esta fiebre de contratos y cracks foráneos es la llamada sentencia Bosman (ver SEMANA #714), que rige para toda la Unión Europea, según la cual no sólo los jugadores comunitarios se consideran nacionales, sino que cada club puede fichar seis extranjeros, es decir, de fuera de la Unión. Uno de ellos ha sido el colombiano Harold Lozano, vinculado ahora al Valladolid, donde Francisco Maturana, René Higuita, Leonel Alvarez y Carlos 'El Pibe' Valderrama pasaron con más pena que gloria. Pero en medio de semejante derroche la pregunta obvia es quién paga. Y la respuesta no es, como en otros países, la taquilla. En este caso la respuesta es simple: los derechos de televisión. Por lo pronto esta prerrogativa la tiene una cadena por cable -Canal Plus- y otras regionales o autónomas. Sin embargo en la puja han entrado Antena 3 y la propia liga, que está pidiendo que se modifique el convenio existente con la Federación de Organismos de Radio y Televisión Autónomos de manera que pueda pactarse con estaciones privadas y así establecer un sistema a la carta -pay per view-. Los presidentes de los clubes calculan que sólo esta negociación les reportaría 180 millones de dólares. Además exigen una participación más alta en las apuestas. Aunque para muchos estos chorros de plata convertirán a la liga española en la mejor del mundo porque, como dijo Cruyff, "el dinero del fútbol debe estar en el campo", otros creen que el riesgo económico es alto y que en el futuro la bonanza puede irse a pique. Entre estos últimos se cuenta el diario ABC que, tras advertir en una nota editorial que "el fútbol ha enloquecido" y agregar que "España es El Dorado de todo diestro pateador de balones, la meta de sus sueños, la quimera de oro -concluye afirmando que- es más fácil firmar un cheque que forjar un genio".
Al estilo inglés
Y aunque para algunos las inversiones de la liga inglesa puedan parecerles una bicoca comparadas con las españolas o las italianas, la verdad es que en muy pocos años los súbditos de la reina Isabel no sólo las superarán sino que le disputarán a Italia y España el honor de tener la liga más poderosa del mundo. Todo, al igual que los ibéricos, gracias a la televisión. Para la temporada 96-97 los 12 millones de dólares que pagó el Manchester United por Andy Cole, y los 11,2 millones que tuvo que sacar el Middlesbourg por la estrella del Juventus Fabrizio Ravanelli, fueron los dos fichajes que alcanzaron las cifras récord. Sin embargo estas dos contrataciones son apenas un abrebocas de lo que vendrá más adelante. Hace pocas semanas el diario británico The Independent publicó un informe en el que indicaba que con el sistema de televisión pay per view, que comenzará a funcionar en el Reino Unido desde finales de 1997, los 20 equipos de la división de honor inglesa obtendrán unos ingresos de alrededor de 4.000 millones de dólares por temporada, los cuales, después de gastos de funcionamiento, le dejarán a la liga profesional algo más de 3.000 millones. Según el diario esa catarata de millones también salpicará, y generosamente, a los clubes que, de acuerdo con el lugar que ocupen en la tabla obtendrán más o menos dinero, pero en ningún caso se irán con las manos vacías. El periódico cita el ejemplo del actual campeón, el Manchester United, y afirma que de haber funcionado durante esta temporada ese sistema televisivo el club hubiera logrado ganar 611 millones de dólares. Incluso -afirma The Independent- un equipo que terminó en la zona baja de la clasificación, como el Wimbledon, se habría llevado la nada despreciable suma de 32 millones. El asunto del pay per view es en estos momentos el centro de las conversaciones que mantienen los directivos de la liga con los representantes de las cadenas de televisión interesadas. Hasta ahora los derechos de transmisión los tenía la cadena de pago por satélite BSkyB, propiedad del magnate australiano Rupert Murdoch, quien se enfrenta a un duro competidor que también está interesado en el ponqué: el consorcio formado por el grupo Mirror y el gigante audiovisual Carlton. Según los observadores, la decisión de adoptar el pay per view ya está tomada y el objetivo de quien resulte ganador será convertir a la división de honor inglesa en una especie de NBA del fútbol europeo. Sólo es cuestión de tiempo que, como está pasando ahora en España, llegue a Inglaterra la época de la catarata de fichajes millonarios. Nadie sabe a ciencia cierta si los italianos harán algo para evitar perder el sitial de honor en el que se encontraban desde hace varios años al ser la liga más rica y poderosa del mundo. Lo único que se prevé al final de esta lucha es que los amantes del buen balompié serán los principales ganadores, porque antes el mejor fútbol sólo estaba en Italia, pero ahora estará prácticamente en toda Europa.