Home

Deportes

Artículo

MAS PENA QUE GLORIA

El balance colombiano en Francia 98 es más negativo que el de hace cuatro años y evidencia la necesidad de reformar toda la estructura de la selección nacional.

27 de julio de 1998

El pasado viernes la Selección Colombia se salvó de una verdadera debacle futbolística gracias a un hombre: Farid Mondragón. El arquero colombiano no sólo demostró su grandeza en los tres palos, ahogando el grito de gol de losingleses en 10 oportunidades, sino que fue uno de los pocos jugadores nacionales que entendió la responsabilidad de representar al país en el máximo certamen deportivo del mundo.El guardavallas caleño _que en los partidos contra Túnez y Rumania también defendió como un león el arco colombiano_, es el único jugador _quizás con Léider Preciado_ que puede estar tranquilo. Cumplió, y de sobra, con su labor. Hasta el punto de que los expertos reunidos en Francia coincidieron en afirmar que Mondragón fue el mejor arquero de la primera ronda del mundial. Eso es lo único positivo que queda del tour de la selección por Francia. Lo demás está bastante lejos de ser digno o aceptable en un equipo que, una vez más, fue el verdugo de la ilusión de un pueblo.Con la derrota frente a los ingleses Colombia le dijo adiós a un mundial en el que, por decir lo menos, tuvo una actuación más que discreta. Debutó perdiendo con Rumania _al igual que hace cuatro años_ en un partido en el que el cuerpo técnico dejó la impresión de haber llegado al mundial a improvisar. El sistema de juego nada tuvo que ver con la idea futbolística que el propio Hernán Darío Gómez defendió a capa y espada en el último cuatrienio. Para el segundo partido, contra Túnez, la selección volvió a su estilo soso e improductivo y logró una paupérrima victoria 1-0 frente a un equipo cuyo más incisivo jugador, Soufiane Fekih, milita en un club de tercera división. Y en el último encuentro, con Inglaterra, dejó al descubierto no sólo la inoperancia de su sistema de juego _con exceso de toques laterales y retraso del balón_ sino que desnudó una falta de entrega, calidad y técnica poco dignas de un equipo clasificado para el máximo certamen del balompié mundial. Colombia fue el único de los seis equipos latinoamericanos que perdió su primer partido. Y también el único que no logró su paso a la siguiente ronda. Selecciones que llegaron en condiciones similares a las de Colombia, como México o Chile, no sólo superaron la primera ronda sino que demostraron que a pesar de sus limitaciones era posible ganar, con entrega, sacrificio, ganas y coraje. Futbolísticamente los mexicanos no son superiores a los colombianos y sin embargo _con más bravura y amor a la camiseta que técnica y táctica_ llegaron a octavos de final. El balance de la selección en este mundial es el peor en la historia de su participación en copas del mundo. En Francia los colombianos sólo marcaron un gol, mientras en cada una de sus anteriores salidas _Chile 62, Italia 90 y USA 94_ habían marcado cuatro goles. La pobreza ofensiva y la falta de ganas quedaron al descubierto en el partido contra los ingleses: sólo se hicieron dos tiros al arco de David Seaman, el primero de ellos en el minuto 40. Para nadie era un secreto que Colombia llegaba a este mundial con un equipo mucho más limitado en fútbol, técnica y edad que el de hace cuatro años. Pocos esperaban _como sí ocurrió en Estados Unidos_ que los colombianos fueran protagonistas. Lo único que los aficionados le pedían a esta selección era que por lo menos no se repitiera la patética imagen de 1994. Pero todo parece indicar que los últimos cuatro años fueron una pérdida de tiempo para el fútbol nacional.
Vergüenza Cuesta entender cómo es posible que en Francia hubiesen ocurrido actos de indisciplina tan parecidos a los de USA 94. Y la publicitada expulsión de Faustino Asprilla no remedió nada. Lo cierto de todo es que el grupo de jugadores se le salió de las manos al entrenador hasta el extremo absurdo de formar bandos internos. Algo que, como pasó hace cuatro años, se notó en canchas francesas. Resulta incomprensible también la terquedad del técnico al mantener alineados a jugadores que claramente no estaban en el nivel necesario para disputar una copa del mundo, y que finalmente poco aportaron, como Valderrama, Cabrera, Valencia, Rincón, Santa o Serna. "¿Qué mosca habrá picado a Gómez para dejar en la banca a Iván Ramiro Córdoba, su mejor defensor...?", escribió el diario L_Equipe un día después de la derrota ante Rumania en un artículo en el que se preguntaba por qué un jugador de tan bajo rendimiento como Bermúdez reemplazaba a uno que, como Córdoba, había demostrado ser más efectivo. La verdad es que el fracaso de la selección en Francia 98 comenzó hace cuatro años. La eliminación de este certamen fue tan sólo el final de la crónica de un naufragio anunciado que tuvo como principal actor a Hernán Darío Gómez. Desde que 'Bolillo' asumió la dirección poco se hizo por el fútbol. Gómez optó jugársela toda para clasificar al mundial y decidió mantener como base del equipo a un grupo de hombres experimentados pero sin mucho aliento. Y aunque con esa estrategia consiguió la clasificación, al final de la primera vuelta de las eliminatorias nada fue más claro que a esa generación de futbolistas _encabezada por Valderrama_ se le había acabado la gasolina.Futuro negroPero lo peor no es esto. En los cuatro años que Gómez estuvo al frente del equipo se quemó una generación entera de futbolistas, que bien llevada pudo ser el reemplazo de la de Valderrama y compañía. Hombres como Giovanni Hernández, Néider Morantes, Oscar Bolaño, Edison Mafla, Víctor Pacheco _para sólo mencionar algunos_, entraron y salieron de una selección en la que Gómez nunca les quiso dar continuidad. Lo más grave para el fútbol nacional está por venir. Gómez _respaldado por la Federación Colombiana de Fútbol_ descuidó las divisiones inferiores. Y es allí donde está el porvenir de una selección. Así llegaron a ser grandes Argentina o Brasil, donde sí entienden lo que significa sembrar para el futuro. En cambio, en los tres últimos años Colombia dejó de asistir a torneos sub 23, sub 20 y sub 17. Las consecuencias de esto se verán en los proximos años, cuando a Colombia le pase lo mismo que al Perú de los años 70. Los incas no renovaron y llevan 20 años sin poder formar una nueva camada de jugadores que trasciendan.Lo más irónico del asunto es que mientras a Francia asistieron _con gastos pagados por la Federación_ cerca de 100 personas, los hombres que manejan las divisiones inferiores _Germán 'Basílico' González y Rafael Baracaldo_ se quedaron en el país. ¿Será que le sirve más al presidente de un club ver un mundial que al entrenador de los futuros miembros de la selección? Si es así, como reza el dicho popular, "apague y vámonos". Si no, que se pellizquen los miembros de la Federación y le den al fútbol colombiano el revolcón que está pidiendo a gritos.