Home

Deportes

Artículo

MATANDO AL TIGRE

Con pie derecho inició la selección juvenil las eliminatorias para el mundial de Arabia

6 de junio de 1988

Los pocos aficionados que asistieron al estadio de Ferrocarril Oeste, en Buenos Aires, ya estaban saliendo. Los televidentes colombianos se habían conformado con el empate y estaban pensanda en los noticieros de las nueve y media, que ya iban a empezar. Los 24 jugadores solo esperaban el pitazo final y estaban soltando sus restos para aguantar el 0-0. Fue entonces cuando, como no ocurrió en todo el partido, los colombianos se decidieron a llegar al área chica brasileña tocando la pelota en corto y a ras de piso. Aprovecharon su velocidad y la lentitud de la zaga rival y Carlos Jiménez, uno de los hombres más incisivos de la escuadra nacional, lanzó un pase al vacío para que su compañero Carlos Castro, que sólo había mostrado algunos destellos a lo largo del encuentro, en veloz pique le ganara la espalda a su marcador, entrara con balón dominado al área y fusilara al portero Carlos, que no atinó en salir a cerrar el ángulo de dispara y debió ver pasar la bola que se anidó en el rincón derecho de su arco.

Se había repetido el milagro del año pasado, cuando la juvenil de Maturana venció por 2-0 a su similar de Brasil en el torneo de Bolivia. La racha de buenas presentaciones del 87 frente a los grandes del fútbol continental ha continuado en el 88. Ahora, con la misión de defender el título suramericano conseguido en Pereira el año anterior, la selección de Juan José Peláez empezó con el pie derecho.
A diferencia de lo que está ocurriendo en la Vuelta a España, donde los ciclistas profesionales no han querido sobresalir, los futbolistas juveniles demostraron en su primera intervención que pelearán a muerte la clasificación para el Mundial Juvenil, que se realizará en Arabia Saudita en 1989.

El primer tiempo del encuentro del pasado jueves se caracterizó por el buen manejo del balón hasta los tres cuartos de cancha, pero dejó en claro que ambos conjuntos habían tomado fuertes medidas defensivas y los avances murieron antes de que los delanteros alcanzaran el área rival. En la Selección Nacional se destacó el buen manejo de balón, así como la buena proyección al ataque de los marcadores de punta Martín Vélez y Diego Osorio. Los brasileños mostraron un buen manejo de balón y alguna peligrosidad en los pases al vacio, aunque sus intenciones fueron frustradas por la defensa colombiana, especialmente por el arquero Oscar Córdoba que desde un comienzo fue la figura del encuentro.

Para la parte final, los brasileños salieron con más vocación de ataque.
Al fin y al cabo estaban en la obligación de hacer respetar su condición de bicampeones mundiales y tricampeones suramericanos, a nivel juvenil.
Mientras el scratch se volcaba sobre campo rival, los colombianos empezaron a tener problemas de entrega de balón, algunos muchachos acusaron el cansancio de los intensos primeros 45 minutos y Brasil llegó con peligrosidad. Fue entonces cuando el arquero Córdoba demostró por qué es considerado una de las mejores promesas del balompié nacional. Por lo alto estuvo impasable. Achicó bien los ángulos y llegó a hacer atajadas suicidas tirándose a los pies de los contrarios, aprovechando su condición de portero de área que en cualquier momento se convierte en un defensa más. Es el arquero-libero, al estilo Hugo Gatti. A medida que pasaba el tiempo, los brasileños se fueron desesperando. El técnico agotó los cambios y, por estar únicamente pendientes del ataque, cometieron un error grave que Carlos Castro capitalizó para el gol de la victoria.

Claro está que se trata del primer peldaño de la escalera. Los compromisos contra Ecuador, Uruguay y Bolivia no serán menos duros que el del jueves, pero el escollo principal ya se superó. Los colombianos tendrán que refrendar que lo hecho ante el Brasil no fue cuestión de suerte y que se merecen un cupo entre los invitados al mundial de Arabía. Por ahora, el técnico Peláez ha salido bien librado, especialmente luego de los enfrentamientos verbales que tuvo con algunos periodistas antes de partir hacia Argentina, y ha demostrado que, si bien no hay una infraestructura adecuada a nivel juvenil, con los frutos silvestres que da la tierra se pueden hacer cosas interesantes.--