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Montoya debutó con un tercer puesto en la categoría Arca, en Talladega, Alabama

Automovilismo

Montoya marca registrada

Al regresar a Estados Unidos el piloto, colombiano dejó claro que, además de ser un deportista de elite, es un gran negociante.

14 de octubre de 2006

El pasado 6 de octubre, en los alrededores de la pista de Talladega, Alabama, poco antes de comenzar la carrera, los aficionados a la categoría Nascar iban y venían de un lado para otro como hormigas. Tomaban cerveza y comían perros calientes, como es la costumbre en este tipo de competencias, pero en esta oportunidad el ambiente estaba más agitado de lo usual. El trazado del óvalo de 2,6 millas tenía un nuevo debutante y las tiendas del circuito estaban repletas de artículos con su nombre impreso: Juan Pablo Montoya. El colombiano hacía su aparición en la Nascar. No lo hacía a bordo de un auto de la Nextel Cup, como se esperaba, sino en uno de la Arca Re/Max, una serie inferior que sirve de preámbulo a los pilotos que quieren llegar a la categoría máxima. Pero este debut a medias en la competencia de autos más famosa de Estados Unidos no desmotivó a los miles de aficionados que asistieron al óvalo o vieron por televisión el regreso del colombiano que los hizo vibrar en la categoría Cart seis años atrás y que dejó la glamorosa Fórmula 1 para ser parte de la popular y mundana Nascar. Según cifras de la cadena NBC, la carrera tuvo 10,3 puntos de rating comparado con los 7,9 puntos del año anterior.

Y es que la sensación que ha causado la llegada de Montoya a la Nascar ha sorprendido hasta a los más optimistas. Una semana después de que se anunciara el debut de Montoya en la categoría Arca, el equipo de Chip Ganassi ya había recibido pedidos de mercancía alusiva al piloto colombiano desde España, Francia, Italia, Canadá, Polonia, Rusia y Colombia. Algo totalmente inusual, pues el 97 por ciento del material promocional de la Nascar se vende en Estados Unidos, y el resto, en México. Pero lo importante no es la trascendencia internacional que tenga la llegada de Montoya a esta competencia netamente norteamericana, sino que el mercado de la Nascar se puede ampliar aun más si se tiene en cuenta que en Estados Unidos hay 42,7 millones de hispanos que suelen apoyar a cualquier latino que sea exitoso en este país.

Chris Weiller, quien fue durante muchos años vicepresidente de operaciones en la NBA, no sólo tiene clarísimo el potencial de Montoya, sino que reconoce que este apellido es una marca reconocida en el nivel mundial, lo que en términos financieros significa muchos millones de dólares tanto para él como para el equipo que lo tenga en sus filas. "Viajé a Miami para conocer a Juan Pablo. Él mismo fue a recogerme al aeropuerto y desde las primeras palabras que crucé con él me di cuenta de que esto sería simplemente espectacular, dijo Willer. Es fácil llegar a esta conclusión no sólo por lo que puede significar la llegada de Montoya a Nascar a nivel de mercadeo, sino por las cifras que dejó claras en McLaren en 2005. Juan Pablo, vendió sólo en productos alusivos a él, 14 millones de dólares. Para McLaren, o para cualquier firma involucrada en los deportes a motor, es una buena cifra", explicó Weiller, quien además está convencido de que Montoya no está en la Nascar únicamente por el dinero sino porque estaba perdiendo el gusto por correr y no quería que eso sucediera.

"No es cuestión de estilo de vida, sino de querer ganar, y en Nascar seguramente puede hacerlo. Hay dos clases de deportistas: los que juegan para vivir y los que viven para jugar, y Montoya es de los que juegan para vivir", concluye Weiller . La pasión de Montoya por correr quedó demostrada en su debut, cuando sacó su mejor repertorio. Desde las clasificaciones parecía estar peleando el campeonato al lograr la segunda posición en la grilla de salida. Y durante la carrera, Montoya brindó espectáculo y profesionalismo. Dejó claro que tiene talento para conducir cualquier vehículo motorizado sobre ruedas y aunque sufrió un choque que lo dejó en el puesto 32 se las arregló para remontar hasta la tercera posición al final de la competencia.

El más beneficiado con la buena imagen de Montoya es Chip Ganassi, quien está feliz porque el público norteamericano está respondiendo muy bien a la llegada del colombiano. "Del circuito de Daytona nos escribieron pidiéndonos confirmar si Montoya estaría en la carrera de Daytona 500. De ser así, ellos colocarían unas nuevas tribunas, ya que no dará abasto la boletería", cuenta Ganassi. Según las cifras que se conocen hasta el momento, la venta de entradas de esta carrera ha subido 17 por ciento comparado con el año anterior. "Es increíble, nunca nos imaginamos que la gente extrañara tanto a Juan Pablo. Al parecer, él no extraña para nada la Fórmula 1. Por ahora no ha pedido caviar y sí ha estado pendiente de las salchichas y la mayonesa, dijo Ganassi, antes de comenzar la carrera en Talladega. Es un piloto que sabe lo que su público espera de él y eso lo hace sentir vivo y ganador".

Y es que Juan Pablo Montoya es una marca que ha demostrado ser fuerte en todo el mundo. Un claro ejemplo es que al finalizar la carrera del debut en la Arca, un italiano dueño de una importante cadena de televisión europea se comunicó con Nascar para solicitar los derechos de transmisión en Italia. Eso realmente es sorprendente, si se tiene en cuenta que la cultura automovilística europea no esta basada en óvalos y menos en autos de serie, pero ya está marcada con fuego por el nombre de Juan Pablo Montoya, que dejó claro que la llegada a Nascar no lo intimida en lo mínimo. El promedio de telespectadores de una carrera de Fórmula 1, por ejemplo el Gran Premio de Mónaco, es de 32 millones de personas en todo el mudo, mientras que una válida de la Nascar, como la Daytona 500, alcanza la cifra de 28 millones de espectadores sólo en Estados Unidos.

Al parecer, la Fórmula 1 no sólo extrañará a Montoya por sus espectaculares sobrepasos y sus controvertidas actuaciones en la pista, sino también por los millones de dólares que este colombiano representa para el deporte del motor. Se estima que los ingresos de la Nascar, que son aproximadamente de 80 millones de dólares por carrera, podrán aumentar 5 por ciento con su llegada. Así que Juan Valdez ya no está sólo en el mercado estadounidense. De ahora en adelante, Juan Pablo Montoya será, junto al emblemático campesino cafetero, la marca registrada colombiana más reconocida en Estados Unidos.