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No sólo de béisbol vive el chamo

Tanto en las eliminatorias al Mundial como en la Copa Toyota Libertadores, Venezuela vive el mejor momento de su historia futbolística. ¿Hasta dónde llegarán?

23 de mayo de 2004

Hace poco menos de dos meses el equipo de fútbol de Venezuela consiguió la victoria más importante en su historia a nivel de selecciones al vencer 3 goles por 0 a Uruguay en el mítico estadio Centenario de Montevideo. Este triunfo no sólo llevó a los venezolanos a la cuarta posición en la tabla de posiciones de las eliminatorias al próximo Mundial en Alemania -a sólo dos puntos del líder, Argentina- sino que también ratificó que la racha de resultados adversos parecen ser cuestión del pasado. Ese triunfo le dio una cachetada a la historia, casi siempre desfavorable con los venezolanos. Las frecuentes goleadas como un 10-0 ante Yugoslavia en 1972, el 11-0 ante Argentina en la Copa América de 1975, un 7-0 ante Chile en el mismo certamen en 1979, 6-0 ante Brasil en las eliminatorias al mundial en 1989, el 7-0 ante el mismo Brasil en la eliminatoria de hace cuatro años o el 7-1 que le propinó Bolivia durante las clasificaciones al Mundial de Estados Unidos de 1994 opacan incluso las muchas veces que han caído de manera menos humillante por 5 goles por 0.

Pero todo este panorama parece estar cambiando de manera callada desde hace unos años, y la reciente victoria en Montevideo lo ratifica. Desde las pasadas eliminatorias los dirigidos por Richard Páez alertaron a sus rivales: Uruguay, Paraguay, Perú y Chile perdieron en una oportunidad, mientras que para Colombia su empate 2-2 en el último minuto significó prácticamente la salida de Luis Augusto García de la selección.

En esta oportunidad los venezolanos comenzaron muy mal perdiendo 2-0 contra Ecuador y 3-0 contra Argentina, pero ahora, hasta el momento, están clasificados por primera vez a un mundial, tras vencer a Colombia en Barranquilla, a Bolivia en Maracaibo y a Uruguay en el Centenario. Con nueve puntos son cuartos y ya no lucen tan débiles como en otras ocasiones.

Como si fuera poco, a nivel de clubes, el Deportivo Táchira también está haciendo una campaña impresionante al pasar a los cuartos de final de la Copa Toyota Libertadores imponiéndose de nuevo contra los uruguayos: venció 3-0 al legendario Nacional de Montevideo (tres veces campeón de la Libertadores y otras tres de la Intercontinental), y en el juego de vuelta igualaron 2-2. En primera ronda pasó invicto y ni siquiera River Plate lo pudo vencer. Deportes Tolima empató con ellos en Ibagué y después perdió en Venezuela. Deportivo Táchira está muy cerca de superar la mejor actuación de los venezolanos en este torneo desde 1996, cuando se instauró el nuevo sistema con primera ronda, octavos, cuartos de final, semifinal y final. En 1999 Estudiantes de Mérida también llegó a cuartos, y perdió la serie contra Cerro Porteño de Paraguay.

El buen momento

¿A qué se debe la evidente mejoría del fútbol venezolano? Mientras que la Federación Venezolana de Fútbol habla del resultado de un trabajo serio que han venido realizando desde comienzos de los 90, el técnico de la selección de mayores, Richard Páez, asegura que todo se reduce al buen momento individual de varios de sus jugadores. Hombres como el arquero Gilberto Angelucci (juega en Mineros de Guayana), Luis Vallenilla (Caracas F.C.), Alejandro Cichero (Nacional de Uruguay), Jonay Hernández (Dundee de Escocia), Héctor González (Colón de Santafé, Argentina), Juan Arango (Puebla, México) o Massimo Margiotta (Vicenza, Italia) no sólo están cumpliendo un gran papel en la selección sino también en sus clubes.

"Yo creo que todavía no tenemos una estructura sólida. Lo que ahora está pasando es que hay mucho talento, con una potencialidad innegable para seguir creciendo. Por eso creo que el verdadero proceso, que será el que más dé para hablar, es el que está comenzando ahora. Pero decir que el fútbol ha mejorado por un proceso coherente es mentira", dijo Richard Páez a SEMANA. Sin embargo, el solo hecho de haber mantenido al mismo entrenador de las eliminatorias pasadas, avalando sus buenos resultados, hace realidad un proceso del que Páez, modestamente, no se siente protagonista. Eso es un acierto de los dirigentes.

En lo que sí coincide el técnico con Serafín Boutereira, miembro de la Federación Venezolana de Fútbol, es en la importancia del trabajo que se ha hecho en las divisiones menores de la mano del técnico Lino Alonso. Su labor comenzó hace 12 años y ha ido preparando a nuevos entrenadores para que en los propios equipos venezolanos, lentamente, promuevan jugadores juveniles. Este proceso ha sido importante a escala local, pero falta consolidarlo con más competencias internacionales. "Ese proceso dará frutos muy positivos. Lo importante es que con los buenos resultados todo se empieza a mover. Por ejemplo, en el caso de los patrocinadores, antes nosotros íbamos detrás de ellos. Ahora ellos van detrás de nosotros", comenta Boutereira.

La afición al fútbol en Venezuela también se ha incrementado poco a poco, aunque todavía hay una apatía hacia el torneo local. Según Boutereira, los estadios se llenan cuando juega la selección, o tienen una buena asistencia cuando se trata de un partido internacional como ocurrió recientemente en Maracaibo con la visita de Vélez Sarfield, de Argentina, en la primera ronda de La Libertadores. "Los equipos deben convertirse en clubes, pensar en tener sedes -una responsabilidad laboral con sus miembros-, fortalecer las categorías menores, hay mucho por hacer para que Venezuela se consolide", dice Páez.

Todavía falta recorrer mucho camino en las eliminatorias. El primero de junio, los 'patriotas' deberán enfrentar como locales a Chile, y cinco días después visitarán a Perú en Lima. Serán dos partidos que pondrán a prueba ese buen momento. En el caso de la Copa Toyota Libertadores, al cierre de esta edición Táchira se jugaba su paso a la siguiente fase ante Sao Paulo. No es tiempo de celebrar aún, pero esta vez los venezolanos sienten que ir por primera vez a un mundial o disputar la fase decisiva de la Copa Libertadores no es un imposible, y que su gloria deportiva ya no va a depender exclusivamente de lo que hagan sus beisbolistas y boxeadores.