Home

Deportes

Artículo

PEDALEANDO, PEDALEANDO...

La primera semana del Tour de Francia, una mezcla de incógnitas y sorpresas.

6 de agosto de 1984

La primera semana del Tour de Francia ha traído una serie de incógnitas que, parece ser, sólo se resolverán en las altas cumbres de los Pirineos y los Alpes. En las primeras etapas, los grandes sprinters europeos se turnaron la camiseta de líder gracias a las bonificaciones que ganaron en las metas volantes y en las llegadas. Bernard Hinault, Ludo Peters Hannegraf, Van der Poel, fueron protagonistas efímeros que se turnaron la camiseta amarilla hasta que un desconocido, Vincent Barteau, logró fugarse al lado del veterano Le Guillou y del portugués Ferreira. La diferencia que lograron estos tres ciclistas sobre el resto fue escandalosa y luego de la contra reloj individual, Barteau mantenía todavía una ventaja superior a los 10 minutos sobre Laurent Fignon el mejor ubicado entre los grandes favoritos.
Faltando todavía la extenuante etapa de 330 kilómetros entre Nantes y Burdeos, parecía claro que Barteau estaba en condiciones de mantener por un rato más su condición de líder. En la contra reloj individual logró sostenerse sin mayor problema y faltaba saber qué era capaz de hacer en la montaña.
Además de la incógnita de Barteau quien en opinión de la mayoría de los comentaristas no tiene chance de ganar, quedan otras por resolver. Tal vez la más interesante es la lucha que tienen cazada Bernard Hinault y Laurent Fignon. El primero, líder de un equipo más bien flojo, debe enfrentar al capo de la Renault, donde Lemond, los hermanos Madiot, Pascal Jules y el mismo Barteau han demostrado ser coequiperos capaces de apoyar a fondo a Fignon. Fignon, como si fuera poco, derrotó a Hinault en la contra reloj individual, una prueba más que suficiente de la enorme calidad del nuevo ídolo del ciclismo francés.
Otras incógnitas aún sin resolverse son las de los "favoritos clase B". Phil Anderson Sean Kelly, Greg Lemond, Pascal Simón, Stephen Roche, Eric Caritoux y los españoles Muñoz, Arrollo y Delgado rendirán examen en la montaña. Los tres primeros nunca se han mostrado muy fuertes en el ascenso y hasta ahora no han podido ratificar su favoritismo en el terreno plano. Los restantes han trabajado de acuerdo con sus posibilidades en las etapas planas, con la excepción de Julián Gorospe. Este promocionado ciclista español decepcionó en la contra reloj individual y no parece estar pasando por su mejor momento.
Los colombianos son la otra gran incógnita. Aunque la prensa europea trata de no hablar mucho de ellos, más de uno estará preocupado de ver a Pacho Rodríguez y a "Condorito" Corredor defendiéndose con propiedad en la contra reloj, a Herrera sacándole 16 segundos al lote al final de una etapa y poniéndolos a todos a trabajar a fondo para alcanzarlo, como si dijeran "en la montaña todo corre por cuenta de la casa".
El balance de la primera semana del Tour es favorable para los colombianos. Se ha perdido menos tiempo del esperado y la mayoría de los ciclistas, los de Varta y los profesionales, parecen dispuestos a mejorar sus puestos en los Pirineos y en los Alpes.
En líneas generales esta primera semana, comparada con la del Tour del año anterior, ha sido más favorable. Sólo se ha retirado Abelardo Ríos por fractura y los 14 que restan en competencia parecen mucho más tranquilos que los sobrevivientes de hace un año cuando se preparaban para enfrentar la montaña.
Esta semana será definitiva no sólo para los colombianos sino para los aspirantes a ganar el Tour de Francia. Hinault es el favorito siempre y cuando sea capaz de fundir a Fignon en los Alpes. Kelly, Anderson y Lemond tendrán que luchar a muerte contra la montaña. Roche, Simon, Caritoux, los españoles y los colombianos tendrán que justificar allí su fama. Y si el actual líder Vincent Barteau resulta ser buen escalador, los grandes del Tour comenzarán a lamentar aquella fuga que dejaron prosperar entre Bethune y Cergy Pentoise. Estos 17 minutos que le regalaron a los 3 fugados podrían ser dentro de dos semanas la clave principal de la derrota de los grandes. Por ahora, todo está por verse.