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| Foto: El Rincón del Vinotinto

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Camargo: el negociante del deporte que aseguró que el fútbol femenino es una cuna de lesbianismo

No es la primera vez que este exsenador se ve envuelto en medio de una controversia. ¿Quién es este señor que llegó a ser el mayor accionista y presidente del Club Deportes Tolima?

22 de diciembre de 2018

Cuando el Deportes Tolima juega en Ibagué, la llegada al estadio de Gabriel Camargo Salamanca suele ser un acontecimiento. Alrededor suyo se agolpa siempre una romería de hinchas que suplican por un pase de cortesía de última hora. Camargo camina como con un séquito de abejas que se pegan a la miel. Camargo es el mecenas del equipo, el patrón, el mandamás.

Camargo tiene fama en Ibagué de ser un hombre temperamental y sobre todo de ser un negociante del fútbol. Un platero, un cicatero. Pero este jueves, la imagen del exsenador traspasó fronteras por unas declaraciones abiertamente homofóbicas, machistas y ofensivas para con las mujeres que se dedican al fútbol.

En una rueda de prensa en la que estaba presente el alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo, Camargo aseguró, sin ruborizarse y hasta con cierto orgullo, que el fútbol femenino andaba mal porque no daba ganancias económicas. Acto seguido aseguró que las mujeres eran más ‘tomatrago’ que los hombres, frase que les sacó una carcajada a los periodistas que le sostenían el micrófono.

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Pese a las palabras de Camargo, el ambiente se percibía jovial. “Pregúnteles a los del Huila cómo están de arrepentidos con haber conseguido el título, de haberle invertido tanta plata al equipo. Y aparte, eso es un caldo de cultivo de lesbianismo tremendo”.

En la rueda de prensa no hubo quién refutara al flamante presidente del equipo, que sonreía generosamente. Esas aseveraciones de Camargo se daban casi un mes después de que Yoreli Rincón, una de las mejores futbolistas del país, denunciara que el premio que ella y sus compañeras del Atlético Huila habían obtenido por coronarse campeonas de la Copa Libertadores de América -unos 55.000 dólares-, les llegaría a los hombres.

“Eso llega al Huila masculino, que tiene un presidente diferente", escribió ella en redes sociales. Después del escándalo que desató la denuncia de Yoreli, el equipo llegó a un acuerdo con las jugadoras y tal vez a esa desazón se refería Camargo: el Huila masculino no había logrado quedarse con un premio que no le pertenecía.

Las palabras de Camargo y las risas que se desplegaron en la rueda de presa son apenas el síntoma de lo difícil que es ser mujer y futbolista al mismo tiempo en un país como Colombia. El machismo y la homofobia están más arraigadas en el fútbol de lo que se cree.

Pero, ¿quién es este hombre a quien el fútbol ibaguereño suele rendirle una desaforada pleitesía? Gabriel Camargo Salamanca, nacido en Fusagasugá en 1942, ha sido sobre todo empresario y dirigente. De su ciudad natal fue concejal. Y años después diputado de Cundinamarca. En 1998 llegó al Senado de la República por el movimiento Partido Somos Colombia.

Camargo está casado con Leonor Serrano, excongresista y exgobernadora de Cundinamarca. Ambos se han sabido mover entre las dos aguas de la política y la empresa privada. A esta pareja la recuerdan como de los  fundadores de de Kokoriko y como importantes jugadores del sector avícola. Serrano, quien pasó por el liberalismo, luego por Cambio Radical hasta terminar aterrizando en el Centro Democrático, volvió a ser noticia hace dos meses cuando el Consejo de Estado tumbó su megapensión de 19 millones de pesos mensuales, al considerar que a ella no la cobijaba el régimen especial de los congresistas.

En el Deportes Tolima, Camargo es esa especie de jefe único y supremo poco tolerante a las críticas. En una rueda de prensa que concedió el 5 de enero de 2017, le pidió a sus escoltas policías que sacaran del recinto al periodista Mario Alejandro Rodríguez, director del blog El Rincón del vinotinto, un medio alternativo que hace un cubrimiento diario de las actividades del equipo.

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Y los policías acataron la orden de su jefe. El argumento que dio Camargo era que tener un blog no hacía a Rodríguez periodista. Fue tan estrepitosa la echada de Rodríguez de la rueda de prensa, que el resto de sus colegas –menos uno- se salieron del salón, como un acto de protesta.

Pedro Vaca, director de la Fundación para la libertad de prensa (FLIP) denunció que lo de Camargo hacia Rodríguez era un acto flagrante de censura: “El máximo accionista de Deportes Tolima, Gabriel Camargo, censura y miente sin sonrojarse. Su capricho autoritario cuenta con la complicidad, el miedo o la reverencia de las autoridades públicas para hacer el trabajo sucio. Está claro que su club adora los aplausos pero no las críticas. Administrar un equipo de fútbol y una granja avícola tiene algunas diferencias. La granja tiene controles sanitarios. El equipo de futbol no; pero al ser de figuración pública, tiene que acatar mínimos democráticos, entre ellos: la prohibición de censura”, escribió en el portal El Olfato.

Camargo llegó al Deportes Tolima a comienzos de la década del noventa, cuando la institución era una entidad sin ánimo de lucro y cuyo fin era fortalcer el fútbol amateur. Pero eso cambió el 27 de junio de 2011. Aquel día el Deportes Tolima se convirtió en una sociedad anónima totalmente controlada por Camargo. Como socios quedaron sus hijos y su esposa Serrano. Así, el exsenador pasó de ser iversionista a dueño absoluto del llamado equipo Vinotinto y oro.   

En 2016, El Olfato publicó una noticia que versa sobre un acuerdo del Concejo de Ibagué con el que le querían aprobar a Camargo una millonaria exoneración de impuestos. Según se lo dijo a ese portal el concejal William Rosas, lo que buscaba el acuerdo era que Camargo no pagara el impuesto de Industria y Comercio, ni que hiciera “aportes a la ciudad por la publicidad que explota en el estadio Manuel Murillo Toro ni por la venta de camisetas”.

Y es que siendo el máximo dirigente del único club en la primera A profesional de Ibagué, en las elecciones locales Camargo suele apoyar candidaturas de concejales, diputados y hasta alcaldes. En los pasados comicios por el cargo de primer mandatario de Ibagué, Camargo se la jugó por el uribista Ricardo Ferro, quien perdió la contienda con Guillermo Alfonso Jaramillo.

Pero ese entusiasmo por la política no ha sido gratuito. El deportes Tolima estuvo durante dos décadas exonerado de pagar arriendo en el estadio Murillo Toro. Hasta que la Alcaldía comenzó a exigirle un canon de 2 millones de pesos más el 8% de la taquilla. Pese a las amenazas de Camargo de llevarse al equipo para otra ciudad, el empresario no tuvo más opción que comenzar a pagar. En 2017, Camargo volvió a advertir que abandonaría Ibagué si el alcalde Jaramillo, a  quien acusó de estarle cobrando su apoyo a Ferro, decidía subirle al arriendo.

Entre Jaramillo y Camargo ha habido todo tipo de tensiones. El alcalde alguna vez propuso que se hiciera un esfuerzo para comprarle el equipo al exsenador. La propuesta tuvo poco eco.

Pese a esas polémicas, nadie podría negar que la gestión de Camargo con el equipo le ha dado frutos. Sobre todo personales. Ha logrado a lo largo de más de veinte años volver rentable una empresa compleja consiguiendo jugadores de bajo precio que al paso de un par de temporadas se sobrevaloran. Desde que Camargo tomó las riendas del Deportes Tolima, el club ha logrado dos títulos de liga: uno en 2002 y el más reciente en 2018.

En la medida en que el club de Camargo ha prosperado y ha visto crecer sus finanzas, el equipo masculino dejó de ocupar los últimos puestos de la tabla para pelear en cada torneo posiciones de privilegio. Sin embargo, el panorama para las mujeres no puede ser más incierto y penoso debido a la falta de apoyo. En la primera participación en la liga colombiana, las jóvenes del Deportes Tolima lograron pasar de la fase de grupos. Se trató de una hazaña en la que nada tuvo que ver Camargo. El equipo, que en realidad ha salido adelante gracias a Funda Salud, en su primer partido no tenía lo básico para salir a jugar: agua, uniformes ni contratos dignos para las jugadoras. Tan es así, que en ese primer encuentro el equipo tuvo que salir al campo sin jugadoras en el banco de suplentes, pues el resto del plantel carecía de contrato.

Y con las recientes declaraciones homofóbicas y machistas de Camargo, las esperanzas de un apoyo por parte del Deportes Tolima al fútbol femenino son cada vez más remotas. Luego de que el exsenador traspasara fronteras por sus comentarios en contra de las mujeres que se dedican al fútbol, el periodista Pascual Gaviria cerró el episodio con estas palabras en Twitter: “Si alguien se hubiera propuesto hacer una caricatura para representar el machismo más cerrero, la homofobia mas vulgar, y el tono con el peor aliento posible, no hubiera logrado construir a Gabriel Camargo”.   

Vea aquí el mensaje de Josep Pedrerol, uno de los periodistas más influyentes de España, sobre las palabras de Camargo: